Por Rachid Elalamy
Foto: El líder del Polisario, Mohamed Abdelaziz (en la izquierda) en la ceremonia de investidura del nuevo presidente salvadoreño, Salvador Sánchez Cerén.
La diplomacia marroquí se ha dado cuenta que América Latina también existe y es importante para sus intereses económicos y geoestratégicos. En diciembre de 2012, la Dirección de Asuntos Americanos del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí puso en marcha un plan de actuación para el centro y el sur de América, entre otros motivos, porque hay países donde los amigos políticos del Frente Polisario gozan de buena prensa. En esos países hay profesores universitarios, periodistas, abogados y otros profesionales, además de activistas políticos y sociales, que defienden exitosamente las tesis independentistas del Polisario sobre el Sáhara Occidental y atacan a Marruecos, país al que describen como un régimen dictatorial que oprime a los saharauis y ocupa su patria. Estos argumentos han hecho mella en algunos sectores de la ciudadanía iberoamericana. En esos países, Marruecos es un perfecto desconocido y casi nadie conoce su tesis sobre el conflicto saharaui. En Perú, el periodista Ricardo Sánchez-Serra es un activo portavoz de las tesis del Polisario que tiene un cierto número de seguidores. La Asociación Internacional de Amistad Amigos del Pueblo Saharaui del Perú (ASISAHARAUI-PERÚ) está muy presente en la sociedad. Pero hay muchos más casos en otros países latinoamericanos. Eladio García, un argentino de origen español de Buenos Aires, es un convencido militante de la causa saharaui y no pierde ninguna ocasión para denunciar “el colonialismo marroquí en el Sáhara Occidental, que masacra a los saharauis e impide por la fuerza de las armas su independencia”. Está también el caso de Cuba, que apoya política y materialmente al Polisario y se encarga de difundir sus ideas en los sectores fundamentalistas de la izquierda latinoamericana. “Nos hemos dado cuenta tarde de que el Polisario no sólo tiene fuertes apoyos en España, sino también en América del Sur, y esto lo tenemos que remediar”, apunta una fuente diplomática marroquí contactada por Atalayar. “Marruecos nunca ha sabido defender bien la marroquinidad del Sáhara en el exterior. En cambio, el Polisario y sus asesores argelinos han hecho un buen trabajo de propaganda”, lamenta el politólogo Mustafá Sehimi. Una delegación del Foro de Presidentes de Poderes Legislativos de Centroamérica y la Cuenca del Caribe (FOPREL) visitó Marruecos a finales del pasado mes de octubre. Las autoridades marroquíes trataron de convencer a estos delegados de que el Sáhara Occidental pertenece al Reino Alauí. Algunos quizá se lo creyeron pero otros no.
Ineficacia diplomática
En Iberoamérica, nueve Estados han reconocido a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que dirige el Frente Polisario de Mohamed Abdelaziz en los territorios del Sáhara Occidental que controla. Hasta 2012, la diplomacia marroquí no hizo nada para contrarrestar la influencia política y social del Polisario en esta zona del planeta. Y algunos defensores de la denominada “causa sagrada” de Marruecos, cuando abren la boca dan vergüenza y no convencen a nadie, porque sus argumentos son burdos y sus maneras, manifiestamente mejorables. “Los separatistas y Argelia se han aprovechado inteligentemente de nuestros errores para defender sus posiciones, y hay que ser muy necio para no admitirlo”, dijo sin contemplaciones a Atalayar un alto responsable del Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos. Países que tradicionalmente habían apoyado a Marruecos, después reconocieron a la RASD. Es el caso de El Salvador, Uruguay y Paraguay, aunque este último país rompió relaciones diplomáticas con la RASD en enero de este año. Pero hay países que parecen haberse alejado definitivamente de Marruecos. Son los Estados que forman la denominada Alianza Bolivariana de los Pueblos de nuestra América (ALBA): Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Poco podrá hacer Rabat para que cambie la situación, al menos mientras no gobiernen otros dirigentes en esos Estados. Económicamente, Marruecos también contempla sus intereses en América Latina, y por eso es miembro observador de la Alianza del Pacífico, que reúne a Chile, Perú, México y Colombia. El caso de Brasil es más complejo. El Polisario celebró la reelección de la presidenta Dilma Rousseff, pero las relaciones diplomáticas entre Brasil y Marruecos son correctas. Así las cosas, el rey de Marruecos, Mohamed VI, durante el discurso que pronunció esta semana con motivo de la Marcha Verde, la estrategia de Marruecos para recuperar –u ocupar, según qué versiones-, el Sáhara Occidental, el 6 de noviembre de 1975, dejó claro una cosa: este territorio es marroquí, y cualquier negociación que se lleve a cabo con el Polisario tendrá que tener en cuenta esta realidad. Según Mohamed VI, Marruecos no puede ni debe renunciar a su “soberanía y a su integridad territorial”. “La autonomía es lo máximo que Marruecos puede ofrecer en el un marco de una negociación para encontrar una solución definitiva a este conflicto regional”, destacó Mohamed VI en su discurso institucional.