Marta González Isidoro: “El tiempo de la política y de la diplomacia parece que ha pasado a un segundo plano”

La experta analista internacional contó en los micrófonos de “De cara al mundo” en Onda Madrid la última hora sobre el ataque de Israel contra una reunión de altos líderes que incluía al posible sucesor de Hassan Nasrallah, Hachem Safieddine
Una fotografía de Hassan Nasrallah, el difunto líder del grupo chií libanés Hezbolá que murió en un ataque aéreo israelí en Beirut días antes, se exhibe durante un servicio conmemorativo en el suburbio oriental de Sadr City en Bagdad el 29 de septiembre de 2024 después de que Irak declarara oficialmente un período de duelo nacional de tres días por Nasrallah - AFP/ AHMAD AL-RUBAYE
Una fotografía de Hassan Nasrallah, el difunto líder del grupo chií libanés Hezbolá que murió en un ataque aéreo israelí en Beirut días antes, se exhibe durante un servicio conmemorativo en el suburbio oriental de Sadr City en Bagdad el 29 de septiembre de 2024 después de que Irak declarara oficialmente un período de duelo nacional de tres días por Nasrallah - AFP/ AHMAD AL-RUBAYE

La reportera y periodista Marta González Isidoro, experta analista internacional, habló en el programa “De cara al mundo” en Onda Madrid sobre la fuerza y la voluntad de Israel de eliminar capacidades operativas y económicas de Hezbolá en el Líbano.  Además, analizó si Israel tiene capacidad militar y económica para mantener todos los frentes abiertos durante un tiempo prolongado. 

Leí un post en la red social X que decía que Israel tiene la fuerza y la voluntad de eliminar las capacidades operativas y económicas de toda la estructura de Hezbolá y su posible recambio. El último objetivo ha sido una reunión de altos líderes que incluía al posible sucesor de Hassan Nasrallah, Hachem Safieddine. El ataque ha sido uno de los de mayor intensidad.  

Efectivamente, ha sido uno de los ataques más intensos, pero hay que recordar que antes el Ejército, las Fuerzas de Defensa de Israel, hicieron llamamientos seguidos durante varias horas a la población civil para despejar la zona. 

Había una información de inteligencia muy precisa y el objetivo de Israel, desde prácticamente el momento en el que se puso en marcha la operación de los beepers, los Walkie Talkie, etc., era ya pasar a una acción de disuasión mucho más clara, mucho más contundente y mucho más efectiva.  

El tiempo de la política y de la diplomacia parece que ha pasado a un segundo plano. Israel, respecto a los ataques del 7 de octubre, un acontecimiento que marcó un antes y un después en la conciencia nacional israelí, pero también en la geopolítica de Oriente Medio y posiblemente en el escenario internacional, ha decidido ya que no es un actor secundario en un conflicto que le compete de primera mano y está decidido a acabar con las capacidades y también con el posible recambio de Hezbolá. 

Durante la guerra y las acciones militares en Gaza, durante todo este tiempo, todo este año, Israel ha estado muy limitado por la posición, por la presión de Estados Unidos y por la presión de la comunidad internacional. También por la presión de su propia sociedad, porque hay que recordar que todavía Hamás tiene 101 rehenes bajo custodia. 50 de ellos prácticamente no se sabe si están con vida o están fallecidos. 

En el Líbano, Israel no tiene ese condicionante porque no hay rehenes, no hay ciudadanos israelíes. Por lo tanto, tiene muy claro que la única manera de acabar con la voluntad de Irán de acabar o de destruir a Israel es acabar primero con los tentáculos del pulpo. Veremos, y esa es una pregunta que se podrá responder en los próximos días, si Israel, además de la voluntad y de la capacidad, querrá iniciar un conflicto directo con Irán. 

Vehículos militares blindados israelíes están dispuestos en formación, en medio de hostilidades transfronterizas entre Hezbolá e Israel, en el norte de Israel, el 30 de septiembre de 2024 - REUTERS/ JIM URQUHART
Vehículos militares blindados israelíes están dispuestos en formación, en medio de hostilidades transfronterizas entre Hezbolá e Israel, en el norte de Israel, el 30 de septiembre de 2024 - REUTERS/ JIM URQUHART

¿Acabar con los grupos terroristas afines significa acabar también con la dictadura de los ayatolás en Irán?  

Israel no tiene la voluntad de acabar con el régimen de Irán. Uno de los objetivos estratégicos de Israel no es derrocar al régimen iraní.  

