Los líderes occidentales ofrecen un respaldo público a Israel mientras discretamente trabajan para encontrar una solución provisional al conflicto en Gaza. Estos esfuerzos se aceleran debido a la urgencia de mitigar las posibles consecuencias desfavorables desde el punto de vista geopolítico, evitando que China y Rusia aprovechen la situación en Oriente Medio en su propio beneficio. Además, los responsables políticos están enfocados en mantener la estabilidad política interna y proteger sus economías de los posibles impactos negativos derivados de las ramificaciones geoeconómicas.
En este contexto, se busca una solución temporal para evitar una escalada que podría desencadenar consecuencias económicas y políticas significativas a nivel mundial. La necesidad de prevenir la explotación del conflicto por parte de actores externos poderosos y proteger la estabilidad interna impulsa estos esfuerzos, donde se prioriza la contención del impacto económico y geopolítico en medio de un panorama global cada vez más complejo y desafiante.
En los primeros compases del conflicto en Oriente Medio, los cambios en los precios del petróleo sugieren que los participantes del mercado, incluidas las instituciones financieras, han optado por el escenario más probable conocido como "escenario base". Según esta perspectiva compartida, se espera que el impacto en la economía mundial sea mínimo, especialmente si otros países productores de petróleo pueden compensar cualquier pérdida de producción iraní utilizando su capacidad disponible.
En este escenario, el conflicto actual sería esencialmente una repetición de eventos pasados, con Israel ocupando temporalmente parte de Gaza y una aplicación más estricta de las sanciones estadounidenses al petróleo iraní.se asemeja a eventos pasados y no representa una amenaza inmediata e inesperada para la economía global.
Los mercados también contemplan un escenario negativo en el cual el conflicto se intensifica hasta las fronteras de Israel con Líbano, transformándose en una guerra por delegación entre Irán e Israel. En esta situación, las implicaciones económicas serían profundas. La escalada podría provocar un aumento en los precios del petróleo que oscilaría entre el 10% y el 40%, dependiendo de la magnitud de la expansión del conflicto y la participación de diversos actores. Este escenario sugiere un impacto significativo en los mercados financieros y en la economía global, con consecuencias potenciales para la estabilidad económica mundial.
Un impacto de tal envergadura en el mercado petrolero podría desbaratar los esfuerzos globales por estabilizar los precios, lo que llevaría a una tasa de inflación mundial que superaría el 7% en el próximo año.
En Estados Unidos, alcanzar el objetivo de inflación del 2% establecido por la Reserva Federal sería difícil, exacerbado por un inminente déficit presupuestario de $2 billones, impulsado por factores como el envejecimiento de la población y el aumento de los gastos en atención médica y servicios de interés. Si esta tendencia persiste, para 2025, el déficit podría superar el gasto en defensa, llegando al 18% para 2028.
En Europa, especialmente en Alemania, estos acontecimientos podrían agravar la crisis existente de los costos de vida y agotar las reservas fiscales esenciales. Alemania, siendo el motor de la economía europea, enfrenta desafíos significativos. Cualquier sacudida adicional en el mercado global se espera que impacte severamente su sector manufacturero, que ya está tenso debido a la reestructuración en curso del orden geoecónomico global.
Hasta ahora, el escenario más probable sigue siendo el escenario base. Apartarse de esta ruta podría acarrear consecuencias económicas significativas a nivel global. Si Irán optara por cerrar o interrumpir el estratégico Estrecho de Ormuz, por donde pasa el 20% de los suministros diarios de petróleo del mundo, la capacidad de producción disponible podría no ser suficiente para mitigar el impacto. Además, existe el riesgo adicional de que China y Rusia aprovechen el conflicto en su propio interés.
Mohamed Filali. Fundador y jefe ejecutivo de JuriFiscal