Mohammad Javad Zarif dio las gracias a su homólogo Wang Yi, que llegó a Irán el viernes para firmar el acuerdo. Según la agencia estatal de noticias ISNA, Zarif calificó a China de "amigo en tiempos difíciles", en referencia a las sanciones impuestas por Estados Unidos a ambos países.
"Nuestras relaciones con Irán no se verán afectadas por la situación actual, sino que serán permanentes y estratégicas", citaron los medios estatales a Wang Yi.

En enero de 2016, los medios de comunicación chinos y los medios estatales iraníes informaron de una reunión en Teherán entre el presidente de China, Xi Jinping, y el líder supremo de Irán, Alí Jamenei, que supuso el inicio del acuerdo inicial. "Irán está dispuesto a trabajar con China para implementar decididamente la asociación estratégica integral Irán-China con el fin de impulsar la cooperación bilateral en la práctica a un nuevo nivel", dijo Jamenei.
El borrador del acuerdo se elaboró en los últimos dos años, un documento de 18 páginas que permite a China ampliar su presencia en la banca, las telecomunicaciones, los puertos, los ferrocarriles y decenas de otros proyectos de Irán.
A cambio, China recibiría un suministro regular y con grandes descuentos de petróleo iraní durante los próximos 25 años. También incluye la cooperación militar, lo que dará a China un punto de apoyo en la región. Se realizarán actividades conjuntas de adiestramiento, desarrollo de armamento e intercambio de información.
Aunque los detalles completos del acuerdo de 25 años entre China e Irán aún no se han hecho públicos, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Saeed Khatibzadeh, dijo que el acuerdo era una "hoja de ruta" para el comercio y la cooperación económica y en materia de transporte, con un enfoque especial en los sectores privados de ambos países. También se espera introducir inversiones chinas en los sectores energético y de infraestructuras de Irán.
Según el New York Times, "China acordó invertir 400.000 millones de dólares en Irán durante 25 años a cambio de un suministro constante de petróleo para alimentar su creciente economía". Sin embargo, muchos se muestran escépticos de que China invierta en la maltrecha economía iraní.
Fuentes no confirmadas escribieron que China invertirá 280.000 millones de dólares en la industria del petróleo y el gas de Irán, y 120.000 millones de dólares en las industrias de transporte de Irán. A cambio, se dará prioridad a los proyectos chinos y se enviarán 5.000 soldados chinos a Irán para supervisar la "seguridad" de sus proyectos.
China es uno de los mayores socios comerciales de Irán y un viejo aliado. Estados Unidos y otras potencias occidentales que forman parte del acuerdo nuclear JCPOA de 2015 están en desacuerdo con Irán sobre quién debe volver primero al acuerdo, que fue abandonado por el ex presidente estadounidense Donald Trump en 2018.

Los iraníes acudieron a Twitter para expresar su enfado por el acuerdo de 25 años entre Irán y China utilizando el hashtag #No2ChinaIRAccord y otros hashtags. Muchos escribieron "nuestro país no está en venta" o que el régimen había entregado el control de muchas ciudades a China para su propia supervivencia, calificando el acuerdo de "corrupto", "una traición" y un "crimen" contra el pueblo de Irán.
Tras las críticas sobre por qué no se publicaron los detalles del acuerdo, el asistente del Ministerio de Asuntos Exteriores para Asuntos de Asia y Oceanía, Reza Zabib, alegó que "no era habitual" publicar acuerdos que eran "inaplicables".

Con este acuerdo, el régimen iraní planea reconstruir su devastada economía utilizando los recursos de China para neutralizar las sanciones de Estados Unidos, prolongando así su dictadura y su corrupto Gobierno. Sin embargo, al vender los recursos de Irán a países extranjeros, Jamenei está alimentando aún más la ira interna. Sabe que la crisis económica, la corrupción, el desempleo, la pobreza y otros problemas que enfurecen a los iraníes suponen para la sociedad una situación explosiva, propensa a las protestas que pueden hacer caer su régimen.
Muchos analistas, incluso los partidarios del régimen, describen el actual entorno social como un polvorín a punto de estallar.