Los países del Golfo continúan reafirmando la nueva fase diplomática que comenzaron a protagonizar con la firma del acuerdo de “Al Ula”, efectuada en enero de este mismo año.
El director de la oficina del príncipe saudí, Mohammed bin Salman, en Twitter ha publicado una imagen del príncipe heredero acompañado del actual emir de Qatar, Tamim bin Hamad junto con el Asesor de Seguridad Nacional, Sheikh Tahnoun bin. Esta foto se habría tomado durante un encuentro mantenido en la costa del mar Rojo.
Esta imagen refuerza el nuevo panorama diplomático de la región tras la firma del pacto de “Al Ula”, acuerdo que puso fin al bloqueo con Qatar después de tres años y medio de cerco por las diferencias que separaban a Qatar con sus vecinos del Consejo de Cooperación del Golfo, siendo estas el apoyo por parte del país qatarí a los Hermanos Musulmanes, organización considerada como grupo terrorista por parte de Emiratos Árabes Unidos.
En un importante movimiento, Arab TV, decidió trasladar su sede de Londres a Doha. Por su parte, Qatar ha dejado su mensaje claro con el deseo de apoyar “la vía del apaciguamiento y la reconciliación”, especialmente con Arabia Saudí. Observadores internacionales opinan que los medios de comunicación, uno de los principales motivos de la anterior escalada de tensión, pueden suponer un “elemento de apoyo para la reconciliación sin trabas”.
En esta línea, la Autoridad de Propietarios de Satélites anunció en Twitter que el traslado “se decidió en consulta con la televisión y su dirección ejecutiva”. Añadieron que la decisión se tomó después de “un establecimiento fundacional y una rica experiencia en Londres, en el marco del proceso de desarrollo del canal que ha estado en marcha en los últimos dos años”.
Tras las últimas disposiciones estadounidenses, los países del Golfo sienten que no forman parte de la agenda principal estadounidense y esta razón ha sido uno de los principales motivos por los que los países de la región han decidido adoptar una nueva estrategia diplomática de reconciliación.
La administración Biden, que ha mantenido la cooperación con el Golfo fuera de sus prioridades, ha empujado a que el clima de la región se transmute hacia la reconciliación en una nueva estrategia necesaria. Esta aboga a los estados del Golfo a actuar en un bloque unitario, superando los desafíos de seguridad y conflicto de los intereses regionales e internacionales.
En esta línea, el Golfo afronta una nueva realidad que requiere el acercamiento y se aleja de las diferencias, de las rivalidades y de los bloqueos bilaterales para evolucionar hacia una estrategia de “seguridad nacional colectiva”. Por este motivo, Qatar comenzó a dejar atrás los elementos de tensión que ponían en jaque la cordialidad de las relaciones, reflejando de esta forma el éxito de “Al Ula”.
Pocos días después de que Joe Biden prestara juramento y asumiera su cargo como nuevo presidente de los Estados Unidos, Biden anunció que suspendía el apoyo estadounidense a la intervención militar en Yemen, liderado por la coalición de Emiratos Árabes y Arabia Saudí.
Tras este anuncio, afirmaba que se paralizarían los contratos de armas y la adquisición de F35 y MQ9B Gardian por parte de Abu Dabi. A la retirada de estos contratos les sigue el cese por parte de Estados Unidos del suministro de los misiles Patriot y el sistema antimisiles Terminal High Altitude Air Defense (THAAD).
Estas decisiones comenzaron a enfriar todavía más la desconfianza de los países del Golfo hacia Estados Unidos. Así, los últimos movimientos han propiciado que desde Riad hayan cambiado el rumbo en búsqueda de nuevos cooperantes hacia Europa Oriental.
De esta forma, Riad comenzó a sentir interés por los sistemas antiaéreos S-400 rusos, más eficaces que los estadounidenses Parriot después del fracaso demostrado en su intento de repeler un ataque con drones sufrido en una refinería en septiembre del 2019.
Sin embargo, es necesario recordar que la primera vez que se hizo pública la intención de Arabia Saudí por este tipo de arsenal fue en el 2017, cuatro años antes de la administración de Biden. A pesar de ello, el temor por posibles sanciones estadounidenses hizo que el pacto jamás se efectuase.
Aun así, el pasado agosto Arabia Saudí junto con Rusia firmaron un confuso acuerdo en el cual se plasma la intención del Kremlin por protagonizar un nuevo acuerdo armamentístico que podría hacer estallar la ruptura en esta materia entre Estados Unidos y Arabia Saudí. Independientemente de este posible nuevo rumbo, las autoridades saudíes continúan reafirmándose en su postura con Estados Unidos para describir la relación con Washington como “fuerte, duradera e histórica”.
A pesar de ello, el descontento de Arabia con EE. UU es más que evidente debido, entre otras cosas, a las amplias críticas que ha respaldado Biden sobre la violación de los derechos humanos que continúa protagonizando el país saudí. El distanciamiento de Estados Unidos y su ya demostrado poco interés en futuras cooperaciones motivan a que los países del Golfo, además de buscar nuevos aliados, hayan unido fuerzas para dejar atrás todas aquellas fracturas que alejaban a los países árabes de la región para unirse en un nuevo escenario diplomático de cooperación.