Se trata de la peor tragedia en Yemen y los hutíes sólo quieren depurar responsabilidades. Cerca de 80 personas, entre ellos mujeres y niños, han muerto y 139 están heridas tras una estampida que se produjo la pasada noche en un colegio de Saná, la capital yemení controlada por los rebeldes hutíes.
La multitud se aglutinó para recibir una ayuda de 5.000 reales yemeníes, concedida por el fin del Ramadán, cuando unos hombres armados dispararon al aire para dispersar a las personas concentradas, que entraron en pánico y provocaron la mortal estampida. Las primeras declaraciones del líder de la milicia hutí, Mohamed Ali Al-Houthi, desvinculan al grupo rebelde de cualquier responsabilidad.
Stampede in Yemen’s ?? capital kills at least 90
— Saad Abedine (@SaadAbedine) April 20, 2023
Houthi militiamen fired into the air in an attempt at crowd control, struck an electrical wire, causing it to explode, sparking panic
That's when many including many women & children, began stampedinghttps://t.co/FhbkUDZUX0 https://t.co/PBjGKqWY3u pic.twitter.com/vVOCDFFq2P
“El incidente de la estampida es una herida dolorosa, una nueva tragedia y un panorama sombrío causado por la agresión de Estados Unidos, Reino Unido, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y sus aliados, quien llevó al pueblo yemení a la peor crisis humanitaria mundial”, ha publicado Al-Houthi en su cuenta de Twitter. “Responsabilizamos a los países agresores de lo sucedido y de la amarga realidad que vive el pueblo yemení debido a la agresión, el bloqueo, el recorte de salarios y la destrucción de la moneda”.
حادتة التدافع مصاب أليم ومأساة جديدة وصورة قاتمة سببها الأول العدوان الأمريكي البريطاني السعودي الاماراتي وحلفائه
— محمد علي الحوثي (@Moh_Alhouthi) April 20, 2023
الذي اوصل الشعب اليمني الى أسوأ أزمة إنسانية عالمية
بالاضافة الى العشوائية المرتجلة التي صاحبت الموضوع لدى توزيع المساعدات من قبل التجار
نحمل دول العدوان مسؤلية… pic.twitter.com/HCouz1Gs9N
Culpar a los aliados del Gobierno yemení, reconocido internacionalmente, y arrestar a los dos comerciantes locales que repartían la ayuda. Esas han sido, por el momento, las medidas que ha tomado el Consejo Político Supremo. Pero ni eran los comerciantes los que dispararon al aire, el elemento que provocó la avalancha, ni los aliados del Gobierno de Adén son los absolutos responsables de la hambruna poblacional de Saná.
Yemen vive una fratricida guerra civil desde que las milicias hutíes, los autodenominados “Partidarios de Dios”, dieran un golpe de Estado en 2014 contra el presidente Al-Hadi. Más de 300.000 personas han perdido la vida a causa del conflicto, y más de 23 millones de personas, las tres cuartas partes de la población, necesitan ayuda humanitaria, según los datos que recoge Naciones Unidas.

Tras más de ocho años de un conflicto devastador, la mayor crisis humanitaria del mundo veía con esperanza su fin con la última visita de las delegaciones omaní y saudí a Saná para establecer con los hutíes, respaldados por Irán, un acuerdo de paz para Yemen, un alto al fuego permanente y un levantamiento al bloqueo yemení. De hecho, los primeros frutos de esas conversaciones se materializaron en un intercambio de cientos de prisioneros.
Sin embargo, los hutíes piden expresamente a Arabia Saudí garantizar la salida de todas las fuerzas extranjeras. “No se puede alcanzar una resolución completa a menos que todas las fuerzas de ocupación abandonen la República de Yemen, y esto incluye todas las islas y otras áreas”, expresó en una entrevista a la CNN el líder hutí, Mohamed Ali Al-Houthi.

La firme negativa de los hutíes a las propuestas saudíes y las recientes acusaciones no sólo alejan los acuerdos de paz “más reales” hasta el momento, sino que ponen un precio político a las más de 80 personas que han muerto en la estampida de Saná.