Cientos de miles de armas ligeras, millares de vehículos tácticos y munición de todos los calibres son el botín de los yihadistas

Estas son las armas de segunda mano y 'low cost' que Estados Unidos y Afganistán han regalado a los talibanes

photo_camera PHOTO/Brehl Garza - Las armas ligeras de segunda mano suministradas por Estados Unidos al Gobierno de Kabul son ahora botín de los talibanes, como los fusiles M4 que portan los soldados de las fuerzas especiales afganas en la imagen

Las Fuerzas Armadas y de Seguridad de Afganistán se han desmoronado como una endeble torre de naipes ante el imparable avance y ocupación de las ciudades por las formaciones talibanes del Emirato Islámico.

Las numerosas unidades regulares del Ejército Nacional Afgano (ANA), la Fuerza Aérea, las Fuerzas Especiales y la Policía que se suponía que iban a defender Kabul se han volatizado sin pegar un solo tiro, como si fueran un castillo de arena a la orilla de una playa. Los algo más de 300.000 generales, oficiales, suboficiales, soldados y policías afganos ‒180.000 militares y 118 policías‒ que los efectivos de Estados Unidos y de otros países coaligados habían armado y entrenado desde el año 2015 han resultado ser un auténtico y absoluto fiasco.

Las armas individuales, armamento pesado, municiones, material, vehículos, aeronaves e instalaciones logísticas de las tropas afganas siguen existiendo y son el botín más preciado de los talibanes, a pesar de que se encuentran en un estado operativo muy desigual. Pero los cerca de 150.000 millones de dólares gastados por Washington en grandes cantidades de sistemas de armas aeroterrestres contrastan con su dudosa capacidad para combatir con garantías de éxito a los aguerridos talibanes.

El presidente Ashraf Ghani y sus principales colaboradores subieron el 15 de agosto a un avión Boeing 737 de la línea aérea afgana Kam Air y huyeron a la vecina Tayikistán. Sus militares y policías hicieron lo propio y no dispararon ni un solo tiro

El Pentágono ha abastecido al Gobierno del depuesto presidente Ashraf Ghani y de su antecesor Hamid Karzai con un amplio parque de armas y equipamientos terrestres y aéreos muy variopinto, en gran medida viejo, rayando en anticuado, en su mayor parte “de segunda mano”, o low cost, principalmente de fabricación norteamericana y rusa, pero también de otras nacionalidades. Pero los principales y menos principales sistemas de armas del arsenal aeroterrestre del Pentágono no se han quedado en Afganistán.

En un reciente informe del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán fechado el 30 de julio del año en curso, se constata que Washington suministró entre 2003 y 2016 la enorme cifra de 599.690 armas de todo tipo ‒pistolas, fusiles, ametralladoras ligeras y pesadas, lanzagranadas‒, nada menos que 75.898 vehículos tácticos de 4x4 y 6x6 en diferentes versiones, 162.643 equipos inalámbricos de comunicaciones, 29.681 modelos de minas y explosivos, 16.191 sistemas de vigilancia, inteligencia y reconocimiento y 208 aeronaves.

Los talibanes presumen de estar equipados con fusiles M4 o M16 (en la imagen) como testimonio de que se han apoderado de grandes cantidades de armas norteamericanas
Armas ligeras y vehículos tácticos de segunda mano

En total, las estimaciones más prudentes calculan en más de 1,5 millones las armas ligeras entregadas por Washington a las Fuerzas Armadas y de Seguridad de Afganistán, en gran medida fusiles de asalto M16 y M4 de 5,56 x 45 milímetros. La cifra de vehículos tácticos, de combate, camiones y todo terrenos militarizados suministrados estaría en el entorno de las 95.000 unidades durante los últimos 20 años. 

Las listas de entregas son apabullantes. En otro informe de julio de 2020 en el que se auditan las cuentas del Mando Combinado de Transición de Seguridad-Afganistán (CSTC A), el Inspector General del Pentágono refleja que entre agosto de 2016 y 2019, Estados Unidos transfirió a las unidades militares y policiales afganas 4.202 vehículos tácticos todo terreno de tracción 4x4 y 6x6, además de 48.507 pistolas, fusiles, ametralladoras y lanzagranadas.

Los talibanes presumen de estar equipados con fusiles M4 o M16 (en la imagen) como testimonio de que se han apoderado de grandes cantidades de armas norteamericanas

Pero las listas de perdidas son igual de extraordinarias. Para darse una idea de la degradación progresiva de las cifras anteriores a causa de los combates y la corrupción de las autoridades y tropas afganas, la inteligencia militar norteamericana recoge que, solo en el mes de junio pasado, los talibanes se apoderaron de alrededor de 715 camiones y vehículos tácticos 4x4 Humvees, así como de 17 obuses remolcados de origen ruso D-30 de 122 milímetros ‒el equivalente a un Grupo de artillería‒ y de decenas de vehículos de combate oruga y de ruedas.

