La red de aeropuertos existente en Europa ha registrado una caída en el número de viajeros del 98,6% durante el pasado abril, en comparación con el mismo mes de 2019. Representa una pérdida de 202 millones de pasajeros, según datos del Consejo Internacional de Aeropuertos, el organismo que agrupa a la mayor parte de las instalaciones aeroportuarias de todo el mundo.
Por los más de 500 aeropuertos europeos han transitado durante abril tan solo 2,8 millones de pasajeros, un volumen prácticamente insignificante, poco más de la mitad del que registró el mismo mes del año pasado el aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, por el que desfilaron 5 millones de pasajeros. La caída también se aprecia, por ejemplo, en el aeropuerto de Bruselas, que en abril atendió a 17.000 pasajeros, cuando fueron 2,3 millones ese mismo mes de 2019, lo que supone una caída del 99,3%.

Según cifras aportadas por el director general responsable de la ACI para la región de Europa, Olivier Jankovec, las instalaciones aeroportuarias del viejo continente “están de rodillas”. Han perdido “más de 315 millones de pasajeros desde el comienzo del brote de COVID-19 y superarán los 500 millones antes de que concluya el mes de mayo”.
La ACI pone sobre la mesa que mientras que los costes de funcionamiento se mantienen porque “muchas terminales están parcialmente abiertas”, sus fuentes de ingreso “han desaparecido, la mayoría del personal ha visto cancelados sus contratos y las inversiones han dejado en suspenso”. Olivier Jankovec advierte a las autoridades de Bruselas y de los gobiernos nacionales que la situación de degradación “se prolonga durante demasiado tiempo” y que resulta “urgente restablecer cuanto antes el tráfico aéreo” y las vías de generación de ingresos, “de forma prioritaria durante los meses del verano”.

En la semana comprendida entre el 11 y el 17 de mayo ‒la semana 20 del año‒ se produjo un promedio diario de 4.572 vuelos, lo que supone 189.294 menos que en 2019 y un descenso del 85,5%. No obstante, se aprecia un incremento de 418 movimientos diarios respecto a la semana 19. El déficit total desde el 1 de marzo de 2020 asciende a 1.621.727 vuelos.
Frankfurt fue el aeropuerto de mayor ocupación, con un promedio de 251 movimientos diarios, seguido por el londinense de Heathrow (220) y el holandés de Schiphol (201). DHL Express fue el operador de mayor actividad, con un promedio de 179 movimientos por día, al que sigue la aerolínea noruega Widerøe (150), Lufthansa (102), Qatar Airways (98) y KLM (94).

En el periodo comprendido entre mediados de abril y el 17 de mayo Eurocontrol ha apreciado una recuperación “progresiva, pero leve” en número absoluto de vuelos. El mayor flujo diario se aprecia en Noruega, donde se produce un promedio diario de 81 vuelos, principalmente domésticos, en buena medida originados por el traslado de operarios en helicópteros de Bristow Norway entre las plataformas petrolíferas del mar del Norte y los aeropuertos de Bergen y Stavanger.
Para darse una idea clara del enorme frenazo que ha sufrido la actividad de las terminales europeas, Eurocontrol constata que el pasado domingo, 17 de mayo, se llevaron a cabo un total de 3.304 vuelos ‒27.236 menos que en semejante día de 2019‒, lo que representa un descenso del 89,2%.
Con 114 movimientos, Qatar Airways fue la aerolínea más ocupada el 17 de mayo, seguida de Lufthansa y KLM, ambas con 96. En total, supone un aumento de 284 movimientos respecto al domingo anterior, 10 de mayo.

En cambio, ese domingo las compañías de bajo coste EasyJet y Ryanair solo efectuaron el 0,3% y el 1,7 % de sus movimientos aéreos, respectivamente. El Grupo IAG ‒integrado por Iberia, Iberia Express, Iberia Regional, Air Nostrum y British Airways‒ movió el 5,9% de sus vuelos, el Grupo Lufthansa Group el 6,3% y la alianza Air France-KLM alcanzó el 7%.
A la vista de los datos, la ACI insiste en el peligro de que se produzca un daño “irreversible y a gran escala sobre las plantillas de personal, los subcontratistas locales y los socios comerciales”, en un orden semejante al que afecta a la conectividad aérea, el turismo y las economías de los distintos países. El resultado final será que un elevado número de aeropuertos de toda Europa “entrarán en quiebra, con un efecto dominó de gran alcance sobre las comunidades locales”, alerta Jankovec.

Un caso especial es el de los aeropuertos más pequeños, que ya se enfrentaban a serios desafíos financieros antes de declararse la pandemia por COVID-19 y que ahora son los más perjudicados. La alta estacionalidad de sus negocios se verá agravada si las restricciones existentes para volar y traspasar las fronteras no se reducen en las próximas semanas, puesto que los períodos de vacaciones y el verano representan hasta el 70% de sus ingresos.
A pesar de que Bruselas y los estados europeos están centrados en ofrecer vías de solución a la crisis que padecen las aerolíneas, la rama europea de la ACI solicita su apoyo para que los aeropuertos también puedan recibir financiación pública. En el caso de que reciban apoyos institucionales, los aeropuertos estarán en condiciones de acometer las nuevas condiciones comerciales que Bruselas está elaborando. Todo apunta que la Agencia Europea de Seguridad Aérea (EASA) va a redefinir las condiciones de seguridad y el modelo económico que regirá en los aeropuertos en el entorno posterior al COVID-19.