La jornada electoral estuvo marcada por los llamamientos al boicot de los partidos de la oposición y del Hirak, movimiento de protestas populares que sacude al país desde hace dos años y que lleva pidiendo reformas en el país que busca una nueva regeneración política ante la omnipresencia del Frente de Liberación Nacional y del Ejercito.
Sin embargo, el gran vencedor de estos comicios ha sido el Frente de Liberación Nacional controlando la cámara baja argelina desde la independencia de Francia en 1962. El FLN obtuvo 105 de los 407 escaños en la nueva Asamblea Popular Nacional, aunque perdió 69 diputados con respecto a los comicios anteriores, mientras que una coalición de independientes, repartidos en 800 listas de un total de 1500 se convirtieron en la segunda fuerza parlamentaria favorita entre los argelinos al conseguir 78 escaños. El aliado tradicional del FLN, la Agrupación Nacional Democrática (RDN), obtuvo 57 escaños, siendo una de las fuerzas que más poder ha perdido en los últimos años.

Los argelinos tuvieron que elegir entre 2.288 listas, de las cuales más de 1.200 se declararon "independientes", algo inédito en la historia de Argelia. Estas listas fueron fomentadas abiertamente por un Gobierno que buscaba renovar su legitimidad ante el hartazgo ciudadano. La asamblea emergente podría así sellar una alianza entre los partidos tradicionales (FLN y RND), los independientes, un grupo muy heterogéneo, y los islamistas legalistas.
La tercera opción más votada entre los argelinos ha sido el conocido como Movimiento de la Sociedad por la Paz (MSP), un partido de corte islamista, que ha logrado hacerse con 64 escaños. Por su parte, el Frente el Mustakbal (Futuro), cercano al poder, y el Movimiento Al Binaa (Construcción Nacional), obtuvieron 48 y 40 respectivamente mientras que otras ocho formaciones lograron entre uno y tres escaños, como es el caso del opositor Yil Yadid y el Frente de la Buena Gobernanza.

Según la Autoridad Electoral Nacional Independiente, organismo que supervisa el proceso electoral, gracias a los incentivos del Gobierno, que se esfuerza por infundir una sensación de renovación, más de 13.000 candidatos son menores de 40 años, y de ellos cerca de 5.700 son mujeres. Sin embargo, la próxima asamblea será casi exclusivamente masculina, ya que sólo se han elegido 34 mujeres (de 8.000 candidatos), frente a las 146 anteriores, debido a la supresión de un sistema de cuotas introducido en 2012.
Esta es la tercera consulta ciudadana que tiene lugar en Argelia desde la salida del poder del anterior presidente Abdelaziz Bouteflika en 2019, que dirigió el país durante 20 años presionado por la movilización en la calle y por la cúpula militar que le había mantenido en el poder. 24 millones de argelinos estaban llamados a las urnas en unas elecciones legislativas marcadas por un récord de abstención, números que arrojan sombras sobre la estrategia del Gobierno, que había planteado la consulta como el “final del Hirak” y el nacimiento de “la nueva Argelia”.
El presidente de Argelia, al que muchos siguen relacionando con la vieja dirección del Frente de Liberación Nacional, y los líderes del Ejército que lo respaldan tenía fe en unas elecciones parlamentarias de cara a acabar con más de dos años de protestas. El presidente argelino había anunciado nuevas reformas políticas para construir la “nueva Argelia” con el objetivo de poner en marcha las reformas políticas demandadas por una ciudadanía que afronta una grave crisis económica, marcada por la caída de los precios del mercado energético y la corrupción de una clase política instalada en el poder.

Por su parte, el presidente Abdelmadjid Tebboune ya ha optado por ignorar la cifra de participación. "Para mí, la participación no es importante. Lo que me importa es que aquellos a los que el pueblo vota tengan suficiente legitimidad", argumentó tras votar.
La tasa de participación al cierre de los colegios electorales en estas elecciones anticipadas a la Asamblea Nacional Popular de Argelia se estima en menos de un 23,03%, alcanzando el nivel más bajo de la historia de Argelia, según cifras ofrecidas por el presidente de la ANIE, Mohamed Charfi. Sólo 5,6 millones participaron en esta cita boicoteada, la mayor participación tuvo lugar en las grandes ciudades, próxima al 40%, se registró en Tamarraset, al sur de Argelia, mientras que la menor se produjo en la región de la Cabilia, donde no supero el 1%, según recoge Efe.
Estos han sido los últimos comicios celebrados desde finales de 2019 tras las presidenciales y el referéndum constitucional con una abstención del 60% en la elección de Abdelmajid Tebboune como presidente de Argelia y del 76% en la consulta sobre la reforma de la Constitución del pasado mes de noviembre.
Hay mucha expectación respecto a lo que pueda suceder ahora en las elecciones legislativas argelinas ya que el país no afronta una buena situación económica y la insistencia de los manifestantes que siguen exigiendo "un sistema civil y no militar".