Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin decidieron el 5 de junio de 2017 cortar sus lazos diplomáticos con Qatar, aislando al pequeño emirato del golfo Pérsico, al que tres años más tarde siguen acusando de apoyar el terrorismo y de desestabilizar la seguridad de la región. Este distanciamiento entre el cuarteto árabe y Qatar es una de las crisis diplomáticas más graves entre los países del Golfo en los últimos años. Riad anunció aquel día la ruptura de relaciones y el cierre de todos los puertos terrestres, marítimos y aéreos a todos los medios de transporte procedentes o que se dirigieran a ese país. Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin siguieron el mismo paso que su vecino y anunciaron la ruptura de relaciones con Doha, un anuncio que fue acompañado de una serie de medidas económicas, como el ya mencionado cierre de fronteras y la imposición de restricciones al movimiento de qataríes en estas naciones. Los impactos económicos, políticos y sociales consecuentes de esta ruptura no han hecho cambiar a Qatar quien, según el cuarteto árabe, continúa apoyando al terrorismo y jugando un papel subversivo en la región.
El presidente de Estados Unidos entró en la escena para abrir fuego contra Qatar un día después de que se produjeses esta ruptura. “Durante mi reciente viaje a Oriente Medio declaré que no se puede seguir financiando el ideario radical. Los líderes apuntaron hacia Qatar. ¡Miren!”, señaló el magnate norteamericano a través de la red social Twitter. Unas horas más tarde, varios países árabes y africanos comenzaron a mostrar su apoyo a la decisión del cuarteto árabe. El 8 de junio de 2017, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Bahréin publicaron un comunicado común en el que alegaban que 59 personas y 12 fundaciones en Qatar están vinculadas con “el terrorismo”.

En ese mismo mes, el llamado cuarteto árabe exigió a su vecino que cumpliese una lista de demandas, entre las que destacan el cierre de la cadena de televisión Al Jazeera, así como de una base militar turca situada en suelo qatarí. Además, Riad insistió a Qatar en que se alejase de la República Islámica de Irán, un enemigo histórico de Arabia Saudí. Doha –quien siempre ha negado las acusaciones de terrorismo—respondió afirmando que las “demandas son son realistas”. Un mes después volvió a aparecer una segunda “lista negra de terroristas” y entidades respaldadas por Qatar. En respuesta, el Gobierno de Qatar anunció la vuelta de su embajador a Irán y su deseo de mejorar las relaciones diplomáticas con Teherán, en contra de las demandas del cuarteto árabe. Sin embargo, Doha sí que apoyó la oferta de mediación de Kuwait para poner fin a la ruptura de relaciones diplomáticas con sus vecinos.

En septiembre de 2017 hubo un breve acercamiento entre Arabia Saudí tras una llamada telefónica para discutir la crisis. El 8 de septiembre de ese año, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad, habló con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, para expresar su deseo de sentarse a la mesa de diálogo y discutir las demandas de los cuatro países de una manera que garantizase los intereses de todos. Un día después, Riad anunció la suspensión de cualquier diálogo con Doha hasta que emitiera una declaración clara sobre su posicionamiento de manera pública.
El Gobierno de EEUU ha mantenido buenas relaciones con Qatar en los últimos años, precisamente porque esta nación alberga una de las bases aéreas más importante de Estados Unidos en Oriente Medio. En un esfuerzo por obtener el respaldo de la nación norteamericana, el emir de Qatar viajó a Washington para negociar la posibilidad de mediar en la disputa entre Washington y Teherán. Qatar, pese a su pequeño tamaño (11.586 kilómetros cuadrados), ha logrado convertirse en un importante actor en la región, a pesar del bloqueo impuesto por el cuarteto árabe, quienes consideran que Doha es capaz de ejercer esta influencia gracias a las “mentiras y acusaciones” lanzadas contra los países del cuarteto árabe, según el diario Al Ain.

El 7 de septiembre de 2019, Riad confirmó que la decisión de cortar relaciones diplomáticas y consulares con Qatar era fruto de las actividades que esta nación había realizado contra el Reino del Golfo desde 1995, así como por su “estrecha relación con grupos terroristas como la Hermandad Musulmana, Daesh o Al Qaeda”. Arabia Saudí defendió por aquel entonces su determinación alegando que era una decisión soberana que había tomada bajo el paraguas del derecho internacional.

