Nadal juega su último partido

“No he jugado como he entrenado”. Rafa Nadal fue tajante con su derrota ante Van De Zandschulp por un doble 6-4 en los cuartos de final de la Copa Davis que se disputa en Málaga.
Además, dejó caer que una hipotética semifinal no se vería jugando dado su nivel competitivo. Un mensaje a David Ferrer que, todo apunta, a que puso a Nadal en el primer turno como mal menor y confió todo en Alcaraz, que ganó su partido, y en un duelo de dobles donde Nadal hubiera sido más útil para Marcel Granollers que el murciano.
España puso en riesgo la Copa Davis por Rafa Nadal y salió cruz. El mejor deportista de todos los tiempos lleva algo más de un año sin rendir a su máximo nivel en competiciones donde nadie persona.

Su intención fue la de retirarse en un 2024 pleno jugando los grandes torneos. Todo empezó en Australia con una dura derrota en el segundo partido ante McDonald. De Miñaur acabó con su presencia en el Conde de Godó en abril, en Madrid cayó en octavos de final y en Roma no pasó de la ronda de 32. En su gran ilusión, Roland Garros, todo acabó en un sorteo que le puso delante a Zverev y un 3-0 que le llevó directamente a los Juegos Olímpicos donde no pudo con Djokovic y acabó eliminado en dobles junto a Alcaraz.
La polémica en esos juegos apenas tuvo eco en España. Nadal llegaba como 275 del mundo tras un año parado por las lesiones, pero utilizó su ranking protegido para acudir a la cita de París, algo que molestó a Pedro Martínez, 48 del mundo en aquel momento.
“En este caso el ranking protegido es una injusticia porque ninguno de los dos (Nadal y Carreño) se ha perdido unos Juegos Olímpicos por haber estado lesionado, más allá de que sea Rafa, que todos queremos verlo en los Juegos Olímpicos, incluido yo como aficionado” y añadió a Relevo que “No lo veo del todo justo. Es como si yo me lesiono ahora y en cuatro años utilizo el ranking protegido en los Juegos de Los Ángeles”, añadió, haciendo extensa su queja.

Por causas que nadie conoce, Nadal ha acudido a dos citas importantes para el tenis español forzado por las circunstancias. Estar en París y ganar una medalla era un sueño imposible en vista de su ausencia, de las lesiones y del nivel del resto de jugadores.

Después, su presencia en la Copa Davis a modo de despedida ha sido un fracaso. Nada de lo que se esperaba en Málaga sucedió como se esperaba. El del Manacor jugó el primer partido porque se esperaba su derrota, pero se confiaba en Alcaraz y en el dobles. Todo acabó en una eliminación con las gradas del Martín Carpena casi vacías y un homenaje que nunca debió producirse casi a medianoche de un día laborable.

Deportivamente, la ensaladera se vio comprometida por la presencia de Rafa Nadal. Un día antes, España sacaba las uñas contra Morata por dejar tirar un penalti a Pedri en un partido oficial. El jugador del Milan quiso que el centrocampista del Barça marcara un gol en su tierra, pero falló el penalti y saltaron todas las alarmas de si se debía permitir algo así en un partido oficial. Son los riesgos de utilizar este tipo de eventos a mayor gloria de deportistas sin pensar en sus consecuencias.
Ninguna retirada es perfecta. No lo fue la de Federer y no lo ha sido la de Nadal. En los últimos meses, quizá la de Kroos haya salido perfecta. El grupo de aduladores que se mueve alrededor de Nadal en los medios tampoco ha ayudado, más bien ha intentado mantener viva una esperanza imposible a base de recordar los milagros deportivos de un tipo que ha trascendido del mundo del tenis.

Nadal ya se ha retirado. Ya no le veremos más en la tierra batida de París ni haciendo puntos imposibles. Fue bonito mientras ganó. Luego no.