Atalayar conversa con el eurodiputado español acerca del Brexit y la economía española

González Pons: “El nacionalpopulismo se ha instalado en Reino Unido”

photo_camera Esteban González Pons

Esteban González Pons, portavoz de la delegación española del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, asiste al programa de Atalayar en Capital Radio para tratar los temas más importantes de esta semana en Bruselas. Empezando por la decisión de Boris Johnson de seguir adelante con la ley de Mercado Interno inglés, hablaremos también de la crisis del coronavirus, las consecuencias económicas y cómo vamos a afrontar estos retos a nivel económico en España.

Buenas noches Esteban, muchas gracias por atendernos. Para empezar la entrevista nos gustaría saber cómo han sido las reacciones dentro de los círculos de Bruselas hacia las insinuaciones de Reino Unido de seguir adelante con la Ley de Mercado Interno que viola las cláusulas del Acuerdo de Retirada de la Unión Europea, ¿ya se esperaban que Reino Unido fuera a dar una "patada al avispero"?

¡Buenas noches! Yo diría que más que habernos sorprendido, ha enfadado a la Unión Europea. Las posibilidades de que el Brexit acabase sin acuerdo eran muy altas y ya lo sabíamos. De hecho, llevamos meses advirtiéndolo y preparándonos para una salida sin ningún tipo de acuerdo.

Lo que ha ocurrido es algo más que eso: Boris Johnson ha anunciado su intención de incumplir el acuerdo que ya tiene firmado con la Unión respecto a la frontera de Irlanda del Norte, vulnerando así la legalidad internacional y poniendo en jaque los acuerdos de “Viernes Santo” que pacificaron esa zona de Europa.

Con la propuesta de ley de mercado interno británico lo que se está intentando es recuperar Irlanda del Norte como parte del mercado saltándose el acuerdo que tiene con la Unión Europea y estableciendo una frontera dura entre las dos irlandas que no puede tener buenas consecuencias. Por ello muchos políticos conservadores están diciendo ya en público que "si Reino Unido no respeta la legalidad internacional cómo vamos a exigirle a Rusia que lo haga".

Gonzalez Pons

¿Creen ustedes que puede ser esto una manera de tapar las miserias internas del Reino Unido? El ataque que ha hecho Boris Johnson en la pandemia quizás no ha sido el más brillante en cuanto a la eficiencia de la gestión. O incluso la situación económica grave, consecuencia de las medidas que se han tomado. ¿Puede ser una maniobra de distracción?

Yo no lo creo. Es verdad que la situación allí es muy difícil, pero Boris Johnson no es un oportunista, es un populista. El Brexit lleva detrás una filosofía política que nace de una doctrina económica. El Brexit no es un capricho ni un calentón, si no la última expresión de un movimiento nacionalista y populista instalado desde hace mucho tiempo en Reino Unido.

A los europeos continentales nos cuesta mucho admitir que esta vez el nacionalpopulismo se ha instalado en el Reino Unido y no otra vez en Alemania, Italia, Francia o en España. Esta vez son los británicos. La amenaza a la que se nos está sometiendo a todos con respecto a Irlanda del Norte es la típica amenaza nacionalistapopulista de un primer ministro que antepone los intereses nacionales a cualquier otra cosa.

Por otro lado, sucede lo mismo con la economía. Todos aquellos que piensan que Reino Unido “no se atreverá a hacerse daño con un Brexit sin acuerdo" están equivocados. Sí que se atreverá, ¿por qué no ha de atreverse? Lo que hay detrás es una filosofía política de una doctrina económica, la aspiración de los ideólogos del Brexit es convertir a Reino Unido en el ‘Gran Singapur’ pegado al continente europeo: nuestro gran competidor desleal.

No creo que haya un escape, no es una maniobra de distracción. Los ingleses no están locos, saben lo que hacen; otra cosa es que lo que hagan sea de locos.

¿Y Escocía? ¿Qué puede ocurrir con el Estado escocés si al final se produce un “Brexit duro” y los escoceses pretenden (aunque ya veremos cómo lo gestionan) estar en Europa?

Escocia será un problema para Reino Unido. En buena parte de la Unión europea, sobre todo para los alemanes y los franceses, Escocia va a ser la gran tentación a la hora de responder ante lo que Boris Johnson pretende hacer. Pero los españoles tendríamos que andar con pies de plomo: alentar la independencia en un país europeo para nosotros seguramente no es algo que pueda traernos ninguna ventaja.

Por otro lado, ofrecerle a Escocia el premio de ingresar en la Unión Europea por delante de los que están en la cola sólo por el mero hecho de segregarse de Reino Unido, tampoco creo que sea un camino que a los españoles nos convenga ni nos interese.

Escocia va a estar ahí, pero es una jugada que España debería evitar que se llevara a cabo y, por el bien de todos, fomentar el principio de respeto a la integridad territorial de los Estados.

Ayer domingo, los expresidentes británicos, Blair y Major exigían, en un artículo de The Times, a Johnson que cumpliera con sus compromisos internacionales. Pedían al Parlamento inglés que retirasen la ley que está en vías de aprobación para este “Brexit duro”. (Minutos después de esta entrevista, el Parlamento británico aprobaba la mencionada ley con (340 votos a favor frente a 263 en contra). ¿Contemplan ustedes que ya es inevitable un “Brexit duro”?

