Marruecos no se quedará de brazos cruzados ante los cada vez más habituales ataques del Frente Polisario contra objetivos civiles. Además de las ofensivas llevadas a cabo sobre la ciudad de Esmara, el Polisario intentó alcanzar nuevos objetivos el pasado fin de semana, aunque en esa ocasión, drones marroquíes consiguieron frustrar la incursión de tres vehículos polisarios que habían cruzado la frontera mauritana clandestinamente. Ahora, el Gobierno marroquí ha decidido fortalecer su posición respecto a lo que describen como “organización criminal y terrorista”.
Tras la última reunión de los partidos de la coalición encabezada por el presidente Aziz Akhannouch, se ha emitido un comunicado en el que han hecho un llamamiento a responder a los ataques del Frente Polisario. Ataques que, dicen, “tuvieron como objetivo un barrio residencial de la ciudad de Esmara con proyectos explosivos, que provocó la muerte de un ciudadano marroquí”. Desde el Ejecutivo denuncian estos intentos de socavar la tranquilidad y la seguridad de Marruecos y han puesto en marcha una investigación judicial acerca de ellos.

El reino alauí prefiere mantener la compostura y demostrar solidez desde la perspectiva estatal. Se entiende que responder con violencia es parte de los considerados terroristas del Polisario y no de quien ostenta el liderazgo regional. De ahí que Rabat busque recabar pruebas a través de su investigación y presentar los resultados ante el Consejo de Seguridad y la Asamblea de las Naciones Unidas.
A pesar de tratarse de una “línea roja”, como ha descrito el ministro de Asuntos Exteriores, Cooperación Africana y Marroquíes Residentes en el Extranjero, Nasser Bourita, Marruecos quiere actuar con cautela en un momento delicado. Con tanta inestabilidad en la comunidad internacional, el Reino quiere mantener una postura pacífica y seguir ganando socios respecto a su plan de autonomía bajo la soberanía marroquí. Y para lograrlo, avivar el conflicto con el Frente Polisario no parece la mejor de sus bazas.

Marruecos pretende seguir el camino de la transparencia ante su convenimiento de llevar esta histórica situación a buen puerto. Y la sociedad está respondiendo en sintonía en las calles. Primero fueron las protestas en El Aiún y más recientemente en el cruce de Guerguerat. Ali Beida, jefe de la sección regional del Centro Internacional para la Defensa de la Autonomía en la región de El Aaiún-Saguía El Hamra, asegura que estas movilizaciones representan la “condena colectiva de los actos terroristas”.
Sin embargo, no parece que ni el Polisario ni sus socios argelinos quieran ceder en sus esfuerzos de agitar el avispero en el que llevan años convirtiendo el Sáhara Occidental. Incluso a pesar de los elogios por parte de Naciones Unidas hacia Marruecos en su resolución 2703, en la que, además, llama la atención al Frente Polisario por restricciones a la libertad de movimiento de la MINURSO. Como también lo hace con Argelia por no permitir el registro de la población en los campamentos de Tinduf.
Así, Marruecos quiere optar por defender una propuesta con cada día más valedores, incluso en un momento en el que el Polisario ha intensificado la violencia. Rabat quiere mostrar fortaleza ante la amenaza que supone para la integridad territorial de su país y para la seguridad de sus ciudadanos, pero siempre sabiendo que la solución política que hay sobre la mesa es la única vía para alcanzar la paz.