El FIS podría regresar a la vida pública argelina

Por Ahmed Brahim
Foto: Abasi Madani, el exlíder del FIS, en un acto en Argel a principios de la década de los 90.
El Frente Islámico de Salvación (FIS), que en los años 90 del siglo pasado fue un protagonista esencial de la vida política de Argelia, podría regresar al espacio úblico. La rehabilitación de sus antiguos dirigentes es una cuestión de actualidad en el país norteafricano. Muchos argelinos recuerdan al FIS como a una fuerza islamista radical e intolerante que a principios de la década de los 90 ganó las elecciones municipales y la primera vuelta de las legislativas. Su segunda victoria provocó un golpe de timón por parte de los generales argelinos que acabó con el tímido proceso de democratización iniciado pocos años antes. La solución militar degeneró después en un conflicto civil entre los aparatos coercitivos del Estado y los grupos terroristas de inspiración salafista que en menos de 10 años causó la muerte de unas 200.000 personas. El FIS fue ilegalizado y la inmensa mayoría de sus dirigentes y cuadros acabaron en la cárcel o en el exilio. Los más conocidos en aquella época fueron el astuto Abasi Madani y el exaltado Ali Belhadj. El anuncio, el pasado 1 de julio, de un proceso de concertación política en torno a la nueva Constitución, de donde debería salir la III República prometida por el presidente Abdelaziz Buteflika, puso sobre la mesa el asunto de la rehabilitación de los mandamases del antiguo FIS. Los sectores políticos y sociales hostiles al islamismo creen que la culpa de esta posible rehabilitación es del propio Buteflika, que “con tal de mantenerse en el poder es capaz de sacrificar los intereses del país”, asegura a Atalayar un militante del movimiento berberista laico Agrupación para la Cultura y la Democracia (RCD). “Tenemos que hacer mucho cuidado con temas tan delicados y actuar con responsabilidad e inteligencia”, señala un dirigente del Frente de Fuerzas Socialistas (FFS). En las filas de los antiguos ‘erradicadores’ (partidarios de la eliminación del islamismo en Argelia) se oyen voces que acusan a la oposición a Buteflika de “darle alas” al antiguo FIS. El hecho es que algunos antiguos dirigentes del FIS como el predicador Hachemi Sahnuni o el exjefe del Ejército Islámico de Salvación (AIS, brazo armado del FIS), Madani Mezrag, se han convertido en políticos respetables. ¿De quién es la culpa?, se preguntan los observadores de la vida política argelina. Del poder o de la oposición, responden los partidarios y los detractores del Estado.
Invitados a una conferencia
Habrá que esperar un poco par ver cómo evoluciona el nuevo proceso de concertación política, pero algunos indicios hacen pensar que la normalización política del antiguo FIS es una cuestión de tiempo. El pasado 10 de junio, tuvo lugar en Zeralda (centro balneario al este de Argel) una conferencia nacional para la transición democrática. Reunió a los partidarios del boicot a las elecciones presidenciales, como los antiguos primeros ministros Ali Benflis, Mulud Hamruche y Ahmed Benbitur. Pero también al decano de la lucha por los derechos humanos, Ali Yahia Abdennur, al expresidente del RCD, Saïd Sadi, y fueron invitados los antiguos dirigentes del FIS Ali Belhadj y Ali Djeddi. Belhadj no acudió a la cita organizada por la Coordinadora Nacional para las Libertades y la Transición Democrática (CNLTD), pero no por su oposición radical al evento, sino “para evitar problemas a la iniciativa de la oposición”, según dijo el antiguo predicador radical del FIS. Otros sectores políticos consideran que el FIS hace parte del pasado y no hay que obsesionarse con este antiguo movimiento islamista que tantos problemas causó a su país. Es el caso de Luisa Hanune, la secretaria general del Partido de los Trabajadores (PT, de ideología trotskista). Esta mujer valiente manifestó su posición a favor de “una solución global a través del diálogo inclusivo” para resolver los problemas políticos de Argelia.
Olvidar el pasado
Abderrezak Mokri, presidente del islamista Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), también hace parte de los políticos que piensan que “Argelia no puede mirar al pasado y estancarse por el asunto del FIS”. Por el contrario, Amar Ghul, líder de la Agrupación Esperanza y Libertad (TAJ), fiel aliado del presidente Buteflika, no ha querido pronunciarse sobre el polémico asunto. El FIS es un fantasma político que sigue asustando a muchos argelinos. Abasi Madani vive en el exilio en Catar y su hijo Osama, en Londres, donde dirige el canal de televisión ‘Al Magharibia’. “Es poco probable que el FIS sea rehabilitado y recupere el peso electoral de otros tiempos”, piensa Milud Brahimi, expresidente de la Liga Argelina de los Derechos del Hombre (LADH). Muchos argelinos no piensan igual. El islamismo político es una corriente importante en Argelia, aunque se ha ido adaptando a las circunstancias e incluso cambiando de nombre. Es el caso de grupos como el movimiento Hamás, que después se transformó en MSP, o el Movimiento para la Reforma Nacional (MRN, antiguo El-Islah). La crisis interna en el MSP dio vida a otros grupos que recogen en gran medida el apoyo de los antiguos votantes del FIS y sus seguidores más jóvenes.