La respuesta del Islam a problemas del mundo contemporáneo (27)

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Rechazo del racismo

De entre todas las pestes que infectan la era actual, el racismo es la que supone un mayor peligro para la paz mundial.

El Santo Corán recuerda no sólo a los musulmanes, sino a toda la humanidad:

یٰۤاَیُّہَا النَّاسُ اتَّقُوۡا رَبَّکُمُ الَّذِیۡ خَلَقَکُمۡ مِّنۡ نَّفۡسٍ وَّاحِدَۃٍ وَّخَلَقَ مِنۡہَا زَوۡجَہَا وَبَثَّ مِنۡہُمَا رِجَالًا کَثِیۡرًا وَّنِسَآءً ۚ وَاتَّقُوا اللّٰہَ الَّذِیۡ تَسَآءَلُوۡنَ بِہٖ وَالۡاَرۡحَامَ ؕ اِنَّ اللّٰہَ کَانَ عَلَیۡکُمۡ رَقِیۡبًا

“¡Oh humanos! Temed a vuestro Señor quien os creó de un sólo ser del cual creó a su pareja y de los dos hizo descender a muchos hombres y mujeres; y temed a Al’lah, en cuyo nombre recurrís unos a otros, y temedle particularmente respetando los lazos del parentesco. En verdad, Al’lah os observa”. (C. 4: Al-Nisa: 2)

Nadie es superior a los demás. De manera similar, el Santo Corán afirma:

یٰۤاَیُّہَا النَّاسُ اِنَّا خَلَقۡنٰکُمۡ مِّنۡ ذَکَرٍ وَّاُنۡثٰی وَجَعَلۡنٰکُمۡ شُعُوۡبًا وَّقَبَآئِلَ لِتَعَارَفُوۡا ؕ اِنَّ  اَکۡرَمَکُمۡ عِنۡدَ اللّٰہِ اَتۡقٰکُمۡ ؕ اِنَّ اللّٰہَ عَلِیۡمٌ خَبِیۡرٌ

“¡Oh humanos! Os hemos creado a partir de un varón y una hembra; y os hemos constituido en clanes y tribus para que os reconozcáis mutuamente. En verdad, el más honrado de entre vosotros, a la vista de Al’lah, es el más piadoso de entre vosotros. Ciertamente Al’lah es Omnisciente, Conocedor de todo”. (C. 49: Al-Huyurat: 14)

Y:

یٰۤاَیُّہَا الَّذِیۡنَ اٰمَنُوۡا لَا یَسۡخَرۡ قَوۡمٌ مِّنۡ قَوۡمٍ عَسٰۤی اَنۡ یَّکُوۡنُوۡا خَیۡرًا مِّنۡہُمۡ وَلَا نِسَآءٌ مِّنۡ نِّسَآءٍ عَسٰۤی اَنۡ یَّکُنَّ خَیۡرًا مِّنۡہُنَّ ۚ وَلَا تَلۡمِزُوۡۤا اَنۡفُسَکُمۡ وَلَا تَنَابَزُوۡا بِالۡاَلۡقَابِ ؕ بِئۡسَ الِاسۡمُ الۡفُسُوۡقُ بَعۡدَ الۡاِیۡمَانِ ۚ وَمَنۡ لَّمۡ یَتُبۡ فَاُولٰٓئِکَ ہُمُ الظّٰلِمُوۡنَ

“¡Oh vosotros, los creyentes! No permitáis que un pueblo se burle  de otro que puede ser mejor que ellos, ni que las mujeres se burlen de otras que pueden ser mejores que ellas. No calumniéis a vuestra propia gente, ni os llaméis mutuamente por nombres deformados. Malo es, en verdad, volver a caer en la mala práctica de los días de la ignorancia después de haber creído; mas quienes no se arrepienten son perversos”.  (C. 49: Al-Huyurat: 12) Aparentemente, la sociedad actual parece estar alejándose del racismo y del apartheid, y que está concienciándose de los horrores relacionados con ambos. Pero si se examina la cuestión con cuidado y con profundidad, es posible darse cuenta de que el racismo sigue presente en todas partes.

Una dificultad importante es la propia definición del “racismo”, pues puede parecer diferente desde perspectivas distintas. Es difícil trazar límites precisos entre el racismo, la conciencia de superioridad religiosa o de clase, el tribalismo, el fascismo, el imperialismo y el nacionalismo. El trato trágico e inhumano que los judíos recibieron a manos de los cristianos en Europa occidental durante más de mil años, podría considerarse que está enterrado en el pasado, pero el brutal tratamiento reciente sufrido por los judíos en los años 30 y 40 a manos de los nazis está demasiado fresco en nuestras memorias para ser olvidado. Por lo tanto, en el momento que oímos la palabra “racismo” nuestra mente torna inadvertidamente a la idea del antisemitismo y a la larga historia de malos tratos sufrida por la raza semítica a manos de los gentiles.

Es este, desde luego, un entendimiento muy limitado del racismo. Es tan limitado que las demás connotaciones del mismo escenario quedan completamente fuera de nuestra atención. Apenas nos detenemos a pensar en los extremistas de entre los judíos que miran a los gentiles con los mismos horribles prejuicios por los que ellos mismos fueron víctimas.

Pero esto no es todo. Hay mucho más racismo de lo que la vista pueda captar. El racismo, aunque no claramente identificado como tal, está oculto bajo diversas máscaras, siendo el nacionalismo una de ellas. De nuevo, los prejuicios religiosos, tribales, y regionales no son sino algunos de los ejemplos en los que el racismo funciona con nombres diferentes. Los prejuicios de los blancos contra los no-blancos suponen también formas de racismo, si bien no es justo culpar sólo a los blancos por abrigar prejuicios contra quienes no comparten su color y complexión. También existe el racismo negro, el racismo amarillo, y el racismo de quienes no pueden ser claramente definidos como blancos, negros o amarillos, pero que ocupan algún lugar intermedio.

La esencia del racismo es el prejuicio de clase. Quizá sea esta la mejor definición del racismo. Cuando la gente comienza a actuar con prejuicios contra otra clase, con el pretexto de su propio interés de clase, el racismo comienza a descubrirse y a erigir su cabeza peligrosa y letal. No se ejerce ninguna discreción en la expresión de su odio; no se toma en cuenta ningún mérito individual, y la generalización se convierte en ley.

Hace no muchos años, el hemisferio occidental se hallaba dividido principalmente entre la cristiandad y el islam. El papel que jugaron los judíos en aquella época de fuertes prejuicios religiosos, frente a los musulmanes orientales, es bastante oscuro. Se conoce, sin embargo, el hecho de que los judíos formaban parte de la Europa cristiana, que desconfiaba de las naciones musulmanas del mediterráneo y recelaba de la expansión musulmana hacia occidente.

Durante aquel período de intensas hostilidades entre cristianos y musulmanes, existía un elemento añadido de racismo, basado en la diferencia de color. En aquel momento, los musulmanes de Indonesia, Malasia, China y la India permanecieron totalmente al margen e indiferentes. El conflicto se asemejaba más a una coalición árabe-turca contra la Europa cristiana en conjunto.

Aunque esta historia parecía enterrada y olvidada, se puede apreciar que está levantando la cabeza de nuevo. Los problemas humanos nunca parecen morir definitivamente por muy enterrados que aparenten estar. Volviendo a la época presente, mientras el mundo estaba polarizado por las dos superpotencias y sus aliados, era vital para los intereses de Occidente no remover estas cuestiones ni permitir que fueran removidas. Sin embargo, desde que amaneció una nueva era con la relación este-oeste, el caballero oscuro de la época medieval, se apresta a soltar su sombra siniestra.

Existe un peligro real de resurgimiento de las rivalidades históricas cristiano-musulmanas en el nuevo clima creado por los importantes cambios de la Unión Soviética y Europa oriental. Esto puede verse agravado si tomamos en consideración los intereses creados por ambas partes. Nos tememos, que a este respecto, el clero de ambos lados, del cristianismo y del Islam, jueguen, muy probablemente, un papel siniestro en el empeoramiento de la situación y en la destrucción de las perspectivas de paz y armonía entre musulmanes y cristianos. Si esto ocurre, sucedería en favor de la causa de Israel.

Existen, de nuevo, líneas divisorias político-económicas que están dando origen a un nuevo tipo de racismo, es decir, el racismo del Norte rico y el del Sur pobre. Oriente y el Occidente quedan reflejados en la siguiente frase:

“East is east and west is West and never the twain shall meet”

(El Oriente es el Oriente y Occidente es Occidente, y nunca se encontrarán los dos)

La reciente detente y reaproximación entre las grandes potencias puede revivir las controversias y rivalidades históricas político-religiosas entre el occidente cristiano y el oriente musulmán. No sería sorprendente que el este y el oeste comenzaran a distanciarse progresivamente como resultado de un nuevo imperialismo y racismo basado en múltiples causas que habrá de surgir de esta reciente detente entre las superpotencias.

De acuerdo con la terminología universalmente aceptada, la definición del racismo parece estar desfasada y habría de extenderse a otras áreas que, aparentemente, no tienen implicaciones raciales. Nuestra observación particular se basa en el estudio detallado y profundo de la motivación humana que da origen al racismo. Mientras que las fuerzas motivadoras subyacentes sigan siendo las mismas, tanto si se denomina racismo cierta expresión de conducta humana distorsionada, como si le denomina con otro nombre más decente o civilizado, el mal es esencialmente el mismo.

El racismo, en su sentido más amplio ha de entenderse como un conjunto de prejuicios que son opuestos a las consideraciones de justicia absoluta e imparcialidad.

A medida que se apagan las divisiones ideológicas, otras divisiones ya marcadas en distintos planos de las relaciones internacionales habrán de crecer y definirse con detalle. La vieja división tradicional entre Oriente y Occidente quedó reducida a un segundo lugar insignificante durante la era álgida de las rivalidades capitalistas-socialistas. 

Con el nacimiento del neo-socialismo, en el que las naciones sustituirán a los individuos y clases de individuos, la polarización entre ricos y pobres no seguirá teniendo lugar entre los ricos de una nación y su interacción con los pobres de otra nación. Durante algunos años esta polarización catastrófica podría mantenerse bajo control pero, al final, sería inevitable una confrontación a gran escala.

(Continuaremos en la próxima entrada, la número 28).