El país de las pirámides es pionero del sector espacial en África y con el apoyo de China quiere seguir estando en vanguardia

El presidente Al-Sisi se alía con Xi Jinping para robustecer la industria de satélites de Egipto

photo_camera PHOTO/EFE - Exdirector de la Inteligencia Militar, el presidente Abdel Fattah al-Sisi conoce bien la importancia de Egipto para la Nueva Ruta de la Seda, lo que le ha servido para recibir el apoyo de Xi Jinping en el relanzamiento de su industria espacial

El presidente de Egipto, Abdel Fattah al-Sisi, intenta evitar que su país quede relegado a la segunda liga del entorno espacial de África y Oriente Medio en un momento en que el sector se encuentra en pleno auge.  

Militar de formación, exministro de Defensa y exdirector de la Inteligencia Militar, el mariscal de campo Al-Sisi ha decidido reorientar la política espacial egipcia para que, con la ayuda de terceros países, pueda establecer una infraestructura nacional que le permita fabricar satélites en el país de las pirámides y remontar los años de profunda crisis.

Consciente que Egipto y su canal de Suez resultan claves para la Nueva Ruta de la Seda de China, el presidente Al-Sisi ha vuelto la vista hacia Xi Jinping y ha logrado su cooperación para relanzar su industria espacial. Ha conseguido una subvención de 45 millones de dólares del país asiático para construir, equipar y poner en marcha el llamado Centro Egipcio de Montaje, Integración y Pruebas de Satélites, cuya inauguración oficial está prevista para 2022.

El satélite gubernamental de comunicaciones Tiba-1 o TibaSat encerrado en el lanzador Ariane 5 antes de su despegue el 26 de noviembre de 2019. Al-Sisi quiere que se utilice para disminuir la brecha digital existente entre las ciudades y las localidades rurales

En estado más avanzado se halla el satélite MisrSat-II, un proyecto conjunto entre la Agencia Espacial Egipcia ‒EgSA, por su acrónimo en inglés‒ y la Administración Espacial Nacional de China. Incluido en el Programa Espacial Egipcio 2020-2030 aprobado en marzo de 2019, Pekín aporta 72 millones de dólares para hacer realidad el MisrSat-II, un satélite de observación de alta resolución y 330 kilos.

La pandemia por coronavirus ha obligado a que las distintas fases de su desarrollo se lleven a cabo por video conferencia entre los equipos de ambas naciones. Pero la integración final del satélite se efectuará en el citado Centro de Montaje de Satélites mientras que su colocación en el espacio está programada para septiembre de 2022 a cargo de un lanzador chino. Será controlado desde territorio egipcio mediante una estación de seguimiento cuyos técnicos están siendo formados por Pekín.

China financia con 72 millones de dólares el desarrollo y construcción del satélite de observación de alta resolución MisrSat-II y la estación terrena para su seguimiento desde Egipto. Su puesta en órbita desde territorio chino está prevista para septiembre de 2022
Explotar al máximo las comunicaciones del Tiba-1

La misión principal del MisrSat-II es obtener imágenes que contribuyan a mejorar la agricultura, la planificación urbana, las previsiones meteorológicas y la gestión de los auxilios frente a desastres naturales. Pero como su resolución es de 2 metros, también se empleará para vigilar la frágil y larga frontera con la muy inestable Libia, resguardar su enorme línea de separación con Sudán y mantener el control de sus límites con Israel y la Autoridad Nacional Palestina. Y, cómo no, para proteger sus amplias franjas costeras en el Mediterráneo y el mar Rojo.

La EgSa también ha suscrito un acuerdo con la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio de Estados Unidos (NASA) para capacitar a varios centenares de ingenieros en los procedimientos básicos de fabricación de plataformas espaciales. Con una financiación de 225.000 dólares, el compromiso adquirido es fabricar 35 nano satélites tipo CubeSat, de 1x1x1 centímetros.

El convenio con la NASA se complementa con otro alcanzado hace muy escasos días con la Facultad de Ingeniería de la Academia Árabe de Ciencia, Tecnología y Transporte Marítimo para cofinanciar la instalación de laboratorios educativos en las escuelas de ingeniería y ciencias de las universidades egipcias. También ha firmado con Francia un marco de cooperación bilateral para colaborar en diversas materias espaciales, y con la ayuda de Alemania ha construido un satélite de teledetección de 65 kilos que pondrá en órbita el próximo mes de diciembre.

Vista nocturna de Egipto desde la Estación Espacial Internacional, a unos 340 kilómetros de altura de la Tierra. En la imagen se puede apreciar cómo la gran mayoría de sus más de 100 millones de habitantes se concentran en el delta del Nilo, a lo largo de su curso y en las zonas costeras

Mientras se da forma al satélite MisrSat-II, se concluye el nuevo Centro de Satélites y se materializa la colaboración con Estados Unidos, Alemania y Francia, el Rais ha mantenido una serie de reuniones con su ministro de Telecomunicaciones, Amro Talaat, y con el presidente ejecutivo de la EgSA, Mohamed Afifi el-Qousi, para impulsar la máxima utilización del Tiba-1 o TibaSat, su primera y única plataforma gubernamental de comunicaciones.

Enorme ingenio de más de 5,6 toneladas, fabricado en Francia por Airbus y Thales Alenia Space y puesto en órbita en noviembre de 2019, las Fuerzas Armadas y de seguridad lo emplean para las transmisiones militares y la lucha contra los grupos terroristas. Al-Sisi quiere incrementar su empleo por parte de las instituciones del Estado y que se convierta en el instrumento principal para que las zonas más remotas y aisladas del país tengan acceso a internet de banda ancha, una manera de disminuir la brecha digital existente entre las ciudades y las localidades rurales.

La pandemia ha exigido que las reuniones entre los equipos de Egipto y China para el completo desarrollo del satélite MisrSat-II se realicen por video conferencia. A la izquierda, el presidente ejecutivo de la Agencia Espacial egipcia (EgSA), Mohamed Afifi el-Qousi
Mala suerte con los satélites de observación y reconocimiento militar

Egipto fue la nación pionera del continente africano en plasmar su interés por el sector espacial. Con el apoyo incondicional del derrocado presidente Hosni Mubarak se creó en 1996 la compañía Nilesat de comunicaciones comerciales vía satélite, que en abril de 1998 puso en órbita su primera plataforma, el Nilesat 1. Sin embargo, ha tenido mala suerte con los ingenios de reconocimiento militar, ya sea porque han resultado fallidos los que ha colocado en órbita o bien por no haber logrado un acuerdo satisfactorio para su compra. 

Durante el mandato de Hosni Mubarak, un acuerdo con la sociedad ucraniana Yuzhnoye permitió a los ingenieros egipcios participar en la construcción del pequeño EgypSat-1 de 160 kilos, satélite espía óptico que en abril de 2007 fue colocado en órbita a 650 kilómetros de altura. Pero a mediados de 2010 dejó de funcionar tras haber tomado escasamente unas 5.000 imágenes.

Las inversiones de Xi Jinping van a servir para potenciar la industria espacial del Egipto de Al-Sisi. También servirá de modelo para poder ser replicado en otros países bajo influencia china

En abril de 2014 se volvió a intentar con el mejorado EgypSat-2 del constructor ruso RKK Energía y de una tonelada de peso. Situado a 700 kilómetros de la Tierra, una avería en su sistema de control le dejó inutilizado con tan solo un año de vida. El tercer y último intento tuvo lugar en febrero de 2019. Ingenieros egipcios colaboraron en la construcción del EgyptSat-A, también de RKK Energía, pero está vez de propulsión eléctrica y mucha mejor resolución. Pero una anomalía en su despliegue lo dejó inservible antes de que pudiera ser colocado a una altitud de 650 kilómetros.

Vistos los resultados de la tecnología rusa, Al-Sisi volvió sus ojos hacia Europa. Intentó adquirir plataformas de reconocimiento en Francia y en Italia, pero en ninguno de los dos casos ha llegado a sellar un acuerdo. A mediados de 2020 fracasaron sus largas negociaciones con Giuseppe Conte ‒primer ministro de Italia hasta hace solo unos días‒ en su intento de comprar satélites con tecnología radar.

Las negociaciones de mediados de 2020 entre Al-Sisi y el entonces primer ministro italiano Giuseppe Conte no llegaron a buen puerto, al igual que tampoco las de diciembre pasado con el presidente galo Emmanuel Macron

En su encuentro con Emmanuel Macron durante su visita oficial a París a principios de diciembre pasado, Al-Sisi buscó un acuerdo gobierno a gobierno para poder adquirir una pareja de satélites espía del fabricante europeo Airbus. Pero, hasta el momento, no ha trascendido ningún contrato en tal sentido.

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