Fue el principal asunto tratado en el evento del INCIPE que contó con la participación de Cristina Gallach, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación

La política exterior española en tiempos de la COVID-19

photo_camera PHOTO - -Cristina Gallach, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España,

La crisis de la COVID-19 está teniendo un impacto de enorme magnitud en los países y territorios sobre todo en su desarrollo, esta pandemia nos sitúa en bun terreno lleno de incertidumbres que nos dejará un mundo diferente. Es, por todo ello, más que nunca necesario reafirmar la necesidad imperiosa de la cooperación internacional. 

El encuentro digital que tuvo lugar, esta mañana,  gracias a INCIPE,  bajo el título de ‘La política exterior española en tiempos de COVID’,  y que contó con la participación como ponente principal de Cristina Gallach, secretaria de Estado de Asuntos Exteriores y para Iberoamérica y el Caribe del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación de España, así como también con la intervención de Manuel Alabart, embajador de España y secretario general de INCIPE, y Vicente Garrido, director general de INCIPE. 

Un encuentro digital vía youtube en el que se abordaron los temas relacionados con el futuro de las relaciones internacionales y de la política exterior española en tiempos de la pandemia de la COVID-19, que ha influido sobre todos los aspectos de la diplomacia y la relaciones entre los países.

Segunda ola de COVID-19 en Europa

Según Cristina Gallach, debemos recalibrar la respuesta del conjunto de la cooperación española al mayor reto al que hoy nos enfrentamos. La situación de crisis con una respuesta que refuerce el nexo humanitario y de desarrollo y que combine una estrategia de mitigación de los impactos de la pandemia en todas sus dimensiones. 

Una respuesta que debe aprender de los aciertos y errores previos, para plantear las reformas que se requieren en las políticas e instituciones para evitar que nuevas crisis se reproduzcan. Una respuesta en la que no debemos perder de vista que estamos ante una crisis que se suma a otras crisis y necesidades preexistentes, tan o más graves que la COVID-19, y que, sin embargo, se verán exacerbadas por esta pandemia. 

La pandemia ha evidenciado el rol transcendental que juegan las instituciones y servicios públicos en la mitigación de la vulnerabilidad y en la garantía de los bienes públicos en todos y cada uno los niveles de gobierno. Es innegable que la pandemia nos ha llevado a un nuevo escenario. Uno en el que resulta imperativo avanzar en los ODS. 

Segunda ola de COVID-19 en Europa

La estrategia establece cinco prioridades y detalla cómo se van a impulsar a través de tres diferentes ámbitos de respuesta específicos: 

“El primer eje es reforzar la democracia y el Estado de derecho y la promoción de los derechos humanos; segundo el fomento de integración regional y el orden multilateral basado en el respeto de las reglas comunes; el tercer eje sería impulsar una economía global integrada y equitativa; el cuarto eje e el desarrollo de unas políticas sostenibles en el marco dentro de la agenda 2030 en la lucha contra el cambio climático; y, por último, un gran eje basado en la defensa de universalización de instrumentos esenciales como la digitalización y conexión para que nadie se quede atrás”, según la secretaria de Estado.

Esta estrategia parte de una visión de futuro para el momento en el que la pandemia sea superada, que consiste en abordar con urgencia las profundas transformaciones sistémicas necesarias para hacer realidad la Agenda 2030, así como el Acuerdo de París, a través de una renovada y reforzada gobernanza global, que integre, además, los aprendizajes que se deriven de la gestión de la actual crisis y de la eventual emergencia de nuevos riesgos sistémicos.

La estrategia establece cinco prioridades; y, como detalla Gallach, se van a impulsar a través de tres ámbitos de respuesta específicos: la ayuda de emergencia, la arena multilateral, las alianzas y la movilización ciudadana “foco principal de nuestra respuesta la generación del compromiso de la ciudadanía con esta visión interdependiente, cosmopolita, global y transformadora de la solución a esta crisis".

Stephanie Williams, enviada especial para la misión de la ONU en Libia

La enorme incertidumbre asociada al momento en que la crisis sanitaria pueda considerarse globalmente bajo control dando paso propiamente al relanzamiento y aceleración de la Agenda 2030 en la postcrisis hace aconsejable mantener un horizonte temporal abierto, con un mecanismo de actualización ágil. Pero es importante resaltar que el período que pretende cubrir esta respuesta es el que resta hasta la disposición y accesibilidad a la vacuna y tratamientos, que puede extenderse probablemente en el tiempo.

Según Gallach: “Tenemos mucho que aportar de nuestra experiencia a otros países, y aprender de ellos, como en la gestión global de esta crisis. La experiencia adquirida en la gestión de la crisis, en territorios y ciudades, es de extraordinario valor. Contamos con capacidades y experiencia en materia de cooperación internacional para el desarrollo, y en el apoyo la cooperación sur-sur y triangular, muy valorada en el entorno internacional”.

Esta crisis también ha puesto de manifiesto las limitaciones estructurales del sistema de la cooperación española. Se convierte en una oportunidad para repensar los objetivos estratégicos de la cooperación española como una nueva y reforzada política de Estado. La respuesta a esta crisis servirá como palanca de cambio del sistema de cooperación internacional a escala global, y así hemos de hacerlo en nuestro país, como apuntó Gallach.

La pandemia también ha puesto de relieve la gravedad del cambio climático y la necesaria preservación de la biodiversidad; ha demostrado que la salud, la economía y el medioambiente están interrelacionados.

El conjunto de la cooperación española tiene un gran potencial y una enorme riqueza y diversidad y un potente despliegue en el exterior que incluye Oficinas Técnicas de Cooperación, Centros de Formación y Centros Culturales, delegaciones y representaciones de Comunidades Autónomas y ONGD y programas activos del conjunto de las administraciones públicas.

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