Una atronadora explosión y el estrépito de soldados en combate quiebran la calma de la sabana keniana, pero no se trata del rodaje de una película de Hollywood: es el mayor simulacro militar de Estados Unidos en África del Este.
Frente a una colina en el árido condado de Isiolo, en pleno centro geográfico de Kenia, se alza un campamento vallado con alambre de púas que parece competir con las espinas de las acacias circundantes.
El perímetro aloja dos largas hileras de tiendas de campaña de color verde militar alineadas con precisión milimétrica y separadas por una avenida de tierra rojiza, en una zona de sabana con maleza en la que se han llegado a avistar animales como leones o hienas.
Una tiendecita de artesanía masái -de ésas con las que se topan los turistas en los safaris- se ha instalado alegremente a la entrada, pero un cartel advierte del acceso restringido al recinto.
Es el campamento base de “Justified Accord 2023” (JA23) (“Acuerdo Justificado 2023”), las maniobras militares más importantes del Mando Militar de EE.UU. en África (AFRICOM) en el este africano, zona en la que están desplegados "más de dos mil soldados estadounidenses", aclara a EFE el capitán norteamericano Joe Legros.
El ejercicio, que se desarrolla del 13 al 23 de febrero, implica a más de veinte países de cuatro continentes y promueve la cooperación con naciones africanas de la región en misiones de paz y antiterroristas, respuestas ante crisis y asistencia humanitaria.
Isiolo, epicentro del simulacro (que incluye actividades en Uganda, Yibuti y Somalia), acoge unos seiscientos militares -de los casi mil que participan en JA23-, entre ellos trescientos estadounidenses; así como kenianos, ruandeses, yibutíes y ugandeses.
“El propósito general es entrenar juntos y desarrollar interoperabilidad entre nuestras fuerzas. Si alguna vez tenemos que trabajar juntos, que no sea la primera vez que interactuamos”, dice a EFE el teniente coronel Eladio Medrano, oficial estadounidense de origen dominicano a cargo de las operaciones en Isiolo.
Una visión que comparte el teniente coronel Paul Mukasa Kyolaba, jefe del contingente de Uganda. “Fuerzas diferentes, con doctrinas diferentes, pero trabajando juntas. Eso es muy importante”, explica a EFE Mukasa.
Las maniobras abarcan primeros auxilios en el campo de batalla, ejercicios en pelotones, detección de explosivos de fabricación casera, registro de vehículos, patrullas y tácticas antiterroristas.
“La Fuerza de Defensa de Kenia ha participado activamente en las operaciones antiterroristas a lo largo de la frontera con Somalia. Sus fuerzas tienen mucha experiencia. Nos han sido de gran ayuda. Es un peligro muy presente al que nos enfrentamos”, subraya Medrano en referencia a la lucha contra el grupo yihadista somalí Al-Shabab.
Musaka opina que este “ejercicio multinacional” ayuda a afrontar peligros como los “terroristas suicidas” en Somalia, donde Uganda combate a Al-Shabab como parte de la misión de la Unión Africana, y aporta un “bloque” al muro de la “estabilidad regional”.

Cerca del campamento, una ciudad ficticia se erige en un terreno agreste con contenedores pintarrajeados que simulan edificios.
Soldados kenianos y yibutíes armados con fusiles de asalto automáticos de fabricación estadounidense M4 en versión carabina disparan balas de fogueo y rastrean, pasillo a pasillo, los supuestos inmuebles en persecución de un enemigo imaginario.
“Me gusta la energía que he visto. Os tomáis este entrenamiento en serio", comenta un instructor norteamericano, ante el que la sudorosa tropa africana responde a coro con un sonoro “¡Sí, señor!”.
“Una fracción de segundo es la diferencia entre la vida y la muerte”, les advierte un oficial estadounidense, mientras otro les aconseja “disparar con un propósito” porque no se trata de “armar ruido”, sino de “ser letales”.
A pocos kilómetros en un montículo, una pila de sacos verdes se convierte en un búnker que quiere asaltar una pequeña unidad de infantería estadounidense entre ensordecedoras ráfagas de metralla.
“Van a lanzar una granada”, alerta a EFE Steve Domingos, un exmilitar responsable de la seguridad de esa maniobra.
Segundos después, un “¡bum!” retumba en medio de una polvareda. “Ha sido una granada de verdad”, aclara Domingos.
Algunos soldados kenianos se empotran con sus colegas norteamericanos en esos pelotones. “Es fantástico. Estoy aprendiendo mucho”, confiesa a EFE uno de ellos, el teniente Steven Wainaina.
En sus siete años de historia, Justified Accord introduce en esta edición, por primera vez, cursos de ciberdefensa del Ejército de EE.UU., que creó en 2010 un comando de cibersoldados.
“Queremos que todos nuestros aliados estén preparados para responder a ataques cibernéticos”, explica a EFE el capitán Legros.
El simulacro tiene lugar mientras las Armadas de Sudáfrica, China y Rusia hacen maniobras conjuntas en aguas sudafricanas, coincidentes con el primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania, que se cumple este 24 de febrero.
“Nosotros solemos hacemos este ejercicio en febrero. Es pura coincidencia” que ocurra poco antes del aniversario de la guerra, asegura a EFE Legros, al añadir que JA23 no pretender ser una “demostración de fuerza”.