Turquía está dispuesta a ser una potencia militar, política, económica y también espacial en la década de 2030

Erdogan refuerza su industria espacial para llevar a los turcos a la Luna

PHOTO/Presidency Turkey - La más ambiciosa de todas las metas que contiene el Programa Espacial Nacional es enviar astronautas turcos al espacio para cumplir una misión científica.

El éxito de Emiratos en su arriesgada apuesta por alcanzar el Planeta Rojo ha despertado el interés de muchos dirigentes políticos de todo el mundo, que hasta el momento no habían prestado la debida atención al ámbito espacial. 

La primera reacción en la región de Oriente Medio ha tenido lugar en Turquía, rival declarado de Emiratos. Ha sido protagonizada por el propio presidente Recep Tayyip Erdogan, quien acaba de presentar con los máximos honores el primer Programa Espacial Nacional, documento que detalla las estrategias, objetivos y proyectos del país euroasiático hasta 2030.

Erdogan eligió el 9 de febrero, la fecha de la llegada de la astronave Al-Amal a la órbita de Marte, para desvelar ante un selecto auditorio de altos cargos de la Administración y directivos del mundo empresarial turco las líneas maestras de una hoja de ruta que ambiciona “llevar a nuestro país a una liga superior de la carrera espacial mundial”.

El presidente Recep Tayyip Erdogan presentó en persona y con los máximos honores el primer Programa Espacial Nacional de Turquía, donde se detallan las estrategias, objetivos y proyectos del país hasta 2030

A pesar de la frágil situación económica de la nación, pero conocedor de que el espacio se ha convertido en una prioridad en la agenda global, el político que rige los destinos de la actual Turquía anunció a bombo y platillo que el “más importante y principal” de la decena de sus objetivos estratégicos es “lograr el primer contacto con la Luna en el año del centenario de nuestra República”, lo que se cumple dentro de tres años.

Consciente de las dificultades que hay que superar en tan corto periodo de tiempo, en una primera etapa contempla “un impacto en la Luna para finales de 2023” con un lanzador nacional al que ha calificado de “híbrido” y que se hará realidad gracias “a la cooperación internacional”, que no ha concretado. 

Alcanzar la Luna de forma autárquica requiere desarrollar una familia de lanzadores, planes en los que ya trabaja la industria turca especializada en misiles y cohetes
Hasta un GPS nacional

En una segunda fase, en 2028, ya vislumbra un “alunizaje suave” para llevar a cabo investigaciones en la superficie de la Luna, lo que en esta ocasión quiere materializar mediante un cohete nacional. Tanto uno como otro objetivo exige poner a punto una familia de lanzadores espaciales para el transporte de cargas a la órbita terrestre y más allá, planes en los que ya trabaja su industria de defensa especializada en misiles y cohetes.

Pero la más ambiciosa de todas las metas que contiene el citado programa es “enviar a ciudadanos turcos al espacio para cumplir una misión científica”. No ha expresado un marco temporal, pero es evidente que el proyecto es a largo plazo y busca atraer e ilusionar a los ciudadanos otomanos para poder situarse a la altura de Emiratos y adelantarse a los planes de Egipto.

Emiratos cuenta con dos astronautas, uno de los cuales ‒Hazza al-Mansouri‒ voló al espacio en septiembre de 2019 y permaneció a bordo de la estación espacial durante ocho días de la mano de Estados Unidos. En el caso del país del Nilo, el presidente Al-Sisi ha autorizado a la Agencia Espacial Egipcia (EgSA) a entablar negociaciones con Moscú y Washington para entrenar a una pareja de sus ciudadanos que puedan volar al espacio lo más pronto posible. 

Los planes ahora dados a conocer por el presidente Erdogan contemplan crear lo que ha denominado una Región de Desarrollo de Tecnología Espacial, donde debe concentrarse la fabricación de satélites y lanzadores

También quiere desplegar un sistema regional de posicionamiento y sincronización, todo un reto tecnológico que supone elevadas inversiones y no pocos obstáculos que superar. Recep Tayyip Erdogan desea que su país sea independiente del GPS de Estados Unidos, del Galileo de la Unión Europea, del GLONASS de Rusia y del Beidou de China para poder disponer de aplicaciones propias y precisas la defensa y seguridad del territorio y expansión internacional. 

Pero no acaban ahí las aspiraciones del presidente otomano. Su intención es traspasar a la vertiente espacial las capacidades de su poderosa industria de defensa. Una de las vías pasa por favorecer las inversiones nacionales y de terceros países en lo que ha denominado una Región de Desarrollo de Tecnología Espacial, que se implantará en un lugar que no ha precisado.

Su experiencia en la fabricación de satélites de observación y comunicaciones se quiere proyectar para construir una arquitectura regional de posicionamiento y sincronización, que independice a Turquía del GPS norteamericano Unidos, del Galileo europeo, del GLONASS ruso y del Beidou chino
Ser uno de los mayores productores de satélites

Para lograr que la nación turca tenga una mayor penetración en el mercado espacial mundial, los esfuerzos del Gobierno de Ankara se van a centrar en las plataformas de comunicaciones y observación de la Tierra, donde su industria ha adquirido mayor número de competencias.

En definitiva, lo que se busca es levantar una competitiva industria de producción de satélites “bajo una sola autoridad” y la coordinación de la Agencia Espacial de Turquía ‒TUA por su acrónimo en la lengua nacional‒, para convertir al país euroasiático en uno de los diez primeros del mundo con capacidad para desarrollar, fabricar y probar ingenios espaciales por sus propios medios. 

Sobre el ministro de Industria y Tecnología, Mustafa Varank (centro), ha descargado Erdogan las altas responsabilidades del Programa Espacial Nacional, cuya dirección y ejecución desde agosto de 2019 recaen en Serdar Hüseyin Yildirim, un veterano del sector, la persona a quien se dirige el ministro en la imagen

Creada en diciembre de 2018 y adscrito al Ministerio de Industria y Tecnología que capitanea Mustafa Varank, la TUA es la responsable de dirigir y ejecutar los planes que se definen en el programa espacial 2021-2030. La intención es “abrir la puerta del cielo a la civilización turca”, que, en palabras de Erdogan, “fue pionera durante siglos de la justicia, la moralidad y la paz en el mundo”. 

Por el momento, en Turquía se están fabricando diversos e importantes satélites. Uno de ellos es el de observación electro-óptica de alta resolución IMECE, que ya se encuentra en fase de pruebas y que “se lanzará al espacio en 2022”, ha confirmado Erdogan, el mismo año en el que será emplazado en órbita el de comunicaciones comerciales Türksat 6A, que está en las etapas ultimas de su construcción en el país.

El desarrollo de potentes lanzadores espaciales turcos podría ser el fruto de la colaboración de la compañía norteamericana SpaceX del emprendedor Elon Musk. Erdogan mantiene una excelente relación personal desde 2017 con el multimillonario, cuyo lanzador Falcón 9 puso en órbita el satélite de comunicaciones Türksat 5A en enero pasado

La muy completa iniciativa otomana no se olvida de la importancia de disponer de una red de vigilancia del espacio y de una base en territorio nacional que permita hacer despegar a los cohetes y colocar sus cargas en el espacio sin depender de Estados Unidos, Rusia, India o Europa. En los planes está crear un sistema comercial sostenible que pueda atender las exigencias nacionales y las demandas de potenciales clientes internacionales. En definitiva, un Programa Espacial Nacional ambicioso en extremo, del que Recep Tayyip Erdogan todavía no ha expresado con cuántos recursos económicos lo va a dotar para convertirlo en realidad.

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