La Coalición árabe y los hutíes abren un espacio al diálogo en Yemen

La Coalición encabezada por Arabia Saudí en apoyo al Gobierno de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi y los rebeldes hutíes de Yemen abrieron el miércoles un espacio hacia el diálogo con el anuncio de un cese el fuego a partir de este jueves y una propuesta de paz, respectivamente.
Tras semanas de insistencia en que las partes cesaran las hostilidades para prepararse ante la llegada de la pandemia de la COVID-19 a uno de los países peor preparados del planeta para una emergencia sanitaria, los protagonistas del conflicto dieron finalmente un paso hacia adelante que abre una ventana al diálogo. El portavoz de la coalición militar liderada por Arabia Saudí, Turki al-Maliki, anunció un alto el fuego de dos semanas que empezará a mediodía del jueves 8 de abril.
Al-Maliki afirmó, según informó la agencia de noticias oficial saudí SPA, que esta decisión busca “crear las condiciones apropiadas” para aplicar el llamamiento realizado hace unos días por el enviado especial de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, para un cese de hostilidades ante la pandemia de la COVID-19.
El portavoz de la coalición dijo que ese ambiente propicio abriría la puerta a una reunión entre el Gobierno internacionalmente reconocido del Yemen, los hutíes y un “equipo militar” de la alianza con Griffiths para “abordar sus propuestas sobre los pasos y mecanismos para implementar un alto el fuego permanente en Yemen”.
Asimismo, señaló que la comandancia de la Coalición árabe apoya los llamamientos del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, que el 23 de marzo reclamó un “alto el fuego global frente a la COVID-19”.

Minutos antes del anuncio saudí, los rebeldes hutíes difundieron su propio plan para cerrar el conflicto en los términos que ellos consideran apropiados.
Los hutíes señalaron que la propuesta, difundida por medios afines y el principal portavoz de los rebeldes, Muhamad Abdusalam, ha sido enviada a la ONU como un borrador de acuerdo de paz con la coalición árabe para una cese el fuego total y la suspensión de todas las actividades militares.
Los rebeldes, que depusieron en 2014 el Gobierno de Al-Hadi y tomaron Saná y amplias zonas del oeste y el noroeste del país, exigen el final de la “presencia extranjera en todos los territorios yemeníes, islas, puertos y espacio aéreo”.
Igualmente, en el documento de ocho páginas se establece el final del bloqueo aéreo, marítimo y terrestre que la Coalición ejerce sobre el territorio controlado por los hutíes desde 2015. Asimismo, el movimiento rebelde acusado de recibir el apoyo de Irán llama a un proceso político entre yemeníes para establecer las bases hacia un proceso de transición. El pasado 25 de marzo el jefe de la Consejo Supremo Hutí, Mahdi al-Mashat, llamó a Arabia Saudí “a desistir y recurrir a la razón”, para encontrar un camino hacia la paz.
Ese día se cumplieron cinco años desde el comienzo de la intervención militar de la alianza encabeza por Arabia Saudí en apoyo al Gobierno de Al-Hadi y de la escalada de un conflicto que ha dejado al país sumido en la ruina, que en palabras de la ONU supone la peor catástrofe humanitaria del planeta.
Tras el anuncio, Griffiths reaccionó celebrando la decisión del cese el fuego saudí en apoyo a los esfuerzos de la ONU para prepararse ante los riesgos de la COVID-19. “Estoy agradecido al reino de Arabia Saduí y la coalición árabe por reconocer y actuar en este momento crítico", dijo Griffiths en un comunicado difundido por su oficina.
El funcionario de la ONU llamó a las partes a aprovechar esta oportunidad para “detener inmediatamente todas las hostilidades con la mayor urgencia y hacer progresos hacia una paz completa y sostenible”. En los últimos días tanto Guterres, como Griffiths habían reiterado sus llamamientos a las partes para detener el conflicto en medio del avance del coronavirus en todo el mundo.
El Yemen, un país donde alrededor del 80% de sus 30 millones de habitantes necesitan ayuda humanitaria para poder satisfacer alguna de sus necesidades básicas, es una de las naciones con peor infraestructura de salud para enfrentar la pandemia.