Omán cierra el mes de febrero con el registro de un superávit presupuestario de 210 millones de riales omaníes, 546 millones de dólares, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Finanzas. Este aumento obedece principalmente a la duplicación de los precios del petróleo que se ha registrado en estos meses por las sanciones contra Rusia, el segundo mayor exportador de energía del mundo, después de que comenzara su invasión sobre Ucrania.
Es por ello por lo que el país del Golfo ha registrado un aumento de los ingresos petroleros netos en un 81% interanual a 1.090 millones de riales durante enero y febrero. Omán vendió su crudo en un promedio de 81 dólares por barril en comparación con los 42 dólares por barril como lo hacía hace un año, según el boletín mensual del Ministerio. Además, la producción promedio de petróleo también aumentó a más de un millón de barriles por día.
Con este superávit, conseguido también por los ingresos en IVA y la mayor recaudación de ingresos por petróleo y gas, se busca también “reducir el déficit fiscal y minimizar el costo y los riesgos de su cartera de deuda”, según el Ministerio de Hacienda, algo que ha subrayado también el propio gobernante de Omán, el sultán Haitham. El dirigente afirmó que el país planeaba utilizar estos ingresos para “reducir la deuda pública y respaldar el gasto en proyectos gubernamentales”. Todo ello evitando que no afecte a los precios de los productos básicos en el país.

Aunque estos propósitos queden como planes de futuro para el Sultanado en los próximos meses, ya se pueden ver los efectos de este superávit en los datos recogidos por el boletín mensual que muestra el aumento del gasto público de 10,2% interanual, unos 1.700 millones de riales. Omán ha priorizado un proyecto de desarrollo en el que invertir parte de este superávit: más del presupuesto de desarrollo del Gobierno se asignará a proyectos de infraestructura, otro 23,5% se destinará a servicios sociales, un 15% a servicios como vivienda y turismo, y otro 7,7% irá destinado a la producción de bienes.
No obstante, el principal objetivo del Ministerio de Finanzas es reducir la deuda pública en más de 2.850 millones de riales a finales de abril de 2022, al tiempo que se prepara para pagar préstamos por un valor de 1.360 millones de riales a fines de este mes.
Esta situación viene precedida por el alza de los precios del crudo, que alcanzaron su máximo este mes de marzo en catorce años, un escenario muy propicio para el Sultanado después de unos años marcados por el impacto de la pandemia de COVID-19 e incluso el colapso de los precios del petróleo en 2014. Esta sensibilidad a las fluctuaciones de los precios del petróleo viene marcada por ser Omán un productor de crudo relativamente pequeño en comparación con los países vecinos del Golfo, algo que lo hace un poco más sensible a esta oscilación de los costes.

A pesar de ello, los datos obtenidos durante estos primeros meses de 2022 en la economía omaní han provocado que agencias como S&P Global Ratings elevaran la calificación crediticia a largo plazo en moneda local y extranjera de este país, que por primera vez se trasladaba a “B+” desde “BB-”. Esta calificación, que implica que el emisor es menos vulnerable a corto plazo, la han establecido de acuerdo con los precios más altos del petróleo, el aumento de la producción de hidrocarburos y el programa de reforma fiscal del Gobierno.
Esta agencia estadounidense espera que la economía de Omán crezca en 2022 y 2023 con una expansión del PIB de casi un 4% este año, moderándose a en los años siguientes, incluso teniendo en cuenta otras fuentes de ingreso. “Durante los próximos tres años, esperamos que el sector no petrolero sea el principal impulsor del crecimiento. Pronosticamos un crecimiento no petrolero de un promedio de 2,2% entre 2023 y 2025”, afirman desde la agencia.