El Foro de Assilah y la situación de la diáspora árabe en Occidente

La 45ª Sesión de la Temporada Cultural Internacional de Assilah, que tiene lugar desde el 13 al 31 de octubre, ha sido el marco en el que se ha celebrado el Foro de Assilah, una reunión inaugurada por el secretario general de la fundación del mismo nombre, Mohamed Benaissa, y que ha servido para analizar la situación de la diáspora árabe en Occidente.

La población árabe es clave en las sociedades de Europa y América gracias a elevada representación política. Sin embargo, las diferencias culturales, históricas, los problemas de asilo y adaptación, y la inmigración ilegal están provocando, según Benaissa, una brecha importante entre Occidente y la cultura árabe.
La unificación como raíz del problema
Las crisis identitarias de Europa, el aumento de las políticas de extrema derecha, los problemas de racismo y marginación social son cada vez más habituales en el Viejo Continente. Asimilar la marginación social y económica a los actos criminales es el problema fundamental de la clase política europea, según se desprende de las conclusiones de este foro, celebrado en la ciudad de Assilah.
En este sentido, igualar a toda la población de origen árabe dentro de una sola cultura es uno de los errores más grandes que se ha cometido por parte de los políticos occidentales, según afirmaba Katia Ghosn, profesora de la Universidad de París VIII.

El hecho de compartir cultura no iguala a todos los migrantes que llegaron a Europa y América durante las últimas décadas del siglo pasado. En los países de acogida el trato al recién llegado es totalmente diferente en función de las orientaciones políticas de estos. Según el exministro de Asuntos Exteriores de Libia, Mohamed Al-Dairi, las oleadas de inmigrantes que llegan ahora a Europa no vienen a representar a sus países, sino a la cultura árabe.
En el Foro de Assilah se ha puesto también de relieve que, con el paso del tiempo, la comunidad musulmana cada vez se ha visto más en la necesidad de desplazarse. Marginación, idioma, cultura son solo algunos de los motivos que han impulsado a la diáspora musulmana a viajar por Europa. Mientras que, en los años 90, Francia era el destino principal de esta migración, con constantes cambios y estigmas, ahora Londres se ha convertido en el nuevo epicentro de esta diáspora.

“París siempre fue el hogar soñado de los árabes”, apuntó el periodista londinense Mohamed Kawas, quien subrayó también diferencias según los países receptores: así, en Bélgica o Estados Unidos la tendencia es cada vez más extremista en cuanto al trato social de la figura árabe; en cambio, en el Reino Unido, Países Bajos y Francia es común que personalidades políticas e importantes tengan origen árabe.
Para Mohamed Kawas, las figuras de origen árabe dentro de los países europeos representan a éstos y no a sus países de origen.
Tendencia de contrainmigración
Mediante la marginación, el aislamiento y la exclusión, Occidente ha devuelto a las personas de raíces árabes a orígenes que ni ellos conocían. Así se pronunciaba el novelista marroquí Ahmed Al-Madani, quien explicaba que estas cuestiones reflejan el cambio generacional y geopolítico que está viviendo Europa y padeciendo la población musulmana que reside en el continente.
Haitham El-Zobaidi, director de Al-Arab y uno de los ponentes de mayor prestigio del Foro, afirmó: “La situación de los inmigrantes árabes, incluyendo las elites, se ha visto afectada por los recientes eventos terroristas en Europa, lo que ha aumentado la islamofobia y dañado la imagen de los árabes”. Además, en su intervención planteó si la diáspora árabe había logrado su objetivo cuando comenzó el intercambio cultural durante las décadas de los 80 y 90.

Del mismo modo, Katia Ghosn advertía que la inmigración que llegó a Europa hace más de 50 años se ha instalado en el sistema europeo “olvidando” sus orígenes, pero, las “miradas de reojo” que sufren los descendientes de raíces árabes nacidos en Europa son cada vez más comunes.
Ante estos estigmas y cambios, muchos de los países que se han caracterizado por su capacidad de acogida están ahora buscando medidas para frenar la llegada de más inmigrantes mediante ayudas económicas a los países de origen. Una medida que, según varios ponentes, demuestran la hipocresía de estos países occidentales.

La hipocresía de Occidente
“Aunque Occidente ha dejado de promover los valores de la Justicia a nivel global, hay un movimiento popular que está resurgiendo y haciendo oír su voz” señaló Mohamed Benaissa, secretario general del Foro de Assilah.
Las consignas acerca de temas como los derechos humanos eran solo un pretexto de las potencias para mantener su poder. “A pesar de que algunos gobiernos occidentales pudieran haber abandonado los valores comunes, como la libertad, la igualdad, la justicia, la colaboración, la paz y la tolerancia, no significa que estos valores sean incorrectos”, añadió Benaissa.

Los ponentes que intervinieron en el Foro concluyeron que el riesgo futuro de los recientes eventos en Gaza, con la agresión israelí, y los prejuicios occidentales podrían llevar a la formación de una generación extremista que busca venganza a un costo menor.
Sin embargo, no todo es negativo: la inmigración árabe a Occidente ha traído grandes beneficios económicos en forma de flujo de capital y nuevas líneas de comercio que han favorecido el crecimiento de lazos entre empresarios de todos los orígenes.