Pedro Sánchez ha dejado la política exterior de España en unos niveles mínimos

Antonio López Istúriz, eurodiputado del Partido Popular, atendió a los micrófonos de “De Cara al Mundo” en los estudios de Onda Madrid en calidad de político y experto en política internacional para desarrollar las consecuencias que puede sufrir la política exterior de España tras lo sucedido en la Eurocámara el día que Pedro Sánchez Castejón finalizaba su cargo de presidente de turno de la Unión Europea.
Señor López Istúriz, decisión histórica sobre la ampliación de la Unión Europea (EU) una prueba de fuego también para la propia UE teniendo en cuenta la situación de Ucrania y, sobre todo, la de Moldavia.
No podemos permitir la división que hay en estos países, aunque hay parte de mínima de su población que quieren adherirse a Rusia. A su vez, está la gran mayoría que quiere unirse a la Unión Europea, a nuestros valores democráticos y de libertad. Dar señales positivas de que Europa quiere contar con ellos, de que aquellos que quieren formar parte de nuestra “isla de democracia y libertad” que tenemos, pues estamos rodeados de numerosos conflictos y situaciones muy complicadas en el campo geoestratégico, hace que realmente este tipo de señales sean muy positivas.
Indudablemente, estamos teniendo el problema de que Hungría sigue sin querer apoyar la apertura del paquete de ayuda a Ucrania en la guerra contra Rusia, pero la apertura de negociaciones es un dato muy positivo. Los países de los Balcanes Occidentales históricamente han sido problemáticos para Europa en el pasado, provocaron el inicio de la Primera Guerra Mundial. Una señal a estos países debe ser necesaria, pero sin dejar de exigirles los requisitos de entrada, igual que ocurrirá con Ucrania y Moldavia. No habrá excepciones, deben cumplir los mismos requisitos que cualquier país que se adhiere a la Unión Europea.

Señor López Istúriz, estuvo usted en esa sesión donde el presidente del Gobierno español daba cuenta del semestre de presidencia europea. Una sesión muy polémica con un invitado como el señor Puigdemont, que contaminaba toda la sesión. Solo había que ver el rostro del señor Pedro Sánchez cuando al lado el señor Puigdemont tomó la palabra.
Llevo 20 años en el Parlamento Europeo, o sea, que cierta experiencia me asiste. Invito a que nuestros lectores encuentren fotografías o vídeos de escenarios parecidos a lo que vivimos el otro día. Un primer ministro, presidente de Gobierno de un país miembro, que viene a presentar las conclusiones de la presidencia, se dedica desde el primer minuto “a repartir estopa a todo el mundo, a toda la oposición en el Parlamento Europeo. Lo nunca visto”. Es normal y lógico que en estos debates los eurodiputados, de distintos grupos, de distintas nacionalidades, hablen incluso de cuestiones nacionales, pero siempre a lo largo de todos estos años, nunca un primer ministro o presidente entraba al trapo de estas cuestiones, sino que hablaba de la propia presidencia de turno de la UE.
Sánchez consiguió al final, a la salida, y de eso sí hay vídeo, y que en España no se muestra, un vídeo donde dos tercios del Parlamento le están abucheando. Pero claro, no abuchean al presidente del Gobierno no abuchea a Pedro Sánchez. Abuchean al presidente de turno de la Unión Europea, que representa a España. Creando división, abucheos, aplausos por otro lado, ha traído la división, intentó traer la división al Parlamento Europeo. Lo nunca visto.
Una cuestión partidista, ¿no?
Totalmente.
Los alemanes han respondido bien, y si me apura la foto la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Layen, con el señor Alberto Núñez Feijoo, presidente del Partido Popular, tiene un gran significado, ¿no?
Recriminarle el Tercer Reich a un político alemán, que siempre están negando y tratando de pedir perdón por aquello, siempre aludiendo a ese pasado que no quieren repetir, del que se sienten avergonzados… “para que venga un mindundi a echárselo en cara simplemente para una provocación que es a lo único que va”. La intervención de Pedro Sánchez ha dejado la política exterior de España en unos niveles mínimos.
Lo que se pronosticó por parte de nuestro portavoz, del Grupo del Partido Popular Europeo, el señor Sánchez, poco va a tener que hacer en las negociaciones próximas de las instituciones europeas, porque lo que ha hecho no tiene nombre. Recordemos que, en el pasado a Scholz, que fue candidato a canciller socialista alemán, “la gracieta” de Berlusconi llamándole capo a un campo de concentración le salió muy cara a Berlusconi. No está cerrado el episodio este que es para los alemanes tremendamente insultante.