Por supuesto, es un régimen que no le es agradable, que no es facilitador de acuerdos en Oriente Medio, pero no es un objetivo estratégico derrocar al régimen iraní. Sí es un objetivo estratégico acabar o limitar la acción ofensiva de Irán contra Israel y contra la población israelí. Por lo tanto, si neutraliza, minimiza o acaba con la amenaza directa, en este caso estamos hablando de Hezbolá, sería algo importante.  

Un segundo paso podría ser, en lugar de una escalada general en todo Oriente Medio, una situación que involucrase a las grandes potencias… Porque hay que recordar una cosa, una guerra mundial solamente estalla cuando las superpotencias quieren que estalle porque se enfrentan entre ellas. Yo en este momento sinceramente no veo una voluntad por parte de Estados Unidos, de Rusia y de China de enfrentarse directamente entre ellos. 

Miembros del movimiento scout afiliados a musulmanes chiíes marchan con grandes retratos que representan al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei (al frente) y al líder del movimiento chií libanés Hezbolá, Hassan Nasrallah, durante el funeral de un miembro del movimiento chií libanés Hezbolá, en Adloun al sur de Tiro en el sur del Líbano - AFP/MAHMOUD ZAYYAT
Miembros del movimiento scout afiliados a musulmanes chiíes marchan con grandes retratos que representan al líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei (al frente) y al líder del movimiento chií libanés Hezbolá, Hassan Nasrallah, durante el funeral de un miembro del movimiento chií libanés Hezbolá, en Adloun al sur de Tiro en el sur del Líbano - AFP/MAHMOUD ZAYYAT

Por tanto, creo que el conflicto se reducirá a los márgenes regionales. Pero sí es posible que Israel responda proporcionalmente en la medida en la que ha sido agredido y ataque una refinería de petróleo, por ejemplo, que es una infraestructura crítica iraní, pero no una de las más importantes, sino una que tenga un valor significativo para darle un toque de atención. Puede que no ataque las centrales nucleares, porque sería un “casus belli”, pero, por ejemplo, sí un ataque cibernético o un ataque a una plataforma de lanzamiento de misiles que tenga también un valor simbólico. 

Es decir, es el hecho de decirle a Irán: “Tú tienes la voluntad de eliminarme, pero no tienes la capacidad. Yo tengo la capacidad de eliminarte a ti, pero no tengo la voluntad de momento, así que no des el paso siguiente, porque tengo la capacidad y puedo llegar a tener la voluntad también”.  

El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, habla tras depositar su voto durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Teherán, el 5 de julio de 2024 – PHOTO/ATTA KENARE/AFP
El líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, habla tras depositar su voto durante la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Teherán, el 5 de julio de 2024 – PHOTO/ATTA KENARE/AFP

Le iba a preguntar sobre la respuesta de Israel al lanzamiento de esos 180 misiles. No sabemos si usted tiene alguna información del daño que han causado, sobre todo en alguna base aérea en el Néguev. Va a ser para causar mucho daño, suficiente daño, poco daño, evitar una escalada de enfrentamiento abierto y directo con Irán… Aunque yo creo que en este momento puede ser una oportunidad; por supuesto, no atacar centrales nucleares, eso sería una locura, pero sí centros de enriquecimiento de uranio, las centrifugadoras, el programa nuclear iraní, que sí que representa una amenaza para la estabilidad de la región y la estabilidad internacional.  

Sí, efectivamente. Israel lo que pasa es que a partir de hace apenas tres semanas ha tomado la iniciativa, porque ha visto una ventana de oportunidad en dos sentidos. Por un lado, porque Estados Unidos está enfrascado en la campaña electoral y, en este momento, no tiene tampoco capacidad de presión suficiente sobre Israel para pararle. No tiene capacidad de presión. No desde el punto de vista legal, sino moralmente, le pide una contención que él como país, como primera potencia, no se daría si fuera atacado como es atacado a Israel desde hace un año, por centrar el tiempo. 

En segundo lugar, también de cara a las elecciones, Israel ve un proceso diplomático paralelo en las organizaciones internacionales y en las cortes penales internacionales que, aunque jurídicamente no tenga base, políticamente y desde el punto de vista estratégico le puede dañar mucho a Israel, aislándole aún más en el escenario internacional.  

