El presidente de Brasil ha visitado Qatar y Arabia Saudí tras haber estado en Emiratos

Bolsonaro completa su gira por el Golfo con marcado acento económico

AFP/PRESIDENCIA BRASILEÑA/MARCOS CORREA - Jair Bolsonaro, presidente de Brasil

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha completado su gira por diversos países del Golfo con las visitas oficiales a Qatar y Arabia Saudí. El dirigente brasileño selló con el emir qatarí, Tamim bin Hamad, la firma de varios acuerdos relacionados con cooperación en materia de defensa, salud y permisos de viaje; mientras que en Arabia Saudí se ha centrado principalmente en el deseo de aumentar las exportaciones agropecuarias.

Bolsonaro arribó a tierras qataríes y saudíes tras haber visitado Emiratos Árabes Unidos, dentro de un periplo que ha buscado ampliar los lazos económicos del país sudamericano con la región árabe. El mandatario estuvo acompañado en este caso por varios ministros y asesores de diferentes ramos, como el económico o el de defensa. Bolsonaro ha propiciado el intento de aumentar las oportunidades de inversión en Brasil a través del capital árabe, como, por ejemplo, con el Programa de Concesiones y Privatizaciones (una gran maniobra de privatización en Brasil, la mayor de los últimos 20 años). Este modelo liberalizador intenta atraer a los inversores y a los mercados internacionales; aunque este paso de activos estatales a manos privadas, en este caso árabes, está generando enormes críticas en el sector de la izquierda política. 

En referencia al encuentro en Qatar, el entendimiento entre Bolsonaro y el emir Bin Hamad fue completo, sobre todo en el sector de la economía, que ha sido el eje sobre el que ha girado el programa del presidente brasileño por la región árabe. "Hemos hablado sobre varias cuestiones de interés común y hemos firmado acuerdos y memorandos de entendimiento para reforzar las relaciones entre los dos países y pueblos amigos", expresó Tamim bin Hamad en su cuenta de la red social Twitter tras entrevistarse con el líder conservador brasileño.

Según la información de la agencia de noticias estatal qatarí QNA, Bin Hamad y Bolsonaro rubricaron pactos para "eximir los requisitos de visado para la entrada de ciudadanos con pasaportes ordinarios" y convenios en materia de sanidad y formación de diplomáticos. También se firmaron acuerdos de servicios aéreos y un memorando de entendimiento sobre eventos internacionales importantes; de hecho, en este último punto QNA remarcó también que “Brasil es un socio participante en los proyectos de infraestructuras para recibir la Copa Mundial de Fútbol de 2022”, la cual albergará Qatar. 

Por otro lado, los Ministerios de Defensa de sendas naciones también suscribieron un memorando de entendimiento en materia de protección y seguridad nacional. 

Ya en Arabia Saudí Jair Bolsonaro incluyó en su agenda una reunión al más alto nivel con el príncipe heredero Mohamed bin Salman bin Abdulaziz al-Saud, además de encuentros de negocio con el grueso de la comitiva brasileña, y su presencia en el foro El Futuro de las Inversiones, conocido como el ‘Davos del desierto’. 

El mensaje claro de Jair Bolsonaro ha sido el de exhibir el anhelo de su país de aumentar las exportaciones agrícolas desde Brasil al reino saudí. El objetivo es claro, expandir la venta de productos agropecuarios ‘brasileiros’ ya que las naciones árabes son grandes compradoras de bienes importantes y característicos de la producción brasileña, como son la soja y la carne. “Brasil es un país importante para el mundo, muchos entienden esto por el bien de la seguridad alimentaria”, ha afirmado desde el Reino Bolsonaro, quien destacó la necesidad de “expandir los negocios agrarios”.

Uno de los retos de la delegación brasileña es que Arabia Saudí abra sus puertas al producto de pollo de la empresa BRF Foods ya que esta compañía brasileña perdió la certificación para exportar al país saudí a principios de año. “El mensaje siempre es pedirles que consideren expandir las importaciones o reabrirla”, ha señalado Bolsonaro. 

Además, otro de los objetivos de la Administración Bolsonaro dentro del marco de su gira por Oriente Medio ha sido el de vender el avión carguero militar KC-390, fabricado por la compañía Embraer. Se estima que hay bastante interés en adquirir este aparato y el líder conservador brasileño ha bromeado desde Arabia Saudí en este sentido señalando que estaba “preocupado” porque si todos los que confirmaron su interés quieren al final el KC-390 no habrá forma de cumplir con la demanda exigida. 

Bolsonaro también ha sido cuestionado por el estrechamiento de lazos con un país socialmente tan conservador como Arabia Saudí y por la polémica que se generó en torno al desplazamiento de la Embajada de Brasil en Israel a Jerusalén, transformado finalmente en la apertura de una oficina comercial sin estatus diplomático, aunque el dirigente llegó a señalar que no era momento de tratar estos temas y que lo que primaba en la visita era el tema económico. “Nuestra preocupación es la economía. Ese es el hecho principal”, ha argumentado Bolsonaro. 

En esta línea, también se entiende el viaje del máximo dirigente brasileño al golfo Pérsico como intento de reconciliarse con los países del entorno árabe y suavizar la situación después de la propuesta del año pasado sobre el asunto de la Embajada de Brasil en Israel en Jerusalén. 

La iniciativa, que habría significado el fin del apoyo brasileño a la fórmula de creación de dos Estados para solucionar el conflicto palestino, suponía una ofensa para las naciones árabes y podría haber llegado a suponer una amenaza para el comercio de 5.000 millones de dólares al año en exportaciones brasileñas de carne ‘halal’.

Previamente a las visitas a Qatar y Arabia Saudí, Jair Bolsonaro estuvo en Emiratos Árabes Unidos para asistir a un encuentro de negocios con agentes económicos estatales y representantes empresariales, además de para encontrarse con Mohamed bin Zayed al-Nahyan, príncipe heredero del emirato de Abu Dhabi; y también en China, país que se ha convertido desde 2009 en el mayor socio comercial de Brasil, siendo el principal destino de las exportaciones brasileñas y la mayor fuente de inversión extranjera del país sudamericano.