La carrera por crear una fortaleza estructural ya está en marcha, desde el Belt and Road hasta el Build Back Better World

La creación de infraestructuras, la nueva “guerra” de las grandes potencias

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La batalla por hacerse con el control del Orden Internacional nunca ha tenido tregua. Jamás se ha vivido una etapa de paz absoluta y, casi con total seguridad, nunca se vivirá. Lo que sí ha hecho es cambiar con el paso del tiempo, adoptar nuevas formas de intentar hacerse con la supremacía global y el control mayoritario de todos los recursos. Hace años, las guerras eran el medio para intentar alcanzar un fin que nunca ha parecido realmente accesible. Ahora, la creación de inmensas infraestructuras que abarquen medio planeta parece la alternativa para ganar influencia y aumentar el peso de un país en el mapa.belt-and-road

China fue una de las primeras en ponerse en marcha. Hace ya ocho años el presidente Xi Jinping anunció el proyecto “Belt and Road” (Iniciativa de la Franja y la Ruta). La infraestructura que se presentó en el 2013 estaba llena de ambición, quería abarcar más de medio mundo a través de redes de ferrocarril, carreteras y rutas marítimas. Todo ello comprendía la creación de nuevos puertos, estaciones y líneas de comunicación de unas dimensiones colosales. En su momento, se acordó la creación de 2.600 proyectos, más de 700 billones de dólares de inversión y la participación de hasta 126 países y 29 organizaciones internacionales.

La iniciativa china llegaba para demostrar que el control de las transacciones en una considerable parte del mundo era posible, que eran capaces de construir una red que conectase Asia con África y parte de Europa, mientras Occidente observaba sin reacción una expansión sin precedentes. Por fin, tras la pandemia de la COVID-19, la ansiada respuesta ha llegado por parte de los países del G7 bajo el nombre de “Build Back Better World”.g7-boris-johnson-biden

El objetivo principal de la iniciativa impulsada por el presidente estadounidense, Joe Biden, de acuerdo con los siete principales países industrializados es ayudar a los países con ingresos medios y bajos en la etapa post-COVID-19. Las cuestiones sanitarias, pero sobre todo las climáticas y del sector digital, según un comunicado de la Casa Blanca, centran los esfuerzos de un proyecto que pretende competir con la expansión del “Belt and Road” chino. En este caso, el coste ascendería hasta los 40 billones de dólares – gran parte de ello asumido por inversiones privadas – y tiene un plazo para implementarse que llegaría hasta el año 2035.

Además, este nuevo plan viene a coincidir con la creación de nuevas infraestructuras nacionales, como la que ya está en marcha en Estados Unidos y que contará con una inversión de 1,2 billones de dólares. O también la que se encuentra en proceso en India, presentado por el primer ministro, Narendra Modi, el pasado 15 de agosto, y que elevará su inversión hasta los 100 millones de rupias – alrededor de 1,35 billones de dólares –.grafico-inversion-g7

Uno podría pensar que ambos proyectos estructurales – “Belt and Road” y “Build Back Better World” – no son necesariamente opuestos o que incluso son compatibles. Sin embargo, a pesar de verse obligados a convivir, desde el G7 se han asegurado de presentar su proyecto como la alternativa clara al impulsado por China. El grado de polarización entre los países que han puesto en marcha estas iniciativas sigue escalando y las críticas por parte de ambos son constantes, como no podía ser de otra manera. Desde los siete países aseguran haber ideado un producto sustitutivo a lo que los chinos habían presentado hace casi una década, y que lleva siendo duramente criticado por Washington desde 2018.

Desde la Casa Blanca se acusaba a Pekín de llevar a cabo el “Belt and Road” con el objetivo de controlar el mundo mediante el financiamiento y la deuda, algo que no sentó nada bien en el seno del Gobierno chino. Los de Xi Jinping interpretaban las palabras estadounidenses como un intento de “abrir brechas” entre China y los que iban a ser sus socios. Y es que a pesar de que cerca del 20% de los proyectos que estaban previstos dentro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta se han visto pospuestos como consecuencia de la pandemia, el volumen de comercio de lo que ya está en activo ha alcanzado más de 6 billones de dólares entre los años 2013 y 2018, y ha creado más de 244.000 puestos de trabajo.xi-jinping-joe-biden

El acuerdo que une a China con África y Oriente Medio es muy sólido. La iniciativa a la que ahora se quiere hacer frente desde el G7 está alineada con otros proyectos como el Plan de Desarrollo de la Unión Africana “Agenda 2063” y la Unión Económica Euroasiática de Rusia. Y es que, además, Pekín contribuyó a la construcción de la línea ferroviaria en Kenia, entre la capital, Nairobi, y Mombasa, lo que demuestra el fuerte vínculo que ha ido construyendo China desde hace años. Según los observadores, esta competición de infraestructuras tendrá como claro beneficiado a los países con menos ingresos, en su mayoría africanos. Lo que queda por ver si “Build Back Better World” será una verdadera amenaza para el “Belt and Road” o no podrá hacer frente al gigante impulsado desde Asia.

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