Por Rachid Elalamy
Foto: Militares marroquíes en un desfile.
Los servicios de información del Ministerio del Interior de Marruecos vigilan estrechamente a varios soldados que fueron expulsados de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) por sus presuntos contactos con el terrorismo yihadista y sus ideas extremistas. Así lo aseguró hace unos días el diario marroquí ‘Al Masae’, que citó una “fuente informada”. El citado medio señaló que las FAR encargaron a los servicios de información de la zona del sureste del país, que es fronteriza con Argelia, que elaboren informes sobre la situación social de los exsoldados expulsados del Ejército tras cometer distintas infracciones durante el ejercicio de su misión. Según ‘Al Masae’, el Gobierno y la cúpula militar temen que los grupos yihadistas manipulen y utilicen a estos exsoldados, por su conocimiento en el manejo de las armas, para cometer actos delictivos e incluso atentados terroristas. A principios de este mes, varios medios marroquíes informaron de que la Gendarmería Real detuvo a seis soldados de las FAR que trabajaban en la base aérea de Benguerir sospechosos de entablar una relación con la organización terrorista Daesh. Los detenidos mantuvieron contacto con el grupo Harakat Cham Al Islam, compuesto principalmente por marroquíes y perteneciente a Daesh. Marruecos lleva a cabo una lucha sin cuartel contra el terrorismo yihadista, que ha cometido brutales atentados en el país magrebí, desde hace más de una década. Centenares de personas han sido detenidas y en muchos casos procesadas y condenadas a penas de cárcel por terrorismo. Las autoridades pusieron en marcha recientemente un dispositivo de alerta bautizado como ‘Hadar’ (precaución) con el fin de reforzar la protección de los sitios estratégicos de Marruecos y el turismo, que es uno de los principales motores económicos del país. La zona donde investigan los servicios de información está situada cerca del Sáhara argelino. En esa región existen poderosas bandas criminales y traficantes de todo tipo que cruzan la frontera entre los dos países, y Marruecos teme que los yihadistas hayan conseguido crear bases de apoyo en este territorio.
‘Operación Amgala’
En 2011, en el marco de la denominada ‘Operación Amgala’, nombre de una localidad situada 200 kilómetros al este de la capital administrativa del Sáhara Occidental, El Aaiún, los servicios de información marroquíes detuvieron a cinco soldados acusados de facilitar armas al grupo terrorista Al Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), la rama magrebí de Al Qaeda. Este grupo sufrió una escisión protagonizada por el terrorista argelino Mokhtar Belmokhtar al que se conoce como 'el tuerto' o 'Marlboro'. Este individuo abandonó AQMI y creó el grupo ‘Los firmantes con sangre’. Los terroristas al servicio de Belmokhtar, en enero de 2013, tomaron de rehenes como represalia a la intervención militar francesa en Malí a numerosos trabajadores en la planta procesadora de gas en In Amenas, en el Sáhara argelino. La crisis se saldó con la muerte de al menos 34 secuestrados y 15 yihadistas en un bombardeo efectuado por el Ejército argelino. El Ejército de Chad y diferentes fuentes periodísticas informaron que Belmokhtar había sido abatido el 2 de marzo de 2013 en una redada chadiana contra terroristas en el norte de Malí, pero más tarde la información fue desmentida por varias organizaciones terroristas. Por otra parte, el Ejército argelino mató esta semana a uno de los terroristas que secuestraron y asesinaron al turista francés Hervé Gourdel, el pasado mes de septiembre en la región de la Cabilia. La noticia fue anunciada por el ministro de Justicia, Taïeb Louh. El terrorista abatido pertenecía presuntamente al grupo ‘Soldados del Califato’, una escisión de AQMI que juró fidelidad a Daesh. Louh aseguró que Argel y París colaboran estrechamente en la investigación de este suceso. El pasado mes de octubre, seis terroristas fueron abatidos por fuerzas militares en un operación antiterrorista llevada a cabo en la zona donde fue secuestrado Hervé Gourdel. En otro orden de cosas, unas 40 personas fueron detenidas en Bulgaria el pasado 25 de noviembre en el marco de una operación policial antiterrorista contra Daesh. En Bulgaria, que es el país más pobre de la Unión Europea (UE), el 10% de la población es de origen turco. La minoría turca sufrió la represión y una política de asimilación cultural eslava por parte de la dictadura comunista. Actualmente, la extrema derecha xenófoba persigue a la minoría turca por sus orígenes musulmanes.