Once milicianos iraquíes de la coalición Hachd al-Chaabi murieron y ocho fueron heridos después de que militantes de Daesh abrieran fuego el sábado por la noche, en una emboscada del grupo yihadista en el norte de Irak entre las milicias que apoyan al Gobierno en su lucha contra ese.
Un repunte en los ataques en Irak por presuntos militantes de Daesh desde inicios de año está aumentando los temores pasados de que el grupo terrorista más sangriento se está reagrupando y pueda volver a amenazar la estabilidad del país.
“Once mártires han perdido la vida en una operación de represalia, entre ellos el comandante del tercer regimiento de la brigada 22 y otro asistente del sexto regimiento” de la Multitud Popular, informó en un comunicado esta agrupación de milicias progubernamentales, según recoge Efe.
El atentado, realizado de noche en en la isla de al Aiz, en la provincia de Saladino con armas ligeras contra los militares, tenía como objetivo a los civiles de la zona -un modus operandi adoptado por el EI desde su derrota militar en Irak a finales de 2017- es de una escala mucho menor que el doble atentado suicida del jueves en el corazón de Bagdad, que mató a 32 civiles y supone la amenaza de un resurgimiento yihadista en zonas urbanas.
“Los terroristas intentaron, con el uso de atacantes suicidas, hacerse con el control de esta importante posición y amenazar la seguridad de los ciudadanos”, añadió la agrupación en un mensaje en su canal de Telegram.
La Fuerzas Armadas iraquíes lanzaron el viernes la operación "Venganza de los Mártires" en respuesta a dicha acción, que causó 32 fallecidos y más de 100 heridos en un mercado callejero en el centro de la capital y que fue reivindicado por Daesh.

Los primeros resultados de esta operación se dieron este sábado con la detención de tres miembros de este grupo, según explicó a Efe el comandante de las fuerzas antiterroristas, Saad al Bayati, en Bagdad y en localidades cercanas.
Por otra parte, la Oficina de Información del Ejército anunció la muerte de siete miembros del Estado Islámico en dos bombardeos llevados a cabo por la coalición internacional liderada por Estados Unidos en el norte del país, uno en la zona montañosa de Majmur y otro en las cercanías de Kirkuk.
Aunque el califato de Daesh se derrumbó en 2018, las operaciones antiterroristas locales continúan en toda la región, y los combatientes del grupo terrorista supervivientes están volviendo a las tácticas de guerra de guerrillas que precedieron a sus avances en Irak y Siria desde 2014.
Para algunos expertos, el atentado del jueves -reivindicado por el órgano de propaganda del grupo yihadista- podría ser un caso aislado, ya que las células clandestinas del Estado Islámico, refugiadas en las zonas montañosas y desérticas del país, no tienen ni la organización ni el equipamiento para llevar a cabo atentados a gran escala en zonas urbanas. Este atentado, sin precedentes desde hace más de tres años en la capital, puso sin embargo de manifiesto las carencias del aparato de seguridad iraquí.
De hecho, según AFP, la mayoría de los atentados de Daesh en los últimos meses han tenido lugar en las provincias septentrionales de Salah Eddine y Kirkuk, donde las fuerzas kurdas y federales se enfrentan entre sí, lo que ha creado una brecha para los yihadistas. Por ejemplo, diecisiete personas -la mayoría militares- murieron en noviembre en ataques del EI al norte de Bagdad.
Los atentados de esta semana se producen en un momento en que Estados Unidos ha reducido el número de sus tropas en Irak a 2.500, mientras que casi todos los demás miembros de la coalición contra el Estado Islámico han abandonado el país desde el comienzo de la pandemia de coronavirus.