La visita del presidente del parlamento israelí ha dejado una intención tan clara como clave en el marco geopolítico. Amir Ohana ha reiterado su parecer acerca de la soberanía marroquí del Sáhara Occidental tras reunirse con su homólogo marroquí Talbi Alami, y el ministro de Asuntos Exteriores del Reino, Nasser Bourita. Lo ha hecho siguiendo la tendencia del que él mismo ha catalogado como uno de sus grandes aliados, Estados Unidos. “Ya lo dije y lo digo ahora como presidente de la Knéset muy claramente: Israel debería moverse hacia el objetivo de reconocer el Sáhara marroquí, igual que hizo nuestro más cercano aliado, Estados Unidos, cuando firmó los históricos Acuerdos de Abraham”. Unos acuerdos que cambiaron por completo la organización de las relaciones en Oriente Medio.
Donald Trump auspició a finales del 2020 el considerado por muchos “acuerdo del siglo”. Baréin, Emiratos Árabes Unidos y poco más tarde Marruecos reconocían Israel como Estado y establecían relaciones diplomáticas que, desde ese momento, han ido creciendo de forma exponencial. El ejemplo más claro es precisamente el de Marruecos, con quien Tel Aviv ha aumentado sus lazos comerciales un 150% en comparación a los mismos datos del año pasado. Y es con el reino alauí con quien Israel quiere acercar posturas también en términos diplomáticos a través del reconocimiento del plan marroquí para la autonomía del Sáhara.

Es uno de los principales – si no el principal – pilar que marca la política exterior de Rabat. Y la realidad es cada vez son más países los que adoptan esta postura, considerada por algunos como Hach Ahmed Baricalla, fundador del Movimiento Saharaui por la Paz, la que “dicta el sentido común”. De esta forma, Amir Ohana ha querido afirmar de forma contundente que “el Sáhara es marroquí”, y que, en el seno del Gobierno israelí, “hay actualmente serias conversaciones” sobre un futuro reconocimiento. Además, no dudó en expresar su deseo de que así sea: “Espero que el primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunciará esta decisión en un futuro próximo”.
El presidente de la Knéset también valoraba las relaciones entre los dos países echando la vista atrás y asegurando que “el avance de las relaciones israelo-marroquíes a nivel parlamentario es una maravillosa oportunidad para vincular el pasado y el futuro, la tradición y el progreso, lo antiguo y lo nuevo”. También se ha deshecho en elogios hacia el rey Mohammed VI, del que ha dicho tiene una gran capacidad “de mediar entre el Estado de Israel y la Autoridad Palestina para la paz, que todos queremos ver con nuestros ojos”. Además, Ohana, como descendiente de judíos marroquíes, ha alabado la figura del monarca alauí como presidente del Comité Al Qods. Este organismo fue creado en 1975 por la Organización de la Conferencia Islámica con el objetivo de mantener el estatuto de Jerusalén y aquellos emplazamientos santos para los musulmanes de la región.

Como guinda a esta visita que demuestra los cada vez mejores vínculos que unen a marroquíes e israelíes, el presidente del parlamento de Israel entregó una réplica del Corán a Talbi Alami. Y no uno cualquiera. Se trata del libro sagrado más pequeño del mundo, elaborado de forma exclusiva por una empresa israelí, y cuya entrega había sido anunciada previamente por Ohana a través de Twitter, donde aseguró haber “decidido ofrecer a mis anfitriones un regalo extraordinario que vincula el mundo religioso musulmán con la cima de la innovación israelí: un nano-Corán”. Cerraba de esta forma un nuevo acercamiento que hace pensar cada vez más en el reconocimiento israelí del Sáhara marroquí, paso clave para continuar avanzando en las relaciones entre ambos países.