Una Constitución adoptada con una participación del 23,72%

Argelia aprueba la nueva Constitución en medio de la incertidumbre y buscando salir del estancamiento

PHOTO/AFP - Voto constitución argelina

El resultado del referéndum constitucional celebrado el domingo 1 de noviembre en Argelia es el resultado de una paradoja, un día simbólico que marca el aniversario de la sublevación de 1954 contra la colonización francesa. El presidente Abdelmadjid Tebboune, que fue hospitalizado en Alemania tras haber contraído la COVID-19, ni siquiera estaba presente en Argelia el día de la votación. Elegido el pasado diciembre con una participación del 39,88% y en un contexto particular, cuando las manifestaciones del Hirak estaban en pleno apogeo, Tebboune necesitaba urgentemente una "prueba" que compensara este "déficit" de legitimidad.

La población se alejó de las urnas y la tasa de participación ha sido la más baja desde la independencia en 1962. Si bien el voto del "sí" obtuvo un 66,8%, la baja participación del 23,7% ensombrece la legitimidad popular que el presidente Abdelmadjid Tebboune deseaba atribuir a su respuesta política a la protesta que había sacudido a Argelia durante todo el año 2019. El no obtuvo el 33,20% de los votos, según declaró Mohamed Charfi, presidente de la comisión electoral argelina, en una conferencia de prensa, dando la bienvenida a "un paso esencial para la construcción de una nueva Argelia".

Segunda ola de COVID-19 en Europa

Una de las razones de esta baja participación fue la forma en que se preparó el texto, el cual no se sometió a debate hasta poco antes del comienzo de la campaña electoral. En cualquier caso, esta baja participación no ayuda en nada a los asuntos del jefe de Estado, a quien sin duda le hubiera gustado dar legitimidad a su proyecto insignia.

La movilización de los medios de comunicación televisivos, la implicación del Gobierno y la organización de decenas de reuniones, encabezadas por los partidos FLN y RND, la UGTA y las organizaciones de la sociedad civil (Media Luna Roja argelina, Scouts musulmanes, etc.), hicieron todo lo posible para convencer al menos a algunos argelinos de que acudieran a los centros de votación el 1º de noviembre. Pero, al final, esto no fue suficiente para tener una tasa de participación "aceptable". 

Detrás del aparente estancamiento político, la oposición se enfrenta a un gran desafío. Los dirigentes del Hirak, atormentados por las amargas experiencias del pasado, sin embargo, acaban de enfrentarse al poder con la necesidad de negociar con ellos. Una operación para recuperar la opinión pública que comenzó con las elecciones presidenciales de diciembre donde la participación había alcanzado entonces un máximo del 40%.

Stephanie Williams, enviada especial para la misión de la ONU en Libia

Esa apertura sería un paso decisivo en un país con un inmenso potencial, pero que ha estado bloqueado durante décadas por una oligarquía que está atascada en los ingresos del petróleo. Si, por el contrario, el régimen prolongara el estancamiento, el riesgo de decadencia sería grande, sobre todo en la zona de la Cabilia, donde pocos votantes se presentaron en algunos colegios electorales el domingo. En cuanto a los islamistas, como el MSP y Adala han perdido parte de su influencia, pero han sabido jugar al juego del referéndum y permanecen en la sombra con la esperanza de algún día entrar a el poder.

Argelia rompe con su tradición de no intervención militar

Argelia quiere establecerse como un actor clave en la crisis del Sahel, debido a su importancia geoestratégica. El país, preocupado por los riesgos de inestabilidad en sus fronteras, se propone desempeñar un papel activo en el escenario regional, en Libia y en el Sahel, con diversos grados de éxito. Prueba de ello son las dos visitas desde el golpe de Estado en Mali el 18 de agosto del jefe de la diplomacia argelina, Sabri Boukadoum, el primer miembro de un Gobierno extranjero que visitó Bamako.

Argelia, preocupada por los riesgos de inestabilidad en sus fronteras, tiene la intención de desempeñar un papel activo en Mali, donde conserva la influencia sobre los grupos políticos y militares del norte. Esta preocupación argelina por las convulsiones sahelo-saharianas no es ajena a una de las cuestiones en juego en la revisión constitucional, ratificada el domingo 1 de noviembre por referéndum. Por primera vez desde la independencia de Argelia en 1962, la Ley Fundamental argelina se refiere expresamente al "envío de unidades del Ejército Nacional Popular al extranjero", lo que va en contra de la tradición de no intervención.

Mohamed Charfi, derecha, jefe de la Autoridad Nacional de Elecciones deArgelia presenta los resultados del referéndum de Argel, el lunes 2 de noviembre de2020. 

La Constitución revisada establece un marco para la proyección del Ejército Popular Nacional en los escenarios militares en el extranjero. Una decisión por el jefe de Estado después de la aprobación de dos tercios de cada Cámara del Parlamento (Artículo 91). Además, la participación en las misiones de mantenimiento de la paz es posible "en el marco del respeto de los principios y objetivos de las Naciones Unidas, la Unión Africana y la Liga Árabe" (Artículo 31).

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