Nosotros estamos instalados en el "Ojala". 

“Ojala todo sea un farol”, “ojala todos estén jugando al juego de ¡tonto el primero que levante el pie del acelerador!", "ojala crean que, como siempre, en la última negociación de la última noche ya casi de madrugada la UE va a ceder".

Estamos instalados en el “¡Ojala!”, pero todo apunta a que va a haber un Brexit duro. La ruptura va a será absoluta y Reino Unido va a ser, a partir del 1 de enero, como Corea del Norte a efectos comerciales para nosotros.

Ellos aspiran a convertirse en el Gran Singapur al lado de la Unión, van a hacernos competencia desleal, dumping, y a ponernos muy caro el acceso a sus aguas. Buscan una relación privilegiada con Estados Unidos y creen que un vecino desleal tiene todas las de ganar frente a la burocrática de la Unión Europea.

Pons

¿Qué sensación ha dejado en Bruselas el informe de EUROSTAT que habla de que España es la última en todo (gestión de la pandemia, economía, caída del PIB de un 18,5%, destrucción de empleo..?

Bueno, la Unión Europea tiene muchos problemas encima de la mesa. La economía española hoy es uno de ellos, pero no el más acuciante. 
En estos momentos las fronteras están otra vez cerrándose de manera aleatoria poniendo en jaque Schengen; estamos empezando a tener por primera vez brotes de coronavirus, y algún incidente peor, en los campamentos de refugiados; la tensión entre Grecia, Chipre y Turquía crece incluso como para justificar la convocatoria de un Consejo Extraordinario en septiembre…

Digamos que la economía española está entre las preocupaciones, pero no entre las urgentes. Es obvio que los españoles estamos muy preocupados por el próximo presupuesto, pero me da la impresión de que deberíamos preocuparnos más por el presente presupuesto. 

La recaudación, con esta caída del PIB, solo puede hundirse en el último trimestre. Y con una recaudación hunida el problema no es cómo hacemos el presupuesto de 2021, si no cómo cerramos el presupuesto de 2020. Habrá que pensar en qué recortes hacemos en 2020 para poder cerrar este presupuesto. 

Por otro lado, de cara al fondo de recuperación del cual van a venir 140.000 millones de euros, todos los países están trabajando ya en sus programas de país y de recuperación. Pero nosotros aun no. 

El Gobierno ha contado la mentira de que ese programa de recuperación va enlazado a los presupuestos generales del Estado. Han convertido el debate del plan de recuperación en el debate de los presupuestos. Por lo tanto, no sólo es que la situación económica española sea muy mala, si no es que es peor en el presente de lo que se anuncia. 

La política española lo envenena todo, incluso las soluciones que están esperando desde Europa para que volvamos a respirar.

Es cierto que todavía no hay proyectos. De hecho, la semana pasada el presidente del Gobierno, en relación al criterio con el que se van a repartir los famosos 140.000 millones, habló de “instalar ascensores en edificios que no tengan y en los que vivan personas con movilidad reducida”. Estos proyectos son fundamentales para una sociedad como la nuestra.  Pero, ¿son estos los proyectos que hay que realizar y diseñar para recibir los 140.000 millones?

Bueno, puede que el dinero nunca llegue a venir. El proceso no consiste en que, el 1 de enero, aparezca un señor con un camión cargado de millones en el Banco de España.

Primero: no está claro que definitivamente el proyecto del plan de recuperación esté aprobado. El Consejo ha aprobado un proyecto y esta semana el Parlamento tiene que dar su consentimiento. En el Parlamento se exige que se establezca una condicionalidad por respeto al “estado de Derecho”. Si tal cosa sucede es previsible que el Consejo no vuelva a aprobarlo en las condiciones en las que lo aprobó.

En todo caso, después de que el Consejo de le una segunda aprobación, tiene que pasar por los parlamentos nacionales, que no son 27, son 42. Porque en muchos Estados esta competencia está descentralizada. Finalmente, el Parlamento Europeo tiene que aprobar, si es que finalmente lo aprueba el Consejo, el marco financiero plurianual, que básicamente es lo que conocemos como presupuesto europeo, y sirve de abal para el plan de recuperación.

Si el Parlamento no aprobara este marco financiero plurianual, que ahora mismo está el Consejo presentando a la baja con recortes en políticas esenciales como por ejemplo la PAC (Política Agrícola Común), no entraría en vigor el plan de recuperación.

Y aunque todo eso se cumpliera en los próximos meses, el Gobierno de España en el marco del semestre europeo, tiene que presentar el plan de país que todavía no está elaborado y no tiene nada que ver con los presupuestos. En este se presentarán una serie de programas, y en la presentación de los proyectos se irá librando el dinero.

En este momento lo que es más seguro es que hubiese dinero suficiente pero falten ideas. Hay un informe, publicado en algún medio de comunicación, que cuenta que los españoles no consumimos todo el dinero que nos corresponde de los programas. Esto también podría ocurrir con este fondo de recuperación.
Esta todo por escribir y, a mi lo que me sorprende desde el punto de vista de Bruselas, es que en España no exista un debate sobre este asunto que sí existe en el resto de países europeos.
 

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