Ocho personas murieron y al menos otras 57 resultaron heridas, en su mayoría mujeres y niños, en la explosión de un coche cargado de explosivos cerca de una comisaría de policía en el oeste de Afganistán el viernes por la noche, según informaron las autoridades el sábado.
La fuerte explosión tuvo lugar la noche del viernes a las 21.20 horas (14.50 GMT del viernes) en el distrito policial catorce, PD-14, en una zona de población civil, indicó a Efe un funcionario del ejército de la provincia que pidió el anonimato. La mayoría de las víctimas de los ataques selectivos son civiles, incluidos activistas de derechos humanos, intelectuales y periodistas.
El balance de la explosión en la ciudad de Herat es de ocho muertos y 57 heridos y "entre los fallecidos hay un miembro de las fuerzas de seguridad y siete civiles: al menos 20 mujeres y ocho niños resultaron heridos, así como ocho miembros de las fuerzas afganas, Decenas de casas y tiendas resultaron dañadas", dijo a AFP Jailani Farhad, portavoz del gobernador de Herat.

Rafiq Sherzai, portavoz del hospital de Herat, confirmó el número de víctimas y dijo a Efe que hasta ahora habían recibido ocho muertos y 57 heridos.
"Lamentablemente en este ataque los terroristas talibanes han atacado a civiles", añadió sin proporcionar más detalles. “Los heridos han sido evacuadas al hospital de Herat y están en tratamiento de emergencia (...) Cinco pacientes lesionados se encuentran en estado crítico y nuestros médicos están tratando de salvarles la vida”, dijo Sherzai .
El portavoz del Ministerio del Interior, Tariq Arian, confirmó en un comunicado el mismo número de muertos, pero aumentó el número de heridos de 47 a 57 heridos en pocos minutos. De acuerdo con Arian, al menos 14 casas de civiles fueron destruidas en la explosión que atribuyó a los talibanes.
Los talibanes por su parte no han rechazado ni confirmado la responsabilidad del ataque. Aunque los talibanes han llevado a cabo menos atentados con coches bomba en áreas urbanas tras la firma del acuerdo de paz con Estados Unidos en febrero del año pasado en Doha, el grupo ha continuado estos ataques en áreas rurales y en las afueras de las ciudades. En el acuerdo de Doha, los combatientes prometieron reducir significativamente la violencia, particularmente sus ataques en áreas urbanas. Sin embargo, los insurgentes siguen practicando ataques violentos en el país, particularmente en forma de asesinatos selectivos en áreas urbanas.
Aunque Herat, es una de las mayores ciudades del país, y sigue bajo control gubernamental, está rodeada de zonas rurales en las que se libran combates entre las fuerzas afganas y los talibanes.
El atentado del viernes no ha sido reivindicado hasta ahora. En el marco del proceso de paz iniciado el año pasado, los talibanes se comprometieron a dejar de perpetrar atentados a gran escala en los centros urbanos. Sin embargo, las principales ciudades llevan varios meses sufriendo una oleada de asesinatos selectivos de periodistas, jueces, médicos, figuras políticas y religiosas, y activistas de derechos. Las autoridades afganas y estadounidenses han culpado a los talibanes de estos asesinatos.
El atentado de Herat se produce menos de una semana antes de las conversaciones en Moscú entre las autoridades afganas y los insurgentes, a las que asisten varias delegaciones internacionales. Por su parte, Turquía anunció el viernes que acogerá conversaciones de paz interafganas en Estambul en abril.

El presidente afgano, Ashraf Ghani, culpó a los talibanes del ataque del viernes por la noche, afirmando que "continúan con su guerra y su violencia ilegítima contra nuestro pueblo" y que "han demostrado una vez más que no tienen intención de alcanzar una solución pacífica a las crisis actuales". Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU condenó el viernes "en los términos más enérgicos el alarmante número de ataques dirigidos deliberadamente contra civiles en Afganistán". Los miembros del Consejo también "alentaron firmemente a las partes de las negociaciones (interafganas) a adoptar medidas de fomento de la confianza, incluida la reducción de la violencia".
A pesar de las conversaciones de paz entre Kabul y los talibanes que se iniciaron en septiembre en Doha, la violencia no ha hecho más que aumentar. Según el acuerdo entre Estados Unidos y los talibanes, firmado bajo la administración del presidente estadounidense Donald Trump en febrero de 2020, Estados Unidos se ha comprometido a retirar todas sus tropas de Afganistán antes del 1 de mayo. La salida tiene preocupado al Gobierno afgano, pero el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, aún no ha confirmado si se cumplirá el plazo.
Washington presentó recientemente a las autoridades afganas y a los talibanes un proyecto de acuerdo de paz que prevé la creación de un "nuevo Gobierno inclusivo", según una carta del jefe de la diplomacia estadounidense Antony Blinken revelada por los medios de comunicación afganos. Rusia se manifestó el viernes a favor de la formación de una "administración" interina que incluya a los talibanes para dirigir Afganistán.