Las principales armas ligeras con las que el Pentágono ha dotado a los afganos son centenares de miles de pistolas Beretta M9 de 9 milímetros Parabellum, fusiles M16A2 y M4, ametralladoras ligeras M240 y M249 SAW, todas ellas con muchos años de servicio en las fuerzas norteamericanas. Se añaden a las importantes cantidades de fusiles de asalto rusos AK-47, AKM y AK-74, ametralladoras ligeras RPK y pesadas DShK y por supuesto, los eficaces y ligeros lanzagranadas RPG-7 y RPG-18 y morteros de todos los calibres.

El componente y variedad de vehículos tácticos también es muy extenso. Para intervenir en acciones de combate en una orografía accidentada y escenarios de difícil acceso, la gran mayoría son de tracción a las cuatro ruedas. Sin ánimo de ser exhaustivo, las cantidades que ahora se barajan están en los cinco millares de Humvees, alrededor de 500 M1117 Gardian y más de un centenar de todo terreno M1224 MaxxPro de transporte de tropas, con un fuerte blindaje y protección contra minas.

Un lote de 26 turbo hélices brasileños A-29 Super Tucano fueron adquiridos a Brasil por el Pentágono para que los pilotos afganos pudieran atacar objetivos militares talibanes en tierra con cohetes y misiles
Fuerza Aérea Afgana ¿qué Fuerza Aérea?

Se suman anticuados camiones de tres ejes M35 y los más modernos Navistar 7000, centenares de camionetas ligeras tipo pickup Ford Ranger y F-350 derivados del civil Ford Super Duty. De su etapa pro soviética/rusa, cuenta con centenares de vehículos oruga de combate BMP-2, de ruedas BRDM-2 y alrededor de tres centenares de BTR-60, 70 y 80 de tracción 8x8.

En la vertiente aérea la situación es todavía más deplorable. El equipo de técnicos del Inspector General Especial para la Reconstrucción de Afganistán había contabilizado que, al 30 de junio pasado, las aeronaves afganas ascendían a unos escasos 167 aparatos de una flota total de 211 existentes sobre el papel. La Fuerza Aérea del presidente Ashraf Ghani operaba siete diferentes plataformas de aeronaves. A los restos de la amplia flota de viejos helicópteros tácticos rusos Mil Mi-17 (37 aparatos) y de combate Mi-35 se añadían menos de media docena de norteamericanos UH-60 Black Hawk y 43 del helicóptero de origen comercial MD-530F, armados con cohetes y ametralladoras.

El Ejército y la Policía afganos contaban con grandes cantidades de fusiles de asalto rusos AK-47. Con ellos y con los M16 y M4 algunos creían que iban a defender Kabul

Entre los aviones, unos pocos transportes cuatrimotores C-130H Hércules, aparatos de origen civil Cessna C-208 Caravan y su derivado militarizado AC-208. Completaban el escaso componente aéreo unos pocos ejemplares del Embraer EMB-314 rebautizado A-29 Super Tucano, avión turbo hélice adquiridos por el Pentágono a Brasil ‒con un coste unitario de 22 millones de dólares‒ para que los pilotos afganos pudieran atacar con cohetes y misiles objetivos militares talibanes en tierra. De todo lo anterior, los pilotos de al menos 22 aviones y 24 helicópteros constan parece ser que se han refugiado en la vecina Uzbekistán.

Aunque apoderarse de las armas, vehículos y aeronaves es clave para los yihadistas, hay otros recursos bélicos que les resultan igual de vitales o incluso más. Ya se han apropiado de los 215 depósitos de armamento y centros logísticos, con polvorines repletos de decenas de millones de cartuchos de todos los calibres, de explosivos y minas. De los talleres de reparación de vehículos, equipos electrónicos, aviones, helicópteros, armas ligeras y pesadas, al igual que de los campos de tiro y de entrenamiento de tropas. Por supuesto, lo mismo ha ocurrido con los hospitales, ambulatorios y laboratorios militares.

Helicóptero de origen comercial Bell MD-530F que, armados con cohetes y ametralladoras y pintados de forma mimética, fueron la principal aportación del Pentágono al componente vertical de la Fuerza Aérea Afgana

También han capturado los depósitos de combustible. Su importancia es de tal magnitud que las autoridades de cooperación norteamericanas habían estimado que el ya extinto Gobierno de Kabul necesitaba “más de 1.000 millones de dólares anuales” para mover sus flotas de vehículos y aeronaves y proporcionar energía a los alojamientos y comedores de sus bases, academias y centros de enseñanza militares en Kabul y de todo el país. En resumen, el arsenal del Gobierno de presidente Ashraf Ghani era imposible que pudiera hacer frente a los talibanes. Los recientes hechos lo acreditan. Y en Washington, lo tenían que saber.

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