El estallido de la guerra entre Trump y Musk como conflicto de intereses

El choque entre Elon Musk y Donald Trump se hizo público en la esfera internacional. El deterioro en las relaciones de estas fuertes personalidades polarizadas marca la ruptura de esta colaboración estratégica y pone en jaque el ámbito político estadounidense.
Las crisis que han reestructurado su asociación han tenido que ver con los aranceles comerciales inicialmente y luego con la ley económica de Trump, que Musk identifica como una iniciativa de gasto. El proyecto de ley fiscal del Partido Republicano ha ocasionado los ataques de Musk y sus amenazas de financiar la campaña de candidatos demócratas frente a los republicanos. El enfrentamiento ha provocado una caída del valor de Tesla de 150.000 millones de dólares, una compañía que, desde inicios de año, ya vivía una caída de más del 20 %; además, es una amenaza a las misiones espaciales de SpaceX y podría afectar a los contratos gubernamentales de Starlink.
Esto simboliza una disminución importante en el capital de Musk, especialmente en referencia a su piedra angular, Tesla, que gracias a los recortes de impuestos estadounidenses consiguió posicionarse como una de las principales compañías de automóviles eléctricos. Esta alianza era especialmente significativa por el posible apoyo de Trump a la visión de Musk de pasar a automóviles totalmente autónomos en territorio estadounidense, que era anteriormente obstaculizada por los controles de las autoridades gubernamentales y su preocupación ante los avances tecnológicos en las carreteras. Precisamente, Dan Ives, analista de Wedbush Securities, resaltó que Musk requiere del entorno regulatorio que le otorga Trump y que ahora esta promesa se ve amenazada. Esto se visibiliza especialmente con relación a los nuevos marcos regulatorios que se están desarrollando para los diseños de automóviles, que podrían afectar la producción de los taxis robóticos de Musk, iniciada este mes en Austin, Texas.

SpaceX depende en gran medida de contratos gubernamentales con valor de decenas de miles de millones de dólares y tiene actividades conjuntas con la NASA relacionadas con el transporte de astronautas a la Estación Espacial Internacional (EEI) y con el lanzamiento de satélites. Asimismo, SpaceX está encargado de algunos proyectos de seguridad nacional destacados que se encuentran en juego ante la advertencia de Trump de cancelarlos y la respuesta, luego retractada, de Musk de retirar la cápsula espacial Dragon, la primera nave de propiedad y operación privada y certificada por la NASA y crucial para el transporte de astronautas y suministros a la EEI.
Las posiciones políticas de extrema derecha de Musk han provocado la disminución de clientes relevantes que han sido disuadidos por su discurso. Estas personas se vinculan con los problemas ambientales y liberales que antes pensaban que se verían representados en los valores de esta marca. El creciente malestar acerca de las actitudes de Musk se ha visto resaltado en los propietarios de automóviles de Tesla, que han afirmado que compraron los vehículos antes de ser conscientes del comportamiento del magnate.
Los daños económicos también se ven en las cifras de venta. Así, en Europa ha habido un aumento general de los automóviles eléctricos, pero una caída del 50 % en las cuotas de Tesla. El estudio de Morgan Stanley Bank mostró que el 85 % de los inversores veían a la participación de Musk en la política como un gran perjuicio para sus empresas.

También, Elon Musk tiene planes de adentrarse en el sector de la Inteligencia Artificial con la empresa XAI, que espera que actúe como competencia de Open AI. Esto viene de la mano de la compra de Twitter, ahora X, por 44.000 millones de dólares en 2022, actualmente una red relevante para las personalidades influyentes y la favorita de los conservadores, pese a que Trump ya no tenga tanta participación como en el pasado y prefiera su propia red social, Truth Social.
Estos episodios evidencian una ruptura entre ambas personalidades. Su relación se fortaleció en la última campaña electoral estadounidense y en ella se veía la posibilidad de cumplir sus ambiciones y construir negocios y proyectos punteros. Sin embargo, pese a las apariencias, desde un comienzo se predecía un final próximo en esta cooperación que alberga un fuerte conflicto de poderes.