Por tanto, sus socios tradicionales ven con muchísima preocupación qué es lo que hace o lo que hará Israel en los próximos días y en las próximas semanas. ¿Por qué? Porque una potencia, para que sea potencia en Oriente Medio, tiene que hablar el lenguaje de Oriente Medio. Y el lenguaje de Oriente Medio tiene que ser lo suficientemente contundente como para que tus enemigos o tus posibles aliados o tus aliados estratégicos vean en ti una oportunidad. Y la oportunidad la ven si tú eres fiable. Eres fiable y confiable en el sentido de que eres una potencia militar, una potencia política, una potencia tecnológica y, además, estás ofreciendo desde el punto de vista moral, democrático, etc., una alternativa a la alianza que te puede dar ese enemigo que te está fastidiando en el ámbito geopolítico que es tu enemigo natural, pero que no te queda más remedio que llegar a un acuerdo con él si quieres convivir.  

Y eso es lo que están viendo los aliados estratégicos de Israel en este momento. Por eso yo creo que Israel está en el momento oportuno para decidir cómo va a dar esa respuesta que tiene que darla contra Irán lo suficientemente precisa y contundente como para que no escale el conflicto a nivel regional y a nivel internacional, pero lo suficientemente contundente también como para que a Irán se le quiten las ganas de volver a lanzar ataques directos contra infraestructuras militares israelíes, independientemente de que hagan blanco o no hagan blanco en esas infraestructuras críticas. Como fue el caso de la base de Nevatim, de Dimona o de una de las dos refinerías de petróleo israelíes.

<p>Irán celebró procesiones fúnebres con llamados a la venganza después del asesinato en Teherán del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque atribuido a Israel - PHOTO/AFP </p>
Irán celebró procesiones fúnebres con llamados a la venganza después del asesinato en Teherán del jefe político de Hamás, Ismail Haniyeh, en un ataque atribuido a Israel - PHOTO/AFP 

Marta, suponemos que hasta el 5 de noviembre tenemos un escenario. A partir de las elecciones, el 5 de noviembre en Estados Unidos, puede que haya otro. Mientras tanto, ¿Israel tiene capacidad militar y económica para mantener todos los frentes abiertos y políticamente Netanyahu tiene respaldo? Estamos viendo esas manifestaciones en las calles impulsadas por los familiares de los rehenes, ¿tiene capacidad para poder mantener esta situación durante un tiempo prolongado?  

La situación interna en Israel empieza a ser crítica económicamente, porque hay un año de guerra y un año de situación en la que la mitad de la población del norte y en el sur está desplazada de sus hogares. 

Cuando además una parte importante de la población no trabaja por cuestiones también religiosas o ideológicas y la parte importante de la población que trabaja o es reservista o está en la guerra desplegada en operaciones. Por lo tanto, el sistema económico del país, tecnológicamente muy potente, se está viendo muy limitado. Es cierto que la política de seguridad de Israel se basa en acciones muy limitadas en el extranjero, en el exterior de sus fronteras, y con intervalos de entrar y salir solo para activar o desactivar elementos precisos. Y esa situación ha cambiado porque Israel no está preparada para una guerra a tan largo plazo. 

En ese sentido, el 5 de octubre Israel va a ver si hay un cambio significativo en la Casa Blanca y con eso también un cambio significativo en la política de Estados Unidos hacia Israel. En el sentido de que haya un mayor apoyo económico y también militar o que se retire ese apoyo económico y militar si entra Kamala Harris y la parte demócrata más reticente a mantener esa asociación estratégica con Israel.  

Precisamente, por eso yo creo que el Gobierno israelí está aprovechando este tiempo porque hay que recordar también que las últimas medidas que ha tomado el gabinete de Netanyahu eliminando o sacando de la ecuación a los dos líderes religiosos más disruptivos del Gobierno, y con la entrada de Gideon Saab, le ayuda o le mantiene probablemente en el poder hasta 2025. Eso provocará estabilidad en el Gobierno y en el Parlamento, también en las instituciones, que, independientemente de las presiones de la calle, el gabinete se mantendrá, el Gobierno se mantendrá y, por lo tanto, aquí es cuestión de números. Y si la estadística y los números le aportan los escaños necesarios para sacar adelante leyes hasta el final de la legislatura, si Netanyahu con toda garantía va a poder aguantar hasta 2025, hasta las próximas elecciones, va a tener un margen de maniobra para gestionar esta guerra. 

Creo que Netanyahu sabe que es su última oportunidad, que no volverá a ser reelegido y apostará por reequilibrar la sociedad y priorizará los intereses nacionales por encima de los del partido.