Johannesburgo acoge desde hoy la cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) con el objetivo fundamental de ampliar su área de influencia y su peso en el tablero internacional. Son varios los países que han mostrado su voluntad de formar parte de esta asociación económica-comercial. Y no es sorpresivo ya que la voluntad de los cinco países que la pusieron en marcha es aumentar su poder de influencia en cada rincón del planeta.

Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, será el encargado de recibir a sus homólogos chino y brasileño, Xi Jinping y Lula de Silva, respectivamente, así como el primer ministro indio, Narendra Modi. Por su parte, Vladimir Putin se verá obligado a asistir a la conferencia de forma telemática debido al mandato de arresto por parte de la Corte Penal Internacional por la invasión de Ucrania. En su lugar, Serguéi Lavrov, ministro de Exteriores ruso, ha acudido como representante de Rusia.
La 15ª cumbre de los BRICS arranca en un ambiente complicado por la situación que rodea a los cinco países. La invasión rusa, que no ha sido condenada por Sudáfrica, China ni India, y para la que Brasil se ha negado a prestar ayuda a Ucrania, condiciona uno de los ambientes más tensos que recuerda la asociación creada en el año 2009. No obstante, casi todos apuestan por dar entrada a nuevos países y buscar un equilibrio político que haga frente a Estados Unidos y la Unión Europea.

Cerca de 40 países han expresado su voluntad de pasar a formar parte del grupo de los BRICS. Destacan por encima del resto Argentina, Irán, Bangladesh y, sobre todo, Arabia Saudí. A pesar de ello, aún existen “opiniones divergentes sobre los países que deberían entrar en el bloque y las condiciones” de acceso, según Jannie Rossouw, de la Universidad Witwatersrand en Johannesburgo, a la AFP.

Uno de los motivos a los que achaca Rossouw la dificultad para la entrada de nuevos miembros es la negativa de India, que choca con la otra economía más importante del grupo, China: “En el largo plazo, la rivalidad entre China e India probablemente es el mayor desafío que enfrentan los BRICS”, asegura. Mientras Pekín confía en la entrada de nuevos países, desde Nueva Deli no terminan de confiar en su rival regional y los posibles intereses que pueden existir detrás de este deseo.
También se debe tener en cuenta que el nacimiento de los BRICS tiene como denominador común una serie de características que comparten todos estos países. Los cinco representan actualmente el 23% del PIB mundial, el 42% de la población, un 29% del territorio global y más del 16% del comercio de todo el mundo. Además, todos los miembros forman parte del G20, que representa a las 20 economías más potentes del mundo, evidenciando el peso que estos cinco tienen en el panorama internacional.

El miércoles es el día señalado para abordar el asunto relativo a las nuevas incorporaciones. Quien sí ha dejado claro su apoyo a la llevada de otros países es el presidente anfitrión, Cyril Ramaphosa. En un discurso previo a la cumbre aseguró que “un BRICS ampliado representará a un grupo diverso de naciones con diferentes sistemas políticos que comparten el deseo común de tener un orden global más equilibrado”.
A todo ello hay que añadir otro de los puntos establecidos en la agenda que marca la cumbre como es la desdolarización de las economías. Alejarse del dólar es otro de los fines que persiguen, aunque, eso sí, no se considera una posibilidad real el establecimiento de una moneda única de los BRICS, como desea el presidente brasileño Lula da Silva. El Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), establecido por los BRICS en 2015 está llamado a ser uno de los elementos clave en este proceso que pretende fortalecer las monedas locales y hace retroceder el crecimiento que ha experimentado el dólar desde que comenzase la invasión rusa de Ucrania.
Coordinador de América: José Antonio Sierra.