Los islamistas de Justicia y Caridad se enfrentan a la monarquía marroquí

Por Rachid Elalamy
Foto: Entierro del jeque Abdeslam Yasín, fundador del movimiento islamista Al Adl wal Ihsane, en Rabat.
 
Al Adl wal Ihsane (Justicia y Caridad), el movimiento islamista tolerado pero no legalizado más potente de Marruecos, no reconoce a la monarquía alauí y acusa a esta institución de ser el principal problema del país. El fundador de este movimiento, el difunto jeque Abdeslam Yasín, fue un duro opositor al rey Hasan II y le pidió que abandonara el poder. Por ese motivo, fue detenido y recluido en un centro psiquiátrico durante tres años. La llegada al poder de Mohamed VI, en 1999, no cambió la situación: Justicia y Caridad siguió en la oposición a la monarquía, entre otros motivos, porque no reconoce la figura de Comendador de los Creyentes que desempeña  el monarca en Marruecos. El movimiento islamista de inspiración sufí nunca se presentó a una elección, porque no está legalizado, pero ha sido capaz de movilizar a decenas de miles de personas en las calles de Rabat, Casablanca y otras ciudades del país. La muerte del jeque Yasín en diciembre de 2012 abrió una nueva etapa para Justicia y Caridad. Las divergencias  entre el sector afín a Yasín y la corriente más pragmática que quiere transformar Justicia y Caridad en un partido convencional se acrecentaron y la hija del jeque, Nadia Yasín, que hace una década era una estrella política, quedó debilitada. Justicia y Caridad moviliza a más gente que el gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) del primer ministro islamista, Abdelilah Benkirane. Al Adl wal Ihsane considera que el PJD es un “partido del poder como los demás” y no  una formación islamista. Justicia y Caridad no está tan presente en la calle como hace siete u ocho años, pero sigue teniendo fuerza y desempeñó un papel clave en las movilizaciones contra el poder  que se produjeron en Marruecos en 2011 y dieron vida al opositor Movimiento del 20 de Febrero.
 
Desmarcarse del sistema
Ahora, Justicia y Caridad hace esfuerzos para desmarcarse del resto de las fuerzas políticas. Criticar abiertamente a la monarquía en un país donde muy poca gente lo hace públicamente, es la manera que tiene el movimiento  islamista de hacer ver  a la población que no pertenece al sistema establecido. Hace unos días, con motivo de una reunión del Círculo Político de Justicia y Caridad, este movimiento expresó su rechazo a la monarquía. El movimiento islamista “condena” en un documento aprobado por la dirección  el control de “la institución monárquica sobre todos los sectores y decisiones del Estado”, su “monopolio sobre las riquezas del país” y “sus intentos de debilitar los actores políticos, sociales y económicos”. El texto  de Justicia y Caridad acusa a la monarquía de ser responsable del “endeudamiento” del país, del “rigor presupuestario” y de las “restricciones de las actividades de las asociaciones de derechos humanos”.  Al Adl wal Ihsane se atreve incluso a afirmar que la monarquía  no ha  sabido gestionar adecuadamente la cuestión del conflicto del Sáhara Occidental, y considera que lleva a cabo una estrategia “confusa” sobre dicha cuestión, que en Marruecos las autoridades consideran “una causa sagrada”. Según algunos analistas, el texto aprobado por el Círculo Político de Justicia y Caridad podría ser un mensaje dirigido a Palacio de cara a futuras negociaciones  sobre la legalización del movimiento islamista. Todo es posible en Marruecos, donde  un sector importante de Justicia y Caridad busca vías políticas nuevas y, sobre todo, legales. Y la monarquía tiene suficiente apoyo y margen de maniobra para negociar lo que le convenga.
 

Más en Política
joshua-harris
Una delegación militar argelina en Washington para reforzar la cooperación entre los dos países y una delegación americana de alto rango en Argel para poner fin a un conflicto que el régimen argelino ha agravado desde hace tres años sin dar la menor razón. ¿Beneficiará este acercamiento argelino-estadounidense a los pueblos de la región?

Conflicto argelino-americano: intervención diplomática de Washington