El grupo saharaui finaliza 2022 con varios desafíos que serán abordados en el próximo congreso de enero

Fracasos diplomáticos y divisiones internas, los dos principales problemas del Polisario

REUTERS/BORJA SUAREZ - Brahim Ghali asiste a un acto público en el campamento de refugiados saharauis de Bojador

El Frente Polisario termina el año con varios frentes abiertos que serán abordados en el próximo congreso que se celebrará a principios de 2023. Dentro de estos desafíos destacan los recientes fracasos diplomáticos o las divisiones internas.

A principios de este mes, una delegación de la organización saharaui viajó a Rusia con el objetivo de lograr respaldo financiero y militar. No obstante, Moscú optó por expresar su neutralidad ante el conflicto en el Sáhara Occidental. Tal y como destacó el Kremlin tras el encuentro -encabezado por el viceministro de Exteriores, Mijail Bodganov, y por un miembro del secretariado del Polisario, Khatri Addouh- Rusia defiende una solución “mutuamente aceptable en el marco de las Naciones Unidas”. En este sentido, según destaca Al-Arab, Moscú ya no ve al Polisario de la misma manera que la ve Argelia. Asimismo, el periódico árabe hace referencia a los lazos entre Marruecos y Rusia.

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Ambos países mantienen relaciones estratégicas con el fin de proteger sus intereses. Por este motivo, Marruecos se abstuvo de condenar la invasión rusa sobre Ucrania en la ONU, aunque, según destaca Al-Arab, este movimiento no afectó a las relaciones de Rabat con Estados Unidos y Europa ya que “ambas partes mostraron compresión”. Las sanciones tampoco impiden que Rabat y Moscú continúen desarrollando sus lazos. De hecho, a pesar de que existan restricciones contra los aviones y barcos rusos, el espacio aéreo marroquí sigue abierto para las aeronaves rusas. Asimismo, hay alrededor de 10 buques pesqueros rusos en aguas territoriales del Reino. Estos equilibrios y esfuerzos diplomáticos de Rabat están sirviendo para proteger la soberanía e integridad marroquí, así como para aislar al Polisario.

La reciente cumbre africana en Estados Unidos también representó otro fracaso diplomático para el movimiento saharaui. Durante el encuentro no se abordó la cuestión saharaui, ni siquiera por parte del primer ministro argelino, Aiman Benabderrahmane, quien se centró en la carretera Tinduf-Zuérate, una vía que conecta Argelia con Mauritania y que permitiría a Argel acercarse al océano Atlántico.

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Esto, de acuerdo con Al-Arab, supone “otro golpe a las esperanzas del Polisario de que las tierras del Sáhara sean el corredor que conecte a Argelia con el Atlántico”. Igualmente, “elimina una de las apuestas geopolíticas más importantes del Polisario y socava su importancia como potencia con importantes beneficios económicos para Argelia”. “Esto lo convierte en una mera carga política, financiera y de seguridad”, añade el periódico árabe.

Uno de los mayores errores del Polisario fue vincularse militarmente con la República Islámica de Irán. Tanto el embajador de Marruecos en la ONU, Omar Hilale, como el ministro de Exteriores, Nasser Bourita, han advertido sobre las amenazas que representa para la región la asociación entre Teherán y el Polisario. Estos lazos no solo crean riesgos en el Norte de África, sino que también perjudica a la propia organización. El uso de drones iraníes por parte del Polisario podría proporcionar a Marruecos un mayor apoyo internacional.

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Brecha generacional

Además de los problemas diplomáticos que enfrenta el Polisario, el movimiento también sufre divisiones internas. Dentro de este desafío, lo más destacable es la brecha generacional entre dos bandos, uno que quiere retomar la guerra y otro que apuesta por la diplomacia.

Incluso uno de los altos cargos del grupo ha reconocido que su generación “dominó todos los puestos y excluyó a los jóvenes a pesar de su educación y sus títulos académicos”. “Los de mi generación controlamos todos los cargos, desde el más bajo hasta el mas alto”, añadió, según recoge Al-Arab.

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Las diferencias entre los miembros han provocado renuncias, como el encargado de los asuntos relacionados con la Unión Europea, que dimitió aludiendo a “profundas diferencias de visión, métodos y herramientas”.

En medio de todos estos problemas se encuentran los miles de refugiados saharauis que malviven en los campamentos de Tinduf. Recientemente, la ONU ha advertido sobre la grave crisis humanitaria que enfrentan y el empeoramiento de las condiciones de vida. 

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