De los últimos destellos del impresionismo a las 31 mujeres de Peggy Guggenheim pasando por Weegee

La Fundación Mapfre irrumpe en el otoño de Madrid con tres grandes exposiciones con las que espera batir su propio récord de visitantes 
Impresionismo Fundación Mapfre
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Los marchantes de arte se distinguieron siempre por su apasionado enamoramiento por las obras que compraban y por su no menor tenacidad en la defensa de los artistas en los que habían puesto sus complacencias. 

Las relaciones entre aquellos y estos cubrieron a menudo el amplísimo abanico que va del amor eterno al odio cerval, episodios que han sido a menudo glosados en artículos, novelas y piezas de teatro memorables. 

Probablemente, esas figuras míticas ya no existan, habida cuenta del profundo romanticismo que marcaba su mecenazgo. Es muy posible que hoy existan muchos y más acaudalados coleccionistas, capaces de prendarse de determinadas obras, pero raramente estarán revestidos del profundo sentimiento de sus antecesores, convencidos en el fondo de sus almas de que podrían cambiar el mundo y el curso de la historia a través del arte, y naturalmente de su autoridad para condicionar o modificar las tendencias, y consiguientemente la marcha de la sociedad en su conjunto. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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El francés Paul Durand-Ruel (París,1831-1922), galerista, coleccionista y uno de los marchantes más relevantes de la escena cultural francesa, conocido por defender desde sus inicios a sus protagonistas, apostó decididamente en los últimos años de su vida por cinco jóvenes pintores postimpresionistas: Henry Moret, Maxime Maufra, Gustave Loiseau, Georges d´Espagnat y Albert André. 

La exposición que presenta ahora la Fundación Mapfre muestra la relación del marchante con todos ellos, así como la trayectoria artística de cada uno de ellos a través de una cuidada selección de sus pinturas, gran número de ellas procedentes de colecciones particulares, con el objetivo de darlas a conocer a un público mayoritario. 

Si estos artistas no han alcanzado la fama de algunos de sus contemporáneos se debe tanto a que el propio Durand-Ruel no vivió lo suficiente como para asegurar su éxito, como porque por aquellas fechas de principios del siglo XX las vanguardias históricas se encontraban en plena efervescencia y el trabajo de estos cinco pintores parecía menos innovador. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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Si encomiable fue lo que aportó Durand-Ruel a la historia del arte, tanto o más importante es la contribución de la mecenas Peggy Guggenheim (Nueva York, 1898- Padua, 1979). Su instalación en París primero, y en Londres cuando el nazismo ya iba asomando sus garras, le permitió entablar relación, entre otros, con Marcel Duchamp, Constantin Brancusi, Djuna Barnes, Vasili Kandinski o Yves Tanguy. 

La exposición que ahora se muestra en la Fundación Mapfre es una réplica de la Exhibition by 31 Women, muestra organizada por la propia Peggy Guggenheim en 1943 en su galería de Nueva York Art of This Century. 

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No están las mismas obras de aquella exposición, que fue un auténtico bombazo en la populosa Nueva York, que ya estaba adelantando a París como capital cultural mundial. Pero, sí están obras de las 31 mujeres que se agruparon en aquel gran acontecimiento neoyorkino, con nombres tan sonoros hoy y entonces como Leonora Carrington, Frida Khalo, Gypsy Rose Lee, Valentine Hugo, Dorothea Tanning o Maria Helena Vieira da Silva. Muchas de las obras de aquellas 31 artistas pertenecen hoy a la empresaria y coleccionista norteamericana Jenna Segal, que ahora las ha aportado para la celebración de esta muestra en Madrid. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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La mayoría de aquellas artistas estaban ligadas al surrealismo, de cuyo movimiento liderado por André Breton y su manifiesto se cumple ahora el primer centenario. Él lo definió como “automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento”. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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En esta exposición se pone el acento en las redes de colaboración, solidaridad y amistad que se forjaron entre aquellas mujeres artistas, que, apoyadas por Peggy Guggenheim, reafirmaron su independencia y supieron esquivar los tópicos asociados a la etiqueta “mujer artista” en el mundo del arte de aquel periodo. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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La tercera exposición está dedicada a una figura imprescindible de la fotografía estadounidense de la primera mitad del siglo XX, Arthur H. Fellig, conocido bajo el pseudónimo de Weegee (Zólochiv, 1899- Nueva York, 1968). Sus fotografías de sucesos, crímenes, incendios y accidentes de coche fueron la espoleta por la que los medios norteamericanos convirtieron aquellas noticias en espectáculos, tendencia que terminaría por impregnar a toda la sociedad. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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La muestra que ahora se exhibe en Madrid quiere dar a conocer también una parte de su trayectoria menos conocida, la que desarrolló entre los años 1948 y 1951 en Hollywood, donde se centró en la sociedad del espectáculo. Es el momento en que abandona la foto de impacto, seca, cortante y cuyo realismo no necesita de aditamentos, por el trucaje en laboratorio, con el que se permite criticar la imagen de actores, cantantes, presentadores y políticos. 

Impresionismo Fundación Mapfre
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Tal y como señala Clément Chéroux, comisario de la exposición, “durante su primera etapa neoyorkina Weegee mostró que los tabloides vendían su crónica de sucesos como un espectáculo. A partir de 1945, puso en evidencia que el sistema mediático espectacularizaba a ultranza a los famosos”. 

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Tres muestras, en suma, que trasladan al visitante a mundos e historias muy diferentes, si bien el denominador común es siempre la enorme riqueza que comporta la distinta visión de cada artista del mundo que le rodeaba y él o ella contemplaban con ojos críticos. Mundo, que al fin y al cabo sigue su marcha, imperturbable, sin detenerse nunca.