Diferentes analistas internacionales se han reunido en sede de la Casa Árabe de Madrid para abordar el futuro de la región

Análisis de la influencia de Rusia y Estados Unidos en Oriente Medio

photo_camera JAVIER GARCÍA GÓMEZ - Alianzas y antagonismos: Rusia y Estados Unidos en Oriente Medio

Diferentes analistas internacionales se han reunido este jueves en la sede de la Casa Árabe de Madrid para abordar la política exterior y estrategia de Estados Unidos (EEUU) y la Federación Rusa, y las posibles coaliciones futuras que se pueden formar en Oriente Medio. Esta jornada de trabajo, organizada por la institución acogedora y la fundación Konrad Adenauer, ha finalizado con una conferencia en la que la directora del Centro de Políticas Públicas de Oriente Medio de la Rand Corporation, Dalia Dassa Kaye, y el director de la sección para Oriente Medio y África del Norte en el Moscow Policy Group, Yury Barmin, han presentado una serie de conclusiones a cerca del papel e influencia de estas dos potencias en la convulsa y fragmentada región. 

El debate moderado por Barah Mikaïl, director de la consultora Stractegia y profesor en la Universidad Saint-Louis de Madrid, comenzaba remarcando la importancia para la Unión Europea (UE) de las actuaciones de EEUU y Rusia en Oriente Medio. Mikaïl apuntaba a que la UE no ha conseguido tener un papel importante en la región y los movimientos de tanto los Estados externos influyentes, como de las potencias regionales Arabia Saudí, Qatar o Irán; son de especial importancia para los europeos. 

Dassa Kaye, ha centrado su análisis en los cambios que ha supuesto la nueva Administración del presidente de EEUU, Donald Trump, en la política exterior del país norteamericano en Oriente Medio. Sin embargo, vislumbraba áreas de continuidad respecto a la administración Obama como ha sido el caso de la continua preocupación de Washington por el fundamentalismo y el extremismo. Donald Trump ha mantenido como una de las prioridades de su administración acabar con Daesh y su posesión de territorios en Oriente Medio. 

En cuanto a la guerra civil en Siria, “donde hemos visto una de los sucesos más catastróficos de Oriente Medio que ha tenido grandes consecuencias en la región e incluso en Europa”, como así la ha definido la analista estadounidense, Washington siempre ha buscado estar involucrado lo menos posible en el conflicto. Y ahora, para EEUU el reto más importante es cómo mantener los intereses del país cuando acabe el conflicto armado. Dassa Kaye, además,  ha señalado como desastrosa la intervención estadounidense en Irak, un conflicto en el que “si haces algo, está mal y si no haces algo, también”  y se ha lamentado, además, de que la relación entre su país y los Estados de Oriente Medio siempre ha sido eminentemente militar. 

No obstante, Kaye ha afirmado que no se puede pasar por alto el terremoto que ha supuesto la administración Trump para esta zona del mundo, “cuyas consecuencias veremos por mucho tiempo”. La primera de las tensiones, como no podía ser de otra manera, se constituye con respecto a la República Islámica de Irán. Desde que EEUU unidos se retirara unilateralmente del Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés) firmado por Obama en 2015, que consiguió reunir entorno a un mismo texto a Rusia, Irán, China y a EEUU, la escalada de tensiones entre EEUU y el país de los ayatolás no ha parado de aumentar. 

Alianzas y antagonismos: Rusia y Estados Unidos en Oriente Medio

“Este cuerdo no era perfecto pero podía frenar ciertos problemas”, apuntaba la estadounidense, y sin embargo, “EEUU no solo se fue unilateralmente, sino que lo hizo de forma agresiva”. La Administración de Trump acabó con sus compromisos con el tratado pero además, ha amenazado a todos sus aliados, incluidos los europeos o Japón, diciendo que cualquier Estado que tenga relaciones comerciales con Irán a través del tratado puede ser sancionado. “Los ataques hutíes en Arabia Saudí, es solo una de las consecuencias” ya que Irán ha respondido a estas acciones con una “máxima resistencia”. 

El otro gran golpe de timón de Trump en Oriente Medio ha sido el conflicto entre Palestina e Israel: “Estamos más lejos de resolver el conflicto como nunca antes hemos estado”. La analista aseguraba que “ninguna administración de EEUU ha tomado decisiones sobre el conflicto palestino-israelí como Donald Trump las está tomando”. Medidas como el traslado de la embajada norteamericana de Tel-Aviv a Jerusalén o la interrupción total de la comunicación con las autoridades palestinas, “necesitamos hablar con nuestro enemigo, el no diálogo es extremadamente peligroso”, añadía. 