En el tema de la diplomacia, señor López Istúriz, hay que guardar, y mucho, las formas, cuidar el lenguaje, lo hemos vivido también en Israel o en ese puesto de Rafah, donde al día siguiente de estar muy sujeto a un papel que estaba leyendo el señor Sánchez con Netanyahu y con el señor Herzog, presidente de Israel, luego ya al día siguiente en el puesto de Rafah habló de matanzas indiscriminadas, de reconocer por su cuenta el Estado palestino. Ese tipo de errores no solo marcan al señor Sánchez, sino también los intereses de España.
Así acaba la presidencia española, que, si no hay acuerdo con Hungría, y no se ha conseguido ningún avance en cuestión de migración, “todos aquellos bombos y platillos” hace meses de que la presidencia española iba a cambiar la Unión Europea, que no lo iba a reconocer nadie, al final de eso nada, porque tampoco ahora el canciller alemán, por muy socialista que sea, después del insulto y del acoso de Sánchez a nuestro portavoz alemán, hace que, evidentemente, no le vayan a ayudar en nada.
Eso está escrito, en los análisis europeos. Europa es consenso. Europa no es división. Europa intenta, desde luego, en el Parlamento Europeo y en las instituciones europeas, que, desgraciadamente, la polarización que se detecta en políticas nacionales no llegue a Bruselas. El intento de polarización de Sánchez en el Parlamento Europeo le va a salir caro.
Usted, como navarro, no le comento, entonces, lo que ha pasado en el Ayuntamiento de Pamplona para evitar esa polarización, pero es otro hito.
Además, Otegui se ha lanzado a decir que Navarra es parte del País Vasco, donde, evidentemente, nos va a encontrar a los navarros, que estamos orgullosos de serlo, totalmente en contra, y vamos a trabajar duro para revertir esta situación. Las próximas semanas, lógicamente, el Partido Popular tomará sus decisiones, UPN, Unión de Pueblo Navarro, también, pero está claro que nos enfrentamos a un panorama tremendo con Bildu en la alcaldía de Pamplona. No se puede permitir y hay que, democráticamente, de cualquier manera, cambiar, revertir esta situación.
Sobre todo, porque hace unas semanas decían que no y, de repente, es que sí.
Hecho que no sorprende porque es a lo que estamos acostumbrados. Hay muchos líderes de la Unión Europea con las que hablo habitualmente, en mi razón de mi antiguo secretario general del Partido Popular Europeo, y no solamente líderes del Partido Popular Europeo, sino también con los líderes socialistas que no pueden negociar con Sánchez porque les ha engañado a todos o les ha intentado engañar. Es una cosa increíble del personaje. En España estamos acostumbrados e incluso uno diría que parece ser como que todo el mundo ya lo da por hecho. Incluso Rufián y todos sus colegas lo daban por hecho cuando le indicaban en el Congreso de Diputados que lo vigilarán, o Puigdemont en el Parlamento Europeo, porque saben que les va a intentar engañar.
En Europa las cosas funcionan de otra manera, y en esas negociaciones necesitas ser creíble. Y Sánchez no lo es. Lo va a tener muy complicado en los próximos meses en la Unión Europea porque este tipo de acciones, como lo que hizo el Parlamento Europeo, no son del gusto ni de populares, ni de socialistas, ni de verdes, ni conservadores, ni nadie.