Mohamed VI recibe el apoyo de Emmanuel Macron para fabricar pequeños satélites, formar técnicos y mejorar la agricultura alauí

Marruecos refuerza sus solidos lazos de cooperación con Francia incluso en materia espacial

PHOTO/CNES - En Rabat se han firmado un nuevo capítulo de acuerdos entre las máximas autoridades espaciales de Marruecos y Francia. En el centro, la embajadora gala en el país alauÍ, Hélène Le Gal, junto al ministro Abdelatif Loudy, el presidente del CNES francés y los directores del CRTS y CRERS

Marruecos y Francia mantienen y renuevan desde hace décadas sus estrechas relaciones políticas, económicas, industriales y militares, que incluso se prolongan hasta el campo espacial.

Mohamed VI cuenta en órbita con dos satélites espía electro-ópticos de fabricación francesa. Ambos están dedicados de manera preferente a la vigilancia de fronteras, a mantener bajo control los movimientos del Frente Polisario y a no perder de vista el rearme de Argelia. Ahora Rabat quiere ampliar sus capacidades y dar paso a la fabricación de satélites, ampliar el grado formación y el número de analistas en interpretación de imágenes y favorecer su desarrollo agrícola, áreas en las que cuenta con la total colaboración del Palacio del Eliseo.

La gobernanza del sector espacial marroquí está capitaneado por el Centro Real de Teledetección Espacial (CRTS), cuyo director es Driss El Hadani, representante oficial de Marruecos en los foros espaciales internacionales

La persona que ha ultimado las cláusulas de unas relaciones bilaterales actualizadas es el recién nombrado presidente y director ejecutivo del Centro Nacional de Estudios Espaciales de Francia (CNES), nombre oficial de la agencia espacial francesa. Con solo tres meses en el cargo, Philippe Baptiste acaba de firmar en la capital alauí un conjunto de acuerdos de cooperación espacial, que amplía y mejora las actividades conjuntas concertadas en 2015.

Los pactos suscritos a finales de la semana pasada fortalecen los lazos que el CNES mantiene con las dos organizaciones que asumen la gobernanza del sector espacial marroquí. La más importante es el Centro Real de Teledetección Espacial (CRTS), responsable de establecer las directrices para que la Administración del Reino y las organizaciones públicas civiles hagan un uso eficiente de las imágenes satelitales.

Marruecos mantiene en órbita desde finales de 2018 los satélites de observación Mohammed VI-A y VI-B para usos de carácter civil y militar, aunque sus prioridades son los asuntos de seguridad y defensa
Acceso al Observatorio del Clima Espacial de Macron

Bajo la dirección de Driss El Hadani, el CRTS representa a Marruecos ante la comunidad espacial internacional. La segunda institución es el Centro Real de Investigación y Estudios Espaciales (CRERS), que se ocupa de los aspectos tecnológicos y científicos bajo la batuta del profesor Zakaria Moudden. 

Ambos organismos dependen de la cartera de Administración de la Defensa Nacional, que desde diciembre de 2010 está bajo la tutela del ministro Abdelatif Loudy. Político de la máxima confianza de Mohamed VI, por delegación del monarca es el encargado de las funciones de un titular de Defensa, labor que viene ejerciendo desde la última etapa del Gobierno del Partido Istiqlal presidido por Abbas El Fassi. Y cargo que siguió ocupando con el de Abdelilah Benkirane (2011-2017) y que mantiene en el Ejecutivo de Saad Eddine El Othmani que, como su antecesor, es del Partido Justicia y Desarrollo. 

El recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares (primero por la izquierda), que acompañó en noviembre de 2018 al presidente Pedro Sánchez en su visita a Mohamed VI

Las autoridades de Rabat y París han puesto el énfasis del pacto a tres bandas entre el CNES francés y el CRTS-CRERS en los aspectos del cambio climático. El acuerdo conlleva que Marruecos se incorpora al llamado Observatorio del Clima Espacial o SCO. Iniciativa creada en 2017 por el propio presidente Emmanuel Macron tras los Acuerdos de la Cumbre del Clima de París de diciembre de 2015, pretende limitar las emisiones de gases de efecto invernadero para contener el aumento de la temperatura global.

También han puesto el acento en las mejoras para la agricultura. Las dos plataformas de observación de Marruecos “cubren 100.000 kilómetros cuadrados cada año”, según  el Representante Permanente de Marruecos en la sede de Naciones en Ginebra, Omar Zniber. Sus datos e imágenes permiten elaborar “unos 370 mapas”, que facilitan la lucha contra la desertificación, la planificación de grandes infraestructuras y la gestión de los recursos hídricos, como es el caso del proyecto de riego IRRISAT, recalca el diplomático.

La parte alta del lanzador Vega en la que va encerrado el satélite marroquí Mohammed VI-B se traslada hasta la rampa de lanzamiento en la Guayana francesa en un vehículo especial
En pos de la fabricación de nanosatélites

Sin embargo, los acuerdos franco-marroquíes transcienden el marco ambiental y están muy ligados a la seguridad y la defensa. La pareja de plataformas espía ‒bautizadas Mohammed VI-A y VI-B‒ fueron puestos en órbita a finales de 2017 y de 2018. Para su relevo, Rabat confía en haber logrado potenciar su sector aeroespacial y estar en condiciones de aportar componentes y equipos cuando haya que reemplazar a los actuales satélites en servicio. 

Para impulsar la formación de ingenieros y técnicos espaciales y desarrollar capacidades de fabricación nacionales, el primer ministro alauí, Saad Eddine El Othmani, ha puesto en marcha un programa orientado a la construcción de nanosatélites. Poco más se conoce al respecto, pero se sabe que las principales universidades politécnicas del país están inmersas en programas orientados a la capacitación de docentes e ingenieros de todas las ramas para propiciar la fabricación de pequeños ingenios. 

La delegación marroquí encabezada por el ministro encargado de los asuntos de Defensa, Abdelatif Loudy, en su reunión de marzo de 2019 en Madrid con la titular española de Defensa, Margarita Robles, y su equipo directivo

Los dos satélites de observación Mohammed VI quedan muy lejos de las posibilidades de Marruecos, ya que están basados en las plataformas francesas Pleiades repletas de alta tecnología. De forma exterior hexagonal y con 1.100 kilos de peso al lanzamiento, su compra por unos 500 millones de euros fue acordada con la máxima discreción por el entonces primer ministro Abdelilah Benkirane y el presidente francés François Hollande.

Además de la adquisición y lanzamiento de ambos ingenios, el acuerdo entre los Gobiernos de París y Rabat conllevaba la puesta a punto de un par de centros de control y seguimiento de satélites y la formación de técnicos marroquíes para el análisis de las imágenes recepcionadas en tierra. El contratista principal del proyecto fue Thales Alenia Space France, que aportó los sensores ópticos y el hardware asociado, mientras que Airbus Space Systems France hacía realidad las estructuras de ambos ingenios y el resto de los equipos a bordo.