El Real Madrid sin flor, sin ideas y sin plantilla
Ramos y Hazard fueron titulares en Stamford Bridge. El primero llevaba más de 40 días sin jugar y el segundo se dejó todo el fútbol en ese desvencijado estadio londinense. Zidane estaba obligado a alinear al capitán porque nunca le ha sentado en el banquillo estando disponible. Hazard juega porque había que amortizar su fichaje y ponerle en el escaparate no vaya a ser que el estadio se quede sin techo. El belga está igual que en agosto de 2020 ante el City, pero con cuatro lesiones más por el camino.
El Real Madrid claudicó ante el cúmulo de despropósitos de toda la temporada. Una mala plantilla, la falta de gol, las lesiones musculares, las lesiones graves, la COVID, el culebrón de Ramos, jugadores fuera de forma… Unos por vergüenza torera y otros por devoción a ese escudo han ido sacando los partidos. Kroos, Modric, Courtois, Benzema, Casemiro, Lucas Vázquez… han visto como Isco, Marcelo o Ramos jugaban a otra cosa. La desgana de los dos primeros y la sobreexcitación permanente del camero le llevaron a jugar más de lo que su físico puede aguantar.
La flor de Zidane no funcionó en Londres. Y pudo hacerlo porque el planteamiento era, al menos, interesante. Nacho tapando a Ramos en la defensa. Mendy en una banda y Militao en la otra. Vinicius escondido en una esquina y el resto a tirar de la manta para arriba porque los pies de Courtois ya se encargaban de parar todo lo que pudieron. Que fue mucho y milagroso. Vinicius terminó la temporada en el partido de ida ante el Liverpool. Nunca más se supo de él. Un regate en 90 minutos bajo la mirada del defensa del Chelsea que con taparle un poco tenía suficiente. Modric es una obra de arte moviendo el balón. Benzema creó espacios, pero no había un delantero para ocuparlos. El francés tuvo las dos mejores ocasiones que obligaron a Mendy a lucirse.
El banquillo se movió en el minuto 60 para dar paso a Asensio y a Valverde. Una hora de partido y un gol en contra arrancaron al técnico francés dos cambios casi obligados. Al Real Madrid se le acababa la batería sin crear más ocasiones que su rival. Rodrygo y Mariano no tenían mucho más que ofrecer que unos pulmones frescos para corretear por el césped. Ni Ramos se atrevió a subir al área a rematar balones en el 93. No confía en su salto porque su rodilla no estaba para muchos trotes. Sabe que queda un final de Liga donde el Real Madrid no puede fallar. Pero también sabe que su futuro está lejos del club blanco y su cuerpo debe acompañarle donde quiera que vaya.
Zidane no supo leer el partido. Pero eso no debería sorprender al aficionado. Acumula más suspensos que aprobados en la táctica. Aunque es sobresaliente a la hora de ponerse delante de un jugador y sacar lo mejor de él. Militao, Valverde, Lucas Vázquez, algo de Vinicius y mucho de Benzema se han puesto cara a cara y han entendido lo que significa ese escudo. El francés ha sacado provecho de restos de serie de lo que un día fue tendencia en el fútbol europeo. En semifinales de Champions y con serias opciones de ganar la Liga. Dos hechos que vuelven a blanquear las paredes de la Casa Blanca. Las carencias son enormes, pero a Florentino Pérez le cuesta verlas. Muchos jugadores viven bien de su contrato y saben que el club no puede mercadear con ellos. Fichar estrellas es imposible para el Real Madrid de 2021. Y la cantera necesitaría tiempo y paciencia, pero eso se acabó el día que se fundó el club.
Las glorias deportivas ya no campean por España. Ni por Europa. Ahora las escribe Shakespeare. City y Chelsea se verán en la gran final de la Champions en Estambul. La de los fans. La de la UEFA.