Las manifestaciones exigen la renuncia del presidente Ibrahim Boubacar Keita y denuncian la ilegitimidad parlamentaria actual originada por la manipulación de los resultados electorales de abril

Mali sigue sumido en las protestas por la crisis nacional

photo_camera AFP/MICHELE CATTANI - La gente huye a la llegada de policías antidisturbios mientras los manifestantes ponen barricadas para bloquear la circulación en el puente de los Mártires de Bamako el 11 de julio de 2020

Las revueltas prosiguen en Mali en contra del Gobierno de Ibrahim Boubacar Keita y continua también la represión policial que ha dejado ya decenas de muertos, según datos de la oposición.

Desde que comenzaron las últimas protestas violentas la pasada semana, se han venido produciendo altercados entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad del país africano que quieren reprimir las marchas ciudadanas. 

En el centro de la ola opositora está el Movimiento 5 de Junio y el Reagrupamiento de las Fuerzas Patrióticas (M5-RFP), el cual acusó al Gobierno maliense de practicar "ejecuciones sumarias premeditadas y detenciones arbitrarias" contra los manifestantes y sus líderes. Además, lamentó que el Ejecutivo emplease a las fuerzas especiales antiterroristas (FORSAT) para reprimir a los manifestantes y sofocar la reivindicación popular, utilizando "armas de guerra de forma sistemática" contra los civiles.

Los manifestantes en una barricada puesta frente a la mezquita Salam de Badalabougou, donde el influyente imán Mahmoud Dicko dirigió una oración dedicada a las víctimas de los enfrentamientos de los últimos días en Bamako, el 12 de julio de 2020

Se denunció que esta actitud represiva causó también cientos de heridos, aunque el Gobierno maliense afirmó que fueron un total de 158 los heridos en las protestas de la semana pasada, entre manifestantes y agentes de seguridad.

"La ola de violencia que se extendió por la ciudad de Bamako causó la pérdida de vidas y daños materiales enormes a los edificios y propiedades públicas, así como a las personas y sus posesiones", indicó una nota oficial gubernamental.

Los manifestantes construyen barricadas para bloquear la circulación en el puente de los Mártires de Bamako, el 11 de julio de 2020

El comunicado añadió que el primer ministro, Boubou Cisse, ordenó una investigación para determinar las responsabilidades en estos acontecimientos y evaluar el volumen de los daños causados.

La última escalada de violencia estalló el pasado día 10 de julio cuando la coalición opositora formada por el M5-RFP declaró la desobediencia civil hasta el derrocamiento del presidente Ibrahim Boubacar Keita, entre otras demandas.

El presidente de Mali, Ibrahim Boubacar Keita

La cabeza visible de la oposición maliense es el jeque musulmán Mahmoud Dicko, pero este se ha desmarcado de la vía de la desobediencia civil adoptada por la mayor parte de la oposición.

Ante el auge de los actos violentos, Dicko llamó a la calma y pidió que se eviten los enfrentamientos, sin renunciar a su determinación para derrocar el sistema del presidente Boubacar Keita. "Pido de nuevo a la juventud maliense que muestre moderación y calma. Realmente podemos lograr todo lo que buscamos con paciencia y buenas maneras. Evitar cualquier tipo de violencia", remarcó el líder opositor en declaraciones hechas a la cadena radiofónica francesa RFI.

Mapa de Mali que localiza la capital Bamako

Las continuas crisis de Mali, desde la economía hasta la de seguridad, han estallado finalmente en este amplio movimiento de protesta contra el presidente Boubacar Keita. Ahora, el líder conservador Mahmoud Dicko se ha convertido en una de las figuras más seguidas para retar a una clase política cada vez más desacreditada ante los ojos de la ciudadanía.

El imán vuelve a estar en la primera línea del movimiento opositor después de las manifestaciones de hace un año. Ahora se ha podido sacar a las calles de Bamako, la capital de Mali, a miles de manifestantes para exigir la renuncia de Boubacar Keita. Las protestas acusan a Keita y su Gobierno de ser incapaces de afrontar las múltiples crisis de Mali, desde la insurgencia yihadista en el norte del país, hasta la violencia entre comunidades diversas que acosa al centro de la nación, pasando por la difícil situación económica que sufre el sur, donde vive el 90% de la población del país. 

El imán maliense Mahmoud Dicko

Tras la declaración de intenciones de Dicko, las autoridades malienses liberaron a siete líderes del M5-RFP, entre ellos Issa Kaou Djim, Clément Dembele, Mountaga Tall, Choguel Maiga y Nouhoum Sarr, que fueron detenidos durante el estallido de las protestas hace poco más de una semana.

La capital Bamako y otras ciudades de Mali ya fueron escenario de protestas multitudinarias durante los últimos meses contra los resultados de las elecciones legislativas del pasado abril, que dieron la victoria a partidos políticos ligados al presidente de la nación. Los grupos de la oposición consideran que la actual Asamblea Nacional es ilegítima debido a la falsificación de los resultados de aquellos comicios, por lo que piden su disolución. Asimismo, reivindican la dimisión del Tribunal Constitucional por validar estos resultados electorales y no tomar en consideración los recursos de los partidos opositores. 

El M5-RFP sigue exigiendo la renuncia de Ibrahim Boubacar Keita y sigue convocando marchas de protesta y de recuerdo a las víctimas de la represión de las últimas manifestaciones. 

El primer ministro de Mali, Boubou Cisse

Mountaga Tall, uno de los líderes, indicó que el M5-RFP volvía a su “demanda inicial”, que es la “dimisión de Keita”. El opositor recordó que, a petición de la comunidad internacional, se retiró esta exigencia, pero que tras la violenta represión de las fuerzas de seguridad se volvió a demandar la marcha del presidente maliense. 

Los disturbios y enfrentamientos del viernes pasado llegaron tras el llamamiento a la desobediencia civil. Se produjo entonces un ataque a la sede de la Asamblea Nacional y la toma de dependencias de la televisión pública del país, así como el bloqueo de diferentes puntos de la capital Bamako. El propio Tall señaló que se podría recurrir al Tribunal Penal Internacional por lo sucedido y señaló que el movimiento no es violento.

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