La tensión entre Irán e Israel se ha incrementado de forma exponencial desde que Estados Unidos decidiera unilateralmente retirarse del acuerdo nuclear con Irán. Trump ha conformado la relación actual de estos dos países de Oriente Medio, cuyas diferencias no han hecho más que aumentar, temiendo un enfrentamiento armado entre ambas potencias.
La Administración Trump llega a su fin, y todos los actores implicados- Israel, Irán y el propio Estados Unidos- temen un último ataque por parte de su enemigo acérrimo. Estados Unidos ya avisaba la semana pasada que “está preparado” para cualquier posible ataque por parte de Irán en el aniversario de la muerte del comandante iraní Qassem Soleimani, el próximo 3 de enero.
El jefe de las fuerzas estadounidenses en Medio Oriente, el general Frank McKenzie, realizaba las siguientes declaraciones: “estamos listos para nuestra defensa y la de nuestros amigos y aliados en la región, y estamos listos para reaccionar si es necesario”. En definitiva, cualquier ataque contra Israel -principal aliado de Estados Unidos en la región- será considerado como un ataque contra el país americano y no dudarán en tomar las correspondientes represalias.
Irán por su parte también ha advertido tanto a Israel como a Estados Unidos de no cruzar “las líneas rojas” en el Golfo, a escasas semanas de la salida de Trump de la Casa Blanca. El portavoz del Ministerio iraní de Exteriores, Saíd Jatibzadeh, subrayó que su país se defenderá ante cualquier "aventura" estadounidense.
Jatibzadeh instó a la Administración saliente de Estados Unidos a que "se abstengan de crear tensiones en los últimos días de su presencia en la Casa Blanca" y aseguró que "cualquier paso erróneo" por su parte "dejará un legado peor para la región".
Estas declaraciones tiene lugar una semana después de que la armada estadounidense anunciara que un submarino nuclear había atravesado el estrecho de Ormuz, en una nueva demostración de fuerza hacia Irán. A este anuncio, se suma la noticia de que un submarino israelí, se encontraba en ruta hacia el Golfo, y ya había cruzado el Canal de Suez, información que Israel no ha confirmado pero tampoco desmentido.

El portavoz del Ministerio iraní de Exteriores ha manifestado que “todos conocen las políticas (de Teherán) con respecto a la seguridad y la seguridad nacional (…) Todos saben muy bien qué tan alto es el riesgo si se cruzan las líneas rojas de Irán”.
En los últimos meses se han lanzado diferentes acusaciones entre estos países. Teherán acusó a su enemigo regional Israel de ser responsable de varias operaciones anti-iraníes, incluido el asesinato el mes pasado del científico nuclear Mohsen Fajrizadeh. Estados Unidos, por su parte, ha acusado a Irán de estar involucrado en un ataque con cohetes la semana pasada cerca de su embajada en Bagdad.
A estas acusaciones se ha sumado Hizbulá, el grupo chií libanés respaldado por Irán, que afirmó, el pasado domingo, haber recibido información sobre la eliminación del líder del grupo. Desde Hizbulá afirman que Riad "había ofrecido a Estados Unidos financiar su asesinato", y agregó que lo llevaría a cabo Israel, a petición de Arabia Saudí, con la aprobación de Estados Unidos.
La tensión en la región se hace cada vez más evidente a medida que se acerca la inminente salida de Donald Trump de la Casa Blanca, y a la víspera del aniversario por el asesinato de Soleimani. Muchas son las advertencias lanzadas entre ambos bandos, evidencia de que tanto Israel como Estados Unidos e Irán temen que se lance algún tipo de ataque en el tiempo de descuento.