Paco Soto
Pie de foto: El Rey Mohamed VI pronunciando su discurso con motivo de la Fiesta del Trono.
El Rey de Marruecos, Mohamed VI, lamentó “la ausencia de una visión nacional y estratégica” de su país durante el discurso institucional que pronunció con motivo de la Fiesta del Trono, un evento de gran relevancia política y simbólica para la monarquía alauita. El monarca, que es un jefe de Estado ejecutivo y con mucho poder, aunque menos que su padre, Hasan II, desde que se aprobó la nueva Constitución, alabó los grandes pasos económicos, sociales y políticos que ha dado Marruecos en los últimos años. Pero tuvo un discurso relativamente crítico sobre la situación del país, y reconoció sin tapujos la existencia de muchos problemas provocados sobre todo por la falta de “coherencia” de los gobernantes y responsables públicos y la “pasividad” de la sociedad. Destacó la importancia de “los proyectos de desarrollo, las reformas políticas e institucionales”, y reconoció que Marruecos tiene “medios limitados”, pero puso de manifiesto que “el balance y la realidad de las realizaciones están por debajo” de lo que espera la población.
“En muchos dominios, este estado de cosas se debe esencialmente al bajo nivel de trabajo en común”, recalcó Mohamed VI, quien puso en evidencia lo que muchos saben en su país: “la Administración pública sufre de una débil gobernanza y de una productividad insuficiente”. Además, prosiguió el soberano, “la mayoría de los funcionarios públicos carecen de competencias y de ambición” para llevar a buen puerto las tareas que el Estado les ha encomendado, y hay problemas muy graves, como el “absentismo” laboral, que frenan el desarrollo de Marruecos. Esta “disfunción”, según dijo Mohamed VI en el discurso real, tiene “repercusiones muy negativas sobre las regiones” y “afecta las condiciones de vida de los ciudadanos”. Es, por ejemplo, lo que ocurre en la región del Rif, donde el descontento popular se manifiesta en la calle desde el pasado mes de octubre.
Dos Marruecos
“En cambio –puso de manifiesto el monarca-, constatamos que las regiones que conocen una actividad intensa del sector privado como Casablanca, Rabat, Marraquech y Tánger, viven al ritmo del dinamismo económico, que genera riqueza y empleos”. Es la vieja contradicción que no se ha resuelto entre el denominado “Marruecos útil”, donde ha llegado el crecimiento económico y el bienestar, y el resto del país abandonado por los poderes públicos. Para poner fin a estas disfunciones, Mohamed VI pidió a los gobernantes nacionales y locales y a todos los altos cargos públicos que se pongan a trabajar seriamente y hagan “honor a la Administración” a la que sirven y no a mezquinos intereses individuales. Esto, según Mohamed VI, se llama “responsabilidad” y “defender los intereses de la gente”. El Rey valoró en su justa medida “la evolución política de Marruecos”, pero cargó las tintas contra “el inmovilismo de las mentalidades y las carencias en términos de ejecución e innovación”.
Pie de foto: Mohamed VI durante una audiencia.
Críticas a la clase política
No ocultó su descontento ante el hecho de que los partidos y la clase política, cuando las cosas no van bien, imputen la responsabilidad a la institución monárquica, al “Palacio Real”, dijo Mohamed VI. Pero aseguró que entienden que muchos ciudadanos se dirijan directamente a la institución que representa ante la falta de respuesta a sus problemas de la Administración. “Frente a esta situación, los ciudadanos tienen el derecho de preguntarse a qué sirven las instituciones”, señaló el monarca. “¿Y qué le queda al pueblo si no confía en algunos políticos?”, pregunto el Rey. Abundando en la misma línea, Mohamed VI dijo que “los responsables que no cumplen con su deber, aunque hayan jurado que lo harían ante Dios, la Patria y el Rey, tienen que sentir vergüenza”. Mohamed VI defendió la actividad policial ante conflictos sociales como el de Alhucemas, en el Rif, y consideró que los agentes han hecho prueba de “valentía” y “paciencia”.
No es lo que piensan muchos rifeños y colectivos defensores de los derechos humanos en Marruecos y fuera del país. El Rey declaró que los marroquíes “pueden estar orgullosos de su aparato de seguridad”, y condenó a los “nihilistas” que defienden una visión de Marruecos catastrofistas. Con motivo de la Fiesta del Trono, el monarca indultó a 1.178 presos. Pero no se beneficiaron del indulto real los líderes y principales activistas del ‘Hirak’ (movimiento de protesta) rifeño, como Nasser Zafzafi. Pero hubo algunas excepciones, como el indulto a Salima Ziani, alias Silya. En Alhucemas y otras poblaciones del Rif, muchos ciudadanos esperaban una liberación masiva. Varios jóvenes de la organización juvenil del islamista y gobernante PJD acusados de apología del terrorismo también fueron indultados.