La oposición tunecina pide  a los políticos y a  la sociedad civil que se movilicen para forzar la renuncia de Mechichi 

La rivalidad entre Kaïs Saïed e Hichem Mechichi amenaza la democracia tunecina 

photo_camera AP/FETHI BELAID  - El presidente de Túnez, Kais Saied

El primer Ministro tunecino, Hichem Mechichi, somete este martes la remodelación de su gobierno al escrutinio del Parlamento en una sesión marcada por la llamada hoy de los nostálgicos de la dictadura a derribar un Ejecutivo que considera una extensión del partido conservador de tendencia islamista Ennahda, y de la sociedad civil a rodear el congreso. 

La votación en el Parlamento se verá  igualmente condicionada por el pulso por el poder que mantienen la jefatura del Estado, la oficina del primer ministro y la presidencia del Parlamento, y por la crispación política, que principalmente azuza el Partido Desturiano Libre (PDL), que representa a los nostálgicos de la dictadura. 

En una maniobra de fuerte impacto político, Abeer Moussi, líder del Partido Desturiano Libre (PDL), que defiende los intereses de quienes sostuvieron la tiranía de Zinedin el Abedin Ben Ali, derrocado en 2011, instó al resto de partidos con representación en la Cámara a votar "no" en la sesión del martes. 

Aunque el lenguaje belicoso de Moussi, una habitual de los medios de comunicación, parece haber logrado calar en una gran parte de la población, desencantada por la crisis económica y el agravamiento de los problemas de paro, corrupción y falta de horizontes que desencadenaron la revolución, analistas locales creen que tendrá escaso recorrido en la Cámara. 

AFP/FETHI BELAID - Sesión parlamentaria en la capital de Túnez 

Por su parte, el presidente de la República, Kais Saïed,  afirmó que la remodelación sería inconstitucional por motivos de procedimiento, condenó la ausencia de mujeres entre los posibles nuevos ministros y dijo que algunos de los probables nuevos miembros del gabinete podrían tener conflictos de intereses, sin dar detalles. 

Kais Saïed, expresó su desacuerdo con la remodelación realizada por el primer Ministro, Hichem Mechichi, en una reunión del Consejo de Seguridad Nacional el 25 de enero. En ausencia de un Tribunal Constitucional, este conflicto amenaza con convertirse en un asunto de Estado. 

Saïed indicó que la remodelación del gabinete anunciada por el jefe de Gobierno, Hichem Mechichi, no respetaba los procedimientos previstos en la Constitución, en particular su artículo 92, que insiste en la deliberación del Consejo de Ministros para cualquier remodelación del gabinete o cambio en la composición del gobierno. El presidente de la República tunecina también señaló otros vicios de procedimiento sin querer dar más detalles. 

Mechichi, por su parte, parece que podrá contar con el apoyo de Ennahda, que suma 52 escaños, probablemente del partido salafista Al Karama, una escisión radical de Ennahda, que concita 21 escaños, y los 38 de los populistas de Qalb Tunis, segunda fuerza parlamentaria. 

La parálisis política se produce en un momento en el que la crisis de la COVID-19 está debilitando una economía ya maltrecha que se contrajo más de un 8% el año pasado, y en el que los prestamistas extranjeros y los poderosos sindicatos tunecinos exigen que se aceleren las reformas. 

Mientras, desde hace varios días un centenar de personas marchan en Túnez, desafiando la prohibición de las reuniones decretada ante el deterioro de la situación epidemiológica en las últimas semanas. 

Unas protestas apoyadas por organizaciones de la izquierda como Túnez en Progreso, el Partido de los Trabajadores, Tayyar Chaabi, el Partido Socialista o la Unión de Fuerzas Juveniles, mientras muchos tunecinos están cada vez más hastiados por la gestión del Gobierno en cuanto a unos servicios públicos deficientes y una clase política que ha demostrado repetidamente su incapacidad para gobernar de manera coherente.   

Más en Política