Henar Hernández
Pie de foto: Tropas del Ejército de Yemen en una imagen de archivo. REUTERS
La organización terrorista Al Qaeda ha asesinado a una veintena de soldados en un ataque cometido contra una base del Ejército en el sur de Yemen. Según ha informado AFP, un grupo de hombres armados pertenecientes al grupo terrorista asaltaron la base de Al-Mahfad, localizada en la provincia de Abyan, y permanecieron en su interior durante varias horas hasta que llegaron los refuerzos militares.
Cabe recordar que este jueves la cadena estadounidense NBC publicaba que, de acuerdo con fuentes de inteligencia nacionales, el hijo de Osama Bin Laden y uno de los líderes emergentes de Al Qaeda, Hamza Bin Laden, había muerto, si bien no se ofrecieron más detalles de la operación. Se desconoce, por tanto, cuándo y dónde murió y si fue un contingente estadounidense el que acabó con su vida, aunque según ha informado la BBC, habría muerto como consecuencia de un ataque aéreo y de acuerdo con otros medios estadounidenses, este habría tenido lugar en febrero de este año.
Por lo tanto, se podría establecer que este nuevo episodio violento del grupo se habría producido como respuesta a la pérdida de una de sus figuras más simbólicas, pues estaba llamado a erigirse como uno de los futuros líderes de la organización. De hecho, en 2015, el jefe actual de Al Qaeda, Ayman al-Zawahiri, le presentó como “el león de la guarida” de la red terrorista que había conformado su padre.
Así, el Gobierno estadounidense llegó a ofrecer una recompensa de 1 millón de dólares por cualquier tipo de información que contribuyera a dar con el paradero de Hamza Bin Laden. En la nota que Rewards For Justice hizo pública, se podía leer que el hijo del fundador de Al Qaeda había aparecido en mensajes de vídeo y audio en los que llamaba a sus seguidores a lanzar ataques contra Estados Unidos y sus aliados occidentales. Asimismo, la labor de Hamza en el grupo se podía haber orientado a la captación de jóvenes militantes que se hubiesen desencantado con la organización y la percibiesen como algo obsoleto o irrelevante después de los atentados del 11-S en Nueva York y la posterior ofensiva de las fuerzas estadounidenses. El hijo del fundador era visto, pues, como alguien “con la esperanza de revitalizar al grupo”, como expone la BBC.
Al-Qaeda: la amenaza es más fuerte que nunca
“A menos Estado Islámico, más Al Qaeda”. Así resume el experto en terrorismo Fernando Reinares la situación actual global de los fenómenos terroristas yihadistas en un artículo publicado en marzo de 2019. El día 23 de ese mes, las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés), confirmaron la derrota de Daesh en el territorio sirio cinco años después de que el grupo autoproclamase el califato en la ciudad de Mosul. En diciembre de 2017, el ex primer ministro de Iraq Haidar al-Abadi proclamó la victoria de las tropas iraquíes sobre Daesh.
La pérdida de los enclaves territoriales, en los que el grupo dirigido por Abu Bakr al-Baghdadi se había enrocado ejerciendo su dominio más extremista, redujo la actividad terrorista del mismo. De esta situación, Al Qaeda habría obtenido una ventaja ‘competitiva’, incrementada por otra serie de factores: la reducción del atractivo de Daesh como destino internacional para los yihadistas a medida que sus contornos se reducían y crecían las dificultades para acceder al mismo; y la preferencia de la organización liderada por Ayman al-Zawahiri por renovar y ampliar su estructura global descentralizada sin interferencias, para lo que renunciaron temporalmente a atentar en el mundo occidental, como recoge Reinares, citando a otro experto en la materia, Bruce Hoffman.
Así pues, “Al Qaeda se ha estado reconstruyendo en silencio”, expone este último. “Las fuerzas leales [al grupo terrorista] y sus afiliados ahora suman decenas de miles, con la capacidad de perturbar la estabilidad local y regional, así como lanzar ataques contra sus enemigos declarados en Oriente Medio, África, Asia del Sur, Sudeste de Asia, Europa y Rusia. De hecho, desde el noroeste de África hasta el sur de Asia”, declara Hoffman en Council on Foreign Relations.
Pie de foto: Council on Foreign Relations.
De acuerdo con su línea de investigación, la resurrección de la red global de Al Qaeda ha sido posible por la confluencia de tres movimientos estratégicos realizados por Al-Zawahiri: en primer lugar, el fortalecimiento del enfoque de franquicia descentralizada, pues cabe recordar que la organización terrorista opera a través de sus diversas ‘marcas’: Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQIM), Al Qaeda en la Península Arábiga (AQAP), Al Qaeda en el Subcontinente Indio (AQIS), Jama'at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM), Al Shabab, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), y Al Qaeda en la Península del Sinaí (AQSP). En segundo lugar, la orden emitida para evitar operaciones donde hubiera víctimas en masa, especialmente aquellas donde se podrían matar a civiles musulmanes; e intrínsicamente ligado a lo anterior y, en tercer lugar, el hecho de que esto le permitiera a Al Qaeda reconstruir toda su fuerza militar, mientras que Daesh absorbía todos los golpes de la coalición por su enfoque estratégico basado en Occidente.
La ilustración de dicha teoría se puede ver por medio de los datos ofrecidos por The Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED): Al Qaeda cometió 316 ataques en todo el mundo en 2018.
En esta línea, en el último informe del Analytical Support and Sanctions Monitoring Team de Naciones Unidas, publicado el 15 de julio de este año, se establece que Al Qaeda “sigue siendo resiliente”, pues “los grupos afines son más fuertes que sus contrapartes de EIIL (Daesh) en Idlib, Yemen, Somalia y buena parte de África Occidental”.
Cabe destacar, no obstante, que el documento de la ONU alerta de que la situación estructural de Al Qaeda no es tan idílica como parece: “están en duda la salud y la longevidad de su líder, Ayman al-Zawahiri y cómo se efectuará la sucesión”, por lo que el anuncio de la muerte de Hamza Bin Laden habría supuesto un duro revés para la organización, al perder a uno de los líderes emergentes. En la comparación con Daesh, el informe recuerda que este “sigue siendo mucho más fuerte que Al-Qaida en materia de finanzas, cobertura mediática y experiencia de combate y experiencia en actividades terroristas y sigue siendo la amenaza más inmediata para la seguridad mundial”. Al mismo tiempo, advierte de que Daesh “se está adaptando, consolidando y creando las condiciones para un eventual resurgimiento en sus regiones de origen en Iraq y la República Árabe Siria”.