La construcción de la primera base naval rusa en Sudán es la constatación de una creciente presencia en el continente

Las implicaciones del acuerdo entre Rusia y Sudán

photo_camera PHOTO/SPUNTIK/MIKHAIL METZEL/KREMLIN - El presidente ruso, Vladimir Putin, con el presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, en la Cumbre Rusia-África en Sochi, Rusia, el 23 de octubre de 2019

Durante el último mes, se han ido oficializando las conversaciones para la construcción de una base naval de carácter logístico en Sudán, con la que Rusia daría apoyo a su flota desde el mar Rojo. Aunque las negociaciones no vienen de ahora, ha sido durante estas semanas cuando se han ido confirmando las posibles localizaciones y se ha producido la firma del acuerdo. Finalmente, la base naval se ubicará en la parte norte de Port Sudán, al este del país, aunque la localización exacta aún se está decidiendo, con tres posibles zonas. 

La base naval tendrá un objetivo eminentemente logístico, por eso la cifra de personal que se maneja se encuentra en torno a los 300, entre civiles y militares, además de cuatro buques que podrían contar, según el acuerdo, con propulsión nuclear. La concesión del espacio es por 25 años, pudiéndose renovar otros 10 años más. En la base se podrá llevar a cabo labores de mantenimiento de los buques, así como de repostaje. El acuerdo también permite el transporte de armamento a través de él y de los aeropuertos de Sudán, de cara a que la base pueda operar con plenitud.

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La elección de Sudán por parte de Rusia le permite consolidar sus relaciones con este país sin necesidad de disputarse la prevalencia con otros países, como hubiera sucedido si se hubiera decantado por ubicarla en Yibuti, donde ya están presentes navalmente países como Estados Unidos, China o Japón, y desde donde se controla perfectamente el estrecho de Bab el-Mandeb, que conecta el mar Rojo con el océano Índico.

Rusia consolida con la construcción de la base naval, su creciente presencia en el continente africano. Hasta ahora, aunque el aumento de su presencia ha mantenido un perfil bajo, en los últimos años las relaciones entre el país y el continente han crecido intensamente. Principalmente, Rusia ha explorado el ámbito militar y la seguridad para su expansión. Para ello se ha servido de la presencia de la Compañía Wagner, de los acuerdos de compraventa de armamento, y los acuerdos para fortalecer los ámbitos de la seguridad de diferentes países a través de la formación y el asesoramiento. Su presencia ha sido confirmada en Mozambique y en República Centroafricana, además de en el conflicto libio y de manera más o menos difusa en otros países como Mali.

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Desde Moscú también se han estrechado lazos diplomáticos con la cumbre Rusia-África de 2019, donde casi la totalidad de países africanos estuvieron presentes, y multitud de acuerdos de cooperación fueron firmados en ámbitos como el de la energía, la extracción de recursos minerales o el desarrollo de infraestructuras, en los que las empresas públicas rusas tendrán un papel importante. En el ámbito militar, Rusia mantiene ya acuerdos de cooperación con casi la totalidad del continente, a excepción de países como Marruecos – que militarmente se decanta por su alianza con Estados Unidos, en contraposición a lo que hace Argelia –. También destacan los acuerdos en materia energética, sobre todo nuclear, con países como Egipto, Etiopía, Kenia, Uganda o Ruanda, y los vinculados a los recursos minerales, como en República Centroafricana.

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Otra de las formas que tiene Rusia de adentrarse en el continente, tiene que ver con la influencia política y la injerencia en procesos electorales de varios países. Así lo ha hecho favoreciendo las campañas de desinformación en países como Madagascar o la República Democrática del Congo, apoyando aquellos gobiernos que le son más favorables. Una de las formas que tiene de llevar a cabo esta influencia es a través de la presencia de la cadena Russia Today, presente, a excepción de la región del Sahel, en casi la totalidad del continente.

Rusia busca ganar presencia en el continente, aprovechando las dudas de Estados Unidos en su relación con él y su progresiva retirada militar de zonas como el Sahel o el cuerno de África. El formato que emplea, menos ligado a cuestiones como el desarrollo social y democrático de los países, seña de identidad de las relaciones entre África y la Unión Europea, le facilita el entendimiento con determinados regímenes africanos. En ese sentido, su principal competidor es China, aunque la preferencia de Pekín por las relaciones comerciales y la inversión en infraestructuras, deja el sector de la seguridad vacante para Moscú, y, a través de él, mejorar su posición también en otros ámbitos.

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