La falta de liderazgo palestino entre el Gobierno de Cisjordania y el de Hamas es un reto, y no una excusa, para intentar solucionar el conflicto. “Puede que el ‘ultimate deal’ que ha anunciado Trump sea la solución que todos estamos esperando, pero viendo las acciones que está tomando no lo creo”. EEUU ha dejado “luz verde” al Gobierno de Netanyahu para tomar decisiones que ponen en riesgo el proceso de paz. Pero la analista apuntaba a factores más preocupantes para poner solución al conflicto: “No hay debate en Israel sobre el proceso de paz con Palestina. Israel ha entendido que no es posible la paz en la región”, y de ahí están derivando las políticas tan agresivas que está tomando el Estado hebreo. 

Cuando, por su parte, Yury Barmin, comenzaba su intervención ha preguntado a los asistentes si creían que Rusia era un actor nuevo en Oriente Medio, a lo que él mismo ha respondido de forma negativa. La Federación Rusa solo está haciendo un “come back” en una región donde ya tuvo una importancia marcada en el trascurso de la Guerra Fría; sin embargo, no vuelve en las mismas condiciones. Durante la desintegración y caída de la Unión Soviética, los musulmanes rusos del Cáucaso tuvieron durante unos años incluso una independencia del poder central y es por esto que Moscú mantiene una política preocupada y activa contra el fundamentalismo y el radicalismo islámico. Además, Rusia vuelve en otras condiciones económicas distintas a las del siglo pasado y esto ha tenido consecuencias en su acción exterior. 

Alianzas y antagonismos: Rusia y Estados Unidos en Oriente Medio

La relación de Rusia con los Estados de Oriente Medio es ambigua y todavía está en una fase de definición y cambio, como así lo está la propia región. Cuando EEUU se retiró del JCPOA, Rusia no estaba del todo contenta, debido a que este acuerdo le permitía tener una influencia sobre el comercio con Teherán. El objetivo de Vladimir Putin en Oriente Medio es el de capitalizar todos los movimientos políticos y económicos que ocurran entre estos Estados para el beneficio de los intereses rusos. En cuanto Israel, Barmin ha señalado que “Netanyahu ha cruzado una de las líneas rojas marcadas por Rusia” como han sido la escalada de violencia y bombardeos recientes en el sur del Líbano, aunque todavía Moscú se encuentra a la espera de cómo de ambiciosa será la política israelita después de los divididos resultados electorales. 

Sin embargo, el analista moscovita se lamentaba de que las acciones de su país están siendo “reaccionarias”, atendiendo a cómo ocurren los acontecimientos y el Gobierno de Rusia “no tiene un plan a largo plazo” para el futuro. Incluso dentro del Gobierno ruso hay ciertas disidencias en torno a ciertas medidas en la región, aunque como ya es sabido, “la última palabra la tiene un hombre y todos sabemos quién es” y es por esto que no existe este plan para el futuro. 

Lo que sí es cierto es que actores de Oriente Medio como el Gobierno sirio de Bachar al-Asad o las fuerzas talibanes han visto con buenos ojos las implicaciones rusas en los acuerdos o procesos de paz. Sin embargo, Barmin se mostraba prudente, “creo que el que tiene que liderar los acuerdos en Afganistán es EEUU y no Rusia”, y en la misma línea se mostraba su compañera estadounidense: “EEUU tiene que acabar lo que empezó en Afganistán, irse y dejarle el vacío de poder a los talibanes no es una opción”. 

Y de repente en el debate entró un tercer actor, la República Popular China. Los dos intervinientes coincidieron que todavía no se pueden aventurar a afirmar hacía donde llegará el “softpower” que el Gobierno de Pekín está llevando a cabo en Oriente Medio, mediante la construcción de infraestructuras y grandes desembolsos en inversiones. Pero los dos tenían claro que es una batalla que el gigante asiático está ganando y sobre la que las que Washington y Moscú tienen una larga carrera por delante. Si EEUU y Rusia no quieren perder su influencia en Oriente Medio tienen que pensar cómo empezar a jugar en este terreno. 

Finalmente, otro punto de encuentro entre los ponentes ha sido la afirmación de que tanto EEUU como Rusia no se encuentran en un buen momento en la región. Han remarcado el momento impredecible en el que se encuentra el futuro de Oriente Medio, e incluso la política exterior de sus respectivas naciones. “Pompeo tiene más influencia que Donald Trump en la política exterior, veremos qué hace”, apuntaba Dassa Kaye. “Hay muchas preguntas entorno a las relaciones entre Rusia y Arabia Saudí, no se sabe cómo afectará las decisiones de Rusia en Siria” o con otros actores como Irán.

Oriente Medio se ha convertido en un tablero complejo y todavía queda por definirse las alianzas, estrategias y las consecuencias políticas y económicas en la región. En lo que todos los analistas coinciden es que el devenir de los Estados de este escenario dejará una marca importante en la política internacional, y todos los actores ya se están preparando. 

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