Lo que esconden las palabras de Vinicius sobre el Mundial 2030 y el racismo

Vinicius tiene una cruzada contra el racismo desde hace varias temporadas. Al principio fue un insulto, un gesto, un comentario de un puñado de energúmenos que, en su ignorancia, no manejan más argumentos para desestabilizar a su rival.
Después fue el propio Vinicius el que se encendía como una llamarada y ponía en apuros a su equipo por dar demasiada importancia a un mal endémico del fútbol que nadie sabe erradicar. Y, ahora, han sido unas declaraciones contradictorias donde llega a decir que España no debería albergan un Mundial si siguen los gestos de racismo en los campos de fútbol.
Ese mensaje lo lanzó sin una pregunta de por medio. Y lo dijo tras asegurar que en España se estaba mejorando mucho por las sanciones impuestas, por ejemplo, a los que le insultaron en Valencia hace dos temporadas. Sus palabras han trascendido hasta la demagogia política y el propio alcalde de Madrid ha pedido que rectifique de inmediato.

Dicen los periodistas cercanos al club que el Real Madrid empieza a estar harto de un tipo que no hace más que significarse y algunos aficionados hasta hablan de una venta inminente antes de que ese vestuario se incendie.
En cualquier caso, Vinicius y los racistas se alimentan. Unos insultan y el otro provoca. Nada está justificado, pero esa regla no escrita de que todo lo que dicen a un futbolista va en el sueldo Vinicius no la debe conocer. Aunque una cosa es aguantar insultos y que se acuerden de tu madre y otra que te llamen “negro” y “mono” por el simple hecho de provocarte y sin el menor atisbo de racismo en tu vida fuera de ese estadio.
El globo racista que ha inflado el jugador brasileño va a explotarle al Real Madrid tarde o temprano. Un Balón de Oro podría calmar las cosas, pero Vini sabe que necesita protagonismo en un momento de su carrera donde Mbappé eclipsa a todos sus compañeros.

Ancelotti es el equilibrio en ese vestuario. Igual que Florentino en ese club. Cuando uno falle, el Real Madrid podría sucumbir a egos en lo deportivo y a manos interesadas en los despachos. Ellos dos controlan ese mar en calma que solo sabe ganar Champions, pero la gestión de Vinicius y su guerra contra el racismo les empieza a superar.
El racismo de España no se puede elevar a causa mundial como para quitarle un Mundial compartido con Marruecos y con Portugal con lo que eso significa para la sociedad. Es cierto que falta mano dura, leyes... pero también cultura entre los aficionados para que ir al fútbol no se convierta en un desahogo en el que vale todo.