Después de prácticamente 30 años, España podría volver a vender buques patrulleros al reino de Marruecos. Actualmente se está tratando las condiciones de la operación, en la que Navantia, sociedad pública española dedicada a la construcción naval civil y militar, suministraría dos embarcaciones de vigilancia por un montante de 260 millones de euros. Solamente falta el visto bueno del rey alauí Mohamed VI.
Fuentes gubernamentales y militares confirmaron este movimiento prácticamente histórico por el cual la industria naval española volvería a servir después de tanto tiempo una embarcación militar para la flota marroquí.
Se trata de dos patrulleros de altura de la clase Avante, fabricados por el astillero público Navantia y de características similares a los cuatro Buques de Vigilancia del Litoral vendidos en el año 2005 a Venezuela: con 1.500 toneladas de peso, 80 metros de eslora, una autonomía de 4.000 millas náuticas a una velocidad de 16 nudos y con una capacidad para 40 tripulantes.
El coste total de los dos barcos supone unos 260 millones de euros, que significarían un importante ingreso para la industria naval pública española, ya no solo por la venta en sí, sino también por el posterior servicio de mantenimiento a llevar a cabo en los propios astilleros nacionales.
Además, la operación supone un movimiento estratégico importante con un socio geopolítico importante para España como es el vecino país norteafricano.
Como ha recordado el diario El País, el astillero español ya entregó a Marruecos en 1982 el buque Teniente Coronel Errahmani, una corbeta de la clase Descubierta que durante tres décadas fue estandarte de la Marina Real alauí y que fue construida en las instalaciones gallegas de Ferrol. España cuenta todavía con dos buques activos de esa misma categoría, como son el Infanta Elena y el Infanta Cristina.
A principios de los años 80 del siglo XX el reino marroquí también adquirió cuatro patrulleros de la clase Lazaga, construidos en la sede gaditana del astillero público en San Fernando. Aunque, en años posteriores, Marruecos se decantó por otros proveedores navales como Francia, e incluso Holanda, dejando de lado unidades de fabricación española. Este extremo es el que otorga gran relevancia a la posible operación que se puede materializar ahora.
Estos Buques de Vigilancia del Litoral pueden llevar a cabo misiones de reconocimiento, vigilancia, búsqueda y rescate; y defensa también gracias al armamento que llevan montado.
Importante es sobremanera la labor de búsqueda y rescate de migrantes. Por sus características, estas embarcaciones son muy adecuadas para interceptar la salida de pateras con migrantes irregulares, tema muy del interés de España, que recibe en sus costas un importante número de estos y que vería bien que la Marina marroquí se fortalezca en esta actividad con la incorporación de este tipo de embarcaciones para actuar en alta mar.
Por otro lado, esta negociación llega en un momento crucial en la relación entre ambos países ya que Marruecos insiste en su derecho a ampliar sus aguas territoriales y sus dominios marítimos, a través de unas leyes pendientes de aprobar en el Parlamento marroquí (se prevé que salgan adelante sin mayor impedimento a principios de 2020); lo cual genera conflicto con diversos países como España.
La polémica radica en que la nueva delimitación marítima puede llegar a entrar en conflicto con la extensión de las aguas españolas en las islas Canarias. Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Marruecos, se ha venido manteniendo firme, aunque también conciliador. “Marruecos está en su derecho soberano, pero no busca ir más allá de sus derechos”, ha recalcado. “Marruecos no busca imponer hechos consumados; está abierto al diálogo, especialmente con España”, ha insistido el ministro, quien, del mismo modo, ha mostrado su disposición a resolver cualquier tipo de controversia que pueda aparecer con otras naciones como Mauritania y Portugal.