El líder del Gobierno reconocido internacionalmente ha anunciado el cese de todas las hostilidades con las autoridades que controlan el este del país

El GNA anuncia un alto el fuego en Libia y llama a elecciones el próximo mes de marzo

photo_camera AP/GREGORIO BORGIA - El líder del Gobierno de Acuerdo Nacional de Libia, Fayez Sarraj

Los tambores de guerra han dejado de sonar en Libia. El líder del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), reconocido por la ONU, Fayez Sarraj ha anunciado este viernes un alto el fuego inmediato y el cese de todas las hostilidades con las autoridades que controlan el este del país. 

En un comunicado oficial recogido por varios medios locales, Sarraj ha afirmado que “lograr un alto el fuego efectivo requiere que las regiones de Sirte y Jufra se desmilitaricen”. El líder del GNA ha señalado que “el objetivo final de esta decisión es restaurar la soberanía total sobre el suelo libio y lograr la salida de las fuerzas y mercenarios extranjeros”. En esta misma declaración, Sarraj ha hecho un llamamiento para celebrar elecciones parlamentarias y presidenciales el próximo mes de marzo. 

Este anuncio se ha producido después de que el portavoz del Ejército Nacional Libio (LNA), Ahmed Al-Mismari indicase este miércoles que sus fuerzas no se retirarán de Sirte y que se negaban a entregar la ciudad a los “invasores”, según informaba el diario The Libya Observer. En abril de 2019, las fuerzas encabezadas por el mariscal de campo Jalifa Haftar, leal a las autoridades asentadas en el este del país, pusieron en marcha una ofensiva para hacerse con el territorio del país. Los combates se han ido recrudeciendo desde entonces, hasta llegar a su punto álgido el pasado mes de diciembre cuando Haftar anunció el inicio de la “batalla final” y ordenó a sus fuerzas avanzar hacia la capital. Sin embargo, en los últimos meses el rumbo de esta guerra ha cambiado y las milicias asociadas a Sarraj han recuperado bastante terreno y enclaves importantes como Sabratha, Sorman y el aeropuerto de Al-Watiya.

PHOTO/REUTERS  -  Vehículos militares de las fuerzas gubernamentales libias se dirigen a la primera línea de batalla desde Misrata, Libia, el 3 de febrero de 2020

Este conflicto ha tenido un impacto directo en la sociedad civil, dado que la guerra ha reducido a menos de 100,000 barriles diarios la producción de crudo frente a los 1,8 millones que extraía durante la era de Gadafi, poniendo en jaque a la economía de cientos de familias. Por esta razón, Sarraj ha señalado que “la producción y la exportación deben reanudarse en los campos petroleros y los puertos, siempre que los ingresos se depositen en una cuenta especial de la Corporación Nacional del Petróleo en el Banco Extranjero de Libia, y que no se eliminen hasta después de alcanzar acuerdos políticos integrales”. Así, ha explicado que ha tomado las medidas necesarias para apoyar la gestión “eficiente y óptima” de los recursos nacionales, reafirmando que la Corporación Nacional del Petróleo es “la única que tiene derecho a supervisar la seguridad de los campos petroleros y los puertos en toda Libia”.

El presidente del Parlamento de Tobruk, Aguila Saleh también ha emitido un comunicado en el que anuncia este alto el fuego. Saleh considera que este cese de hostilidades “abre el camino para eliminar la injerencia extranjera y los mercenarios, desmantelar las milicias y contribuir a la recuperación del bombeo del petróleo”. En su declaración ha insistido en la importancia de eliminar a los mercenarios y desmantelar las milicias para lograr la soberanía nacional, subrayando que el principal objetivo es “alcanzar una reconciliación nacional integral, pasar página y construir un estado a través de un proceso electoral de acuerdo con la Constitución”. Por su parte, el canciller ruso Sergey Lavrov y su homólogo turco Mevlut Cavusoglu han acordado continuar las consultas para ayudar a que este alto el fuego sea una realidad. 

Libia es un país polarizado que se caracteriza tanto por su pluralidad étnica como por su homogeneidad religiosa. Tras la ejecución de Muamar El Gadafi en octubre de 2011, la nación norteafricana se ha convertido en un país marcado por la fragmentación. Casi nueve años después del inicio de la intervención de la OTAN contra el régimen de Gadafi, Libia es una nación dividida entre las zonas controladas por el internacionalmente reconocido Gobierno de Acuerdo Nacional, por un lado, y el territorio controlado por las autoridades del este, leales a las milicias de Haftar, por otro. El conflicto se ha intensificado en los últimos meses por la injerencia de potencias extranjeras interesadas en esta región, sobre todo por sus yacimientos petrolíferos.

Esta guerra enfrenta al Ejército Nacional Libio (LNA), liderado por el general Jalifa Haftar, quien desde abril de 2019 intenta extender su poder en las regiones que están aún en manos del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA). Haftar cuenta con el respaldo de Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Sudán, Rusia y Francia; mientras que el Gobierno de Trípoli, respaldado por los Hermanos Musulmanes y reconocido internacionalmente por Naciones Unidas o Italia, recibe ayuda militar de Turquía y Qatar. 

La portavoz de la Misión de Apoyo de la Organización de Naciones Unidas en Libia (UNSMIL, por sus siglas en inglés), Stephanie Williams ha aplaudido el anuncio del alto el fuego emitido por Fayez Sarraj y el presidente de la Cámara de Representantes Aguila Saleh. Asimismo, ha instado “a la rápida implementación del llamado de los dos líderes para la reanudación de la producción y exportación de petróleo de acuerdo con las instrucciones descritas en las dos declaraciones”. Según Willians, privar al pueblo libio de su riqueza petrolera “es una señal de una terquedad inaceptable por parte de los actores locales e internacionales involucrados”. Por esta razón ha pedido a todas las partes involucradas “que estén a la altura de esta ocasión histórica y asuman todas sus responsabilidades ante el pueblo libio”. “Las dos partes han creado la esperanza de forjar una solución política pacífica a la crisis libia de larga data, una solución que afirmará el deseo del pueblo libio de vivir en paz y dignidad”, concluye su comunicado. 
 

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