Karen Moll
Nos trasladamos a un continente aún por descubrir, un manantial donde la pureza destaca en cada rincón y del cual podemos sacar destellos de naturaleza viva en libertad. En mayor o en menor medida cada uno tenemos una descripción de un lugar o un paisaje aún mucho antes de haberlo conocido o haberlo visitado.
Siempre ha sido destacado por todos que cada viaje desata un sentimiento diferente que es eternamente enriquecedor. Conocer nuevos lugares despeja la mente; la amplia abarcando nuevos límites que hasta entonces nunca hubiésemos llegado a despertar o atravesar de no ser por la cercanía del entorno que visitas, la cultura, costumbres, el clima, sus gentes…etc.
Un conjunto embriagador que ha dado como resultado un producto de lujo, una esencia única ahora de edición limitada que la diseñadora Carolina Herrera ha perfeccionado hasta darla origen para sus fieles, y no tan fieles , seguidores. Una aventura durante un viaje a África se trasladada a un frasco especial, lleno de matices tan característicos como: el olor a café, pimienta rosa y madera.
Un todo que no sería exclusivo de no ser por su frasco estampado con toques militares, que se mantienen lacrados por un tapón dorado, que pone el punto y seguido a una experiencia que puede ser revivida cada vez que se use.
Un perfume que puede cautivar a cualquier hombre de espíritu aventurero predispuesto a hacer de su elección una apuesta segura. Acierto que está por confirmar por la huella que a partir de entonces es capaz de registrar, tanto en propios como en ajenos.