Esta situación volvió a dar un giro de 180 grados en diciembre de 2019 después de que el ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, Mohamed bin Abdulrahman al Zani, hiciese hincapié en los progresos que se habían realizado junto a Arabia Saudí para acabar con la crisis diplomática que existe en estos países. Sin embargo, este acercamiento fue tan solo un espejismo, ya que apenas un mes mas tarde, el ministro de Asuntos Exteriores de Riad dejaba claro en uno de sus discursos su posicionamiento respecto a Qatar, explicando que esta crisis diplomática continúa, en parte, por el apoyo de Doha a determinados grupos terroristas y a milicias armadas en los conflictos de Libia y Siria, junto a potencias como Turquía e Irán.
El tercer aniversario del boicot árabe a Qatar se celebra en un momento en el que las crisis internas debilitan el régimen encabezado por Hamad y en medio de una crisis sanitaria sin precedentes provocada por el coronavirus. La organización internacional Human Right Watch instó a Doha el pasado mes de mayor a tomar medidas urgentes para proteger mejor a los presos y a los funcionarios de prisiones, después de que se confirmase la presencia de este patógeno en una cárcel de la capital. Las autoridades de Qatar deben actuar rápidamente para evitar una mayor propagación del coronavirus que podría infectar a los presos, al personal de las prisiones y a los residentes de Doha”, denunció Michael Page, director adjunto para Oriente Medio de Human Rights Watch. “Qatar puede empezar liberando a los presos vulnerables, como las personas mayores y los detenidos por delitos de bajo nivel o no violentos, y asegurándose de que los presos restantes tengan un acceso adecuado a la atención médica”, manifestó.

En este contexto, Qatar y Turquía han continuado reforzando su alianza, algo que no ha sido visto con buenos ojos por parte de la comunidad internacional. El país presidido por Recep Tayyip Erdogan podrá obtener hasta 10.000 millones de dólares en reservas para apuntalar la posición de la lira, que registró a principios de mayo el valor más bajo de su historia. Gracias a este acuerdo, Qatar exportará sus productos al mercado turco y cobrará su precio en liras turcas, mientras que Turquía exportará sus productos al mercado qatarí, y recibirá su precio en riales qataríes, con un límite máximo de 15.000 millones de dólares, que se autorizarán entre los dos países para liquidar los valores de cambio, según ha destacado el periódico Al Ain. Este mismo diario ha informado este viernes sobre Al Jazeera, uno de los medios de comunicación más conocidos de la región y que ha sido acusado por parte de Arabia Saudí y de sus socios árabes por su “ausencia de imparcialidad”. El periódico Al Ain considera que la información emitida en este canal de televisión demuestra “su apoyo al terrorismo y su glorificación de asesinos y terroristas, y sus conspiraciones contra los líderes y símbolos de los estados del Golfo”.

Por su parte, el diario The Arab Weekly defiende la idea de que “Qatar y su maquinaria mediática y financiera están al servicio de los planes de expansión de Turquía”. En un artículo que ha sido publicado este viernes lamentan que los qataríes estén tan “desesperados” por acabar con esta crisis y subrayan la vinculación de Doha con grupos extremistas o con gobiernos como el de Irán. Sin embargo, el cuarteto árabe no ha dado su brazo a torcer y ha subrayado que o bien se cumplen las trece condiciones declaradas o esta ruptura diplomática acabará siendo permanente.
En cuanto a Al Jazeera, Arabia Saudí defiende que este canal “está controlado por la Hermandad Musulmana” y se utiliza como “plataforma para atacar a países como Egipto”. “Está claro que el régimen de Qatar no ha aprendido nada del duro aislamiento impuesto al país. Doha ha continuado con sus argumentos simplistas y aplicando su enfoque superficial basado en la posibilidad de mitigar el aislamiento de su país del entorno inmediato del Golfo y los países árabes recurriendo tanto a Irán como a Turquía”, critica el diario saudí. Mientras Ankara persigue sus ambiciones con el apoyo de Doha, Qatar sigue siendo la principal víctima de uno de los conflictos diplomáticos más graves de la región en los últimos años.