Arabia Saudí y China se comprometieron a cooperar para mantener la estabilidad del mercado mundial de petróleo, después de que el reino árabe fuera blanco de las críticas por parte de Estados Unidos por la decisión de la OPEP+ de rebajar la producción

China y Arabia Saudí ratifican la estabilidad del comercio de petróleo a largo plazo

photo_camera AFP/ VLADIMIR SIMICEK - Representantes de los países miembros de la OPEP asisten a una rueda de prensa tras la 45ª reunión del Comité Ministerial Conjunto de Seguimiento y la 33ª Reunión Ministerial OPEP y no OPEP en Viena, Austria, el 5 de octubre de 2022

Países como China, Turquía e India están demostrando ser socios afanosos de la industria rusa de combustibles, pues Turquía ha duplicado las importaciones de petróleo ruso este año y competido por convertirse en un centro de transferencia de GNL ruso a Europa tras los daños sufridos por los gasoductos Nord Stream. Dicho mercado de crudo se enfrenta a muchas incertidumbres como resultado de las complejas y cambiantes condiciones internacionales. Arabia Saudí destacó que sigue siendo “el socio y exportador más fiable de suministros de petróleo crudo a China”.

El ministro de Energía saudí, Abdulaziz bin Salman bin Abdulaziz, se reunió por videoconferencia con el director de la Administración de Energía nacional del gigante asiático, Zhang Jianhua, y ambos “garantizaron su disposición a cooperar para mantener la estabilidad del mercado mundial de hidrocarburos, manteniendo una comunicación efectiva, y fortalecer la reciprocidad para hacer frente a los futuros retos”. Ambos señalaron la importancia de intercambiar los puntos de vista, como dos de los productores y consumidores de energía más importantes a nivel mundial, según testificó la agencia oficial saudí de noticias SPA, que además amplió la información señalado también que los dos dirigentes subrayaron la importancia de un suministro fiable de petróleo a largo plazo para brindar estabilidad al mercado petrolero. Durante la conversación también se acordó “cooperar en el marco del acuerdo de cooperación bilateral en el campo de los usos pacíficos de la energía nuclear entre los Gobiernos de China y Arabia Saudí”, entre otros.

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Los trece miembros de la OPEP+, encabezada por Arabia Saudí y Rusia, decidieron el pasado 5 de octubre reducir sus cuotas de producción para mantener el precio del crudo, una decisión que tensó las relaciones entre Riad y Washington, provocando que la Casa Blanca revisara su relación con Arabia Saudí, al que acusó de “alinearse con Rusia”. El Reino, por su parte, defendió el acuerdo de la OPEP+ de reducir la oferta petrolera y afirmó que se trata de una decisión puramente económica, algo que fue respaldado por numerosos países, en su mayoría del Golfo. A pesar de los grandes descuentos, el precio del petróleo sigue siendo mucho más alto que en 2020, antes de la pandemia, lo que permite a Rusia ingresar más dinero por las exportaciones de petróleo a pesar de que la producción ha bajado.

Los países de la UE han luchado por desvincularse del combustible ruso en general, no sólo del petróleo; el gas natural ruso, bombeado a través de vías como el gasoducto Nord Stream 1, dañado en septiembre, proporcionaba alrededor del 40% del gas natural de Europa antes de la invasión de Ucrania. Pero incluso mientras Europa trata de alejarse de los flujos de gas ruso, invirtiendo en cambio en el combustible noruego, el GNL ruso está encontrando su camino hacia los mercados europeos a través de buques de carga, como escribió Javier Blas en Bloomberg a principios de esta semana.

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Incluso con el gasoducto Nord Stream 1 fuera de servicio, y dejando de lado las transferencias a China, ahora el mayor comprador de gas natural de Rusia, los países europeos están importando cantidades récord de GNL ruso a precios de mercado, según Bloomberg. Francia ha comprado entre enero y septiembre de este año un 6% más de GNL ruso que en todo el año pasado; España ya ha batido su récord de importaciones de GNL ruso este año, y Bélgica va camino de hacer lo mismo. Lo que está en juego con las importaciones de gas natural es algo diferente a lo que ocurre con el petróleo ruso, en varios sentidos.

En primer lugar, la UE no ha impuesto sanciones contra él como lo ha hecho con los productos petrolíferos, aunque el bloque tiene la intención de eliminar su dependencia de los combustibles fósiles rusos para 2027. En segundo lugar, Rusia ya ha utilizado la subordinación europea de su gas natural como instrumento de guerra; Rusia cortó el acceso a muchos países europeos que se negaron a pagar el GNL en rublos, y redujo la producción total a Europa en un 60% en junio y en un 80% en julio, según informó Reuters.

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A medida que Rusia se aleje aún más del mercado mundial, estos métodos se volverán más pronunciados y comunes, como lo han hecho en otros Estados sancionados como Irán y Venezuela, haciendo que el combustible para la maquinaria de guerra de Rusia y los ingresos que genera sean aún más difíciles de rastrear.

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