El corredor alimentario, acordado por el grupo I2U2, conectará Bombay con los puertos emiratíes y con la costa mediterránea israelí, y servirá como alternativa a la Nueva Ruta de la Seda china

La ruta India - Emiratos Árabes - Israel, una alternativa para la seguridad alimentaria global

REUTERS/VALENTYN OGIRENKO - Fotografía de archivo. Cosecha de trigo cerca del pueblo de Hrebeni, en la región de Kiev

Han pasado muchas décadas desde la última vez que el mundo se vio obligado a enfrentar una sucesión de crisis globales tan próximas entre sí como han sido la paralización económica y comercial internacional, causada por la pandemia del coronavirus, y las consecuencias energéticas y alimentarias de la invasión rusa sobre Ucrania

“En el siglo XXI los desafíos son locales, pero las soluciones deben ser globales”, decía el primer ministro israelí, Yair Lapid, hace ya algunas semanas tras su encuentro con sus homólogos emiratí, indio y estadounidense; Mohamed bin Zayed, Narendra Modi y Joe Biden, respectivamente. “Necesitamos pensar en nuevos términos cuando se trata de energía, seguridad alimentaria, tecnología del agua, defensa y comercio”. 

Este fue el propósito con el que los cuatro líderes se reunieron, el 14 de julio por vía telemática, en la que ha sido considerada como la primera cumbre del grupo I2U2 (por las iniciales, en inglés, de las cuatro potencias: India-Israel y Estados Unidos-Emiratos Árabes Unidos). Un encuentro que giró en torno a la cooperación de las cuatro potencias en el ámbito de las energías renovables y el de la seguridad alimentaria

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Un corredor entre Bombay y Haifa

En este sentido, las tres potencias asiáticas se encuentran trabajando en la creación de un corredor alimentario que conecte la India –segundo productor de trigo a nivel mundial, solo por detrás de China– con la región de Oriente Medio para evitar las repercusiones de nuevas crisis globales, garantizar la seguridad alimentario del Golfo y aumentar el valor de la producción de alimentos india. Algo que recogía la declaración conjunta emitida por los cuatro líderes de I2U2, a mediados del mes de julio: “se han discutido formas innovadoras de garantizar sistemas de producción y entrega de alimentos más diversos y más a largo plazo, para poder manejar mejor las crisis mundiales”. 

De esta forma, la ruta comenzará en la costa india del Mar Arábigo, pasando por los puertos emiratíes, como un enlace importante, hasta llegar a la costa mediterránea de Israel; y pese a que servirá como una alternativa a la Iniciativa china de la Franja y la Ruta, no nace con un propósito “anti-chino” coordinado por Washington. Además, se espera permita triplicar el comercio de alimentos entre los Emiratos Árabes Unidos y la India para 2025.

Cada uno de los países implicados aportará al proyecto sus experiencias y capacidades, ya que Abu Dabi planea invertir 2.000 de dólares para desarrollar una cadena de complejos alimentarios que emplee tecnologías ecológicas en toda la India, tratando de reducir el desperdicio de alimentos, conservar el agua dulce y utilizar fuentes de energía renovables. Por su parte, la India proporcionará tierras e incorporará a sus agricultores, mientras que Estados Unidos e Israel instarán a sus sectores privados a ofrecer su experiencia.

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I2U2

El “Quad del Oeste asiático”, según lo han calificado algunos analistas internacionales, comparte con la alianza vecina (conformada por EE. UU., Australia, Japón y la India) un carácter regional, multilateral e informal que aspira a servir como contrapeso a la creciente influencia china en el Indo-Pacífico

Una herramienta más del Gobierno de Washington por resurgir y consolidarse en los escenarios diplomáticos de Oriente Próximo, el Sudeste Asiático y la región del Indo-Pacífico. “Creemos que la I2U2 puede convertirse en una característica de la región más amplia, al igual que la Quad se ha convertido en un pilar central de la estrategia Indo-Pacífica de Estados Unidos”, decía el asesor de seguridad nacional estadounidense, Jake Sullivan. 

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Una iniciativa de varios ejes

En cualquier caso, la iniciativa I2U2 gira en torno a una multiplicidad de cuestiones estratégicas que relacionan a los cuatro países. Por un lado, la normalización de las relaciones entre Emiratos Árabes Unidos e Israel, con la firma de los Acuerdos de Abraham, en el año 2020, permitió a las dos potencias desarrollar el proyecto de una red ferroviaria que, a falta de 300 kilómetros por construir en Jordania y Arabia Saudí, conectará los territorios de ambos países. A lo que se ha sumado la reciente firma de un Acuerdo de Libre Comercio entre Abu Dabi y Tel Aviv, que permitirá el fortalecimiento de las relaciones trilaterales a la luz del acuerdo ya existente entre Emiratos y la India. 

Además, y según explicaba el miembro del Instituto de Estudios del Sur de Asia en la Universidad Nacional de Singapur, Michael Tanchum, en su informe “El corredor árabe-mediterráneo de la India: Un cambio de paradigma en la conectividad estratégica con Europa”, Riad y Abu Dabi han dedicado una parte de sus esfuerzos, durante los últimos años, a financiar el “Corredor alimentario India-Oriente Medio”, impulsando la transformación de la agricultura y la gestión del agua indio con partidas de cerca de 7.000 millones de dólares estadounidenses coordinadas por la empresa Emaar Group. Cuestiones que evidencian los intereses comerciales entendidos como la base de los vínculos geoestratégicos regionales. 

Paralelamente, el empeño estadounidense –ya de sobra conocido– por contrarrestar el poder chino en la región (con la Iniciativa de la Franja y la Ruta), unido a la rivalidad sino-india y al interés de Nueva Delhi por conquistar nuevos mercados y expandirse comercialmente en uno de los mayores centros económicos del siglo XXI, no ha hecho más que facilitar la creación de